Van aquí algunas pinceladas dirigidas a una institución que me tocó conocer y cuyas actividades sigo aún con esperanzas.
Quiero partir proponiendo escribir menos y pensar más. No sólo por ahorrar horas profesionales e insumos de alto costo. Lo más importante es generar un producto de mejor calidad; más incisivo, medular, original y breve, con menos miedo de equivocarse, arriesgando más.
Mesas de discusión con juventudes. ¿Cuál es el perfil del lector de los documentos de la Cepal y de quienes son invitados y acuden a sus reuniones? Creo que desde que estuve allí, entre el 90 y el 95, las cosas no han cambiado: ni la institución se interesaba por ellos ni estos por lo que allí se hacía.
Menos cháchara sobre sustentabilidad, al parecer síndrome general de la ONU. No estoy contra el medio ambiente. Por el contrario. Trabajo en esto hace 30 años. Pueden leer mis 9 columnas anteriores en este portal. Hablo de una especie de greenwashing de la imagen institucional, que no tiene que ver con la mala fe de algunas empresas, que lo ocupan para limpiar su imagen. En la Cepal la química del mensaje y su exceso, la impregnación de todo lo suyo por la sustentabilidad, en verdad produce un efecto inverso, narcotizante. Debiera ir más bien a las raíces estructurales, – capitalismo, neocolonialismo, dependencia, pobreza – que están a la base del cambio climático, la depredación de especies y pérdida de biodiversidad, extracción indiscriminada de recursos naturales, y menos al slogan ya gastado del sustentabilismo ambiental, lugar común y consigna devaluada y usada con frecuencia por quienes más dañan el planeta.
Se requieren más reuniones con mujeres; mesas de trabajo y discusión con las líderes de opinión, las que hoy la llevan. ¿Cuántas de ellas son invitadas a trabajar y aportan allí? ¿Cuántas se interesan por la Cepal? Sería bueno trasparentar el perfil del receptor del mensaje cepalino.
Pueblos originarios: falta participación directa en encuentros, mesas de discusión interdisciplinarias, discusión con los interesados, reuniones en terreno. Salir de la pantalla, el teclado y el mouse; ponerse bototos, parka y mochila. Escuchar mucho, entender, sensibilizarse, explicar.
Escuchar a disidentes, outsiders, críticos de distintas fuentes y tendencias. Salir de los paradigmas tradicionales, ponerlos en juego, arriesgar nuevas hipótesis, abrirse al diálogo y discusión interdisciplinaria, romper el empate neutralizador. Sería útil descartar de plano, por ejemplo, el 50% de los viejos paradigmas o modelos utilizados en la institución y obligarse a descubrir o inventar otros, mejores, más al día, de mayor valor analítico para los tiempos que corren. Hacer una revolución, no con metralletas, sino con el pensamiento, con la inteligencia. Tal vez sirva para descartar la primera.
Erradicar eufemismos; superar el pudor de cruzar el umbral de lo políticamente correcto. Despeinarse de una vez. Lenguaje realista, descarnado, incisivo, claro y preciso. Entrar al hueso y al nervio; no quedarse en la piel y la grasa. Hacer cirugía mayor porque lo que ahora más se hace es poner compresas y administrar sedantes.
Hacer test de realismo siempre, a fondo, crítico. Lo real y lo posible con franqueza. Luchar por lo imposible. No aceptar la derrota jamás.
Menos confort, menos oficinas elegantes y super cómodas. Más calle, plazas, multitudes, voces disidentes y estridentes.
La Cepal 2.0 debe percibir y asumir que es – o debiera ser - el mayor centro de inteligencia económico y social de la región. Tiene que ganarse y recobrar ese liderazgo, porque si lo tuvo lo perdió
Faltan análisis de tecnologías. Algo hay, pero mínimo. Tal vez sirve para poner el V°B° de que ¡ya, cumplimos!, pero no para lo que se necesita. Hay un mundo que hay que abordar, en especial para la economía; para despegar y aprovechar la marea revolucionaria en que está gran parte de la humanidad globalizada. De lo contrario la región quedara aún más rezagada, de manera irremediable, tal vez por décadas. Hay que pensar el escenario actual y los posibles, y también a futuro: economía, administración y gobernanza digital, inteligencia artificial y robótica, automatización y autonomización. Efectos en desempleo, desigualdad, concentración de capital y poder, amenazas a la democracia y la libertad, pérdida de identidad, fragmentación, dispersión, incertidumbre, riesgos existenciales.
La Cepal 2.0 debe percibir y asumir que es – o debiera ser – el mayor centro de inteligencia económico y social de la región. Tiene que ganarse y recobrar ese liderazgo, porque si lo tuvo lo perdió. Para ello no sólo hay que trabajar mucho más, sino trabajar mucho mejor. El vacío que produce su falta hay que contabilizarlo entre las causas de la orfandad programática de los sectores populares de la región. Es imposible minimizar esta pérdida, no sólo para estos sectores, los más atrasados, marginales y pobres, sino para toda la región. También para los empresarios, en especial los pequeños y medios. Los grandes tienen sus propios think tanks, bien surtidos de staff, super preparados y organizados, con la mejor tecnología, conexiones globales, redes y todo lo necesario para vivir y progresar en un mundo cada día más difícil y complejo.
Comunicar mejor, con los medios actuales, livianos, ágiles; menos empaquetado, menos celofán, menos endulzantes. Usar los canales de hoy para llegar a todos los estamentos, profesiones, grupos, clases; buscar diversidad, redes, sorprendiendo con lo inesperado, vistas y propuestas nuevas, partiendo a veces de lo dramático y terrible, pero mostrando caminos nuevos y alentadoras, aunque sean sacrificados. ¡Todo aparece tan cansado en esos documentos largos y tediosos llenos de cifras! Todo cuadra, al milímetro, pero la realidad ya se ha escapado; ya se ha ido después de tanto rumiarla y dosificarla para cumplir con todas y cada una de las reglas institucionales. Remecer con lo que se dice y no tratar de venderlo con algodones para que no duela ni llegue; o para que llegue sólo a los conformes, a los llenos, a los satisfechos.
Convertir esa burocracia confortable, cansada y semiescéptica en laboratorios de inteligencia crítica, enzimática. Recuperar la épica que hay en luchar por sacar adelante una región atrasada, con desigualdades y carencias abismantes, que navega sin rumbo, en un mundo cada vez más competitivo y que va cayendo a ojos vista en manos indeseables.
Jugarse por unir a la región con propuestas mayores, ambiciosas, difíciles, casi inconquistables, que le interesen a la gente, aunque disgusten a otros funcionarios, políticos, burócratas o a quienes ya tienen demasiado.
La Cepal emite una suave brisa, casi incolora, inofensiva. Parece navegar en aguas mansas y quietas, que en verdad no existen; no son ya reales si alguna vez lo fueron. Los tiempos son de tormentas y ventarrones, y últimamente, muy negros y amenazantes. Ya debiéramos estar preparados porque hace tiempo se veían venir. Ahora ya estamos encima; es hora de zafarrancho, estamos en situaciones de apremio y emergencia. Si ponemos al frente los problemas que tenemos y los que se nos vienen encima, tendríamos que decir que para la región son ya tiempos de zafarrancho de combate.
Me imagino la Cepal de hoy como un Gulliver gigante tendido en el suelo, amodorrado y amarrado, inmovilizado por miles de enanos, en el planeta de la Inteligencia. ¡Que fuerzas alcanzaría si lográramos despertarlo y liberarlo! Los problemas y tareas están a la vista, pero requieren de mucha inteligencia, tenacidad y coraje. Hay que arrancarles los múltiples velos que encubren su crudeza.
Quisiéramos una Cepal que levante un renovado poderío para mirarlos de frente e invitar con pasión a muchos a trabajar por resolverlos.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
Jose Miguel
Gracias querido Quintin. Un abrazo.
Javi-Al
Se entiende su preocupación, pero pareciera que hay dos caminos que siempre siguen estos organismos, uno de ellos es el que Ud. señala, se transforman en un background sin resonancia, algo deslavados, están porque tienen que estar y se mueven con las olas, las modas o las preocupaciones de quien manda más, el otro camino es de la colonización por ciertas ideologías duras, las cuales se los toman como botín de guerra para acoger a líderes desplazados, en decadencia o simplemente sin trabajo, además de propagar desde allí sus visiones de mundo. Probablemente haya algún camino alternativo, pero es de difícil implementación.
Jose Miguel Arteaga
Javier: aceptando que tus dos enfoques tienen algo de cierto en este caso, creo que la problemática es más compleja. Asimismo, creo que la Cepal tiene una dinámica y una capacidad de escucha mayor que la que tu supones. Si ves sus pocos documentos del 2019 y algunas intervenciones de Alicia Barcena en foros o medios internacionales, se siente por debajo un rumor mayor de preocupación y de inquietud por encontrar, por una parte, diagnósticos más profundos de los problemas actuales, y algún nivel de esfuerzo por superar fórmulas ya demasiado gastadas. No digo en absoluto que los sienta satisfactorios y suficientes para los tiempos que corren, pero creo que la institución esta mas viva de lo que a ti te parece. Creo que tiene urgencia de renovarse e ir muy a fondo en su auto examen para dar con las principales causas que la neutralizan. Sin duda es rehén de fuerzas poco visibles, pero también creo en sus reservas interiores.
Quintin Gumucio
Un artículo que invita a la lectura, penetrante, centrado y a la vez tranquilo.
Sobre todo convincente.
Te felicito amigo José Miguel