Acaban de celebrarse las elecciones generales españolas de 2019. El pasado domingo 18 de abril estaban llamados a votar 36 millones de españoles/as. La participación estuvo 9 puntos por sobre las elecciones del 2015, bordeando el 76% este año, lo cual es algo muy positivo de destacar. Si se tiene en cuenta que, en los comicios electorales generales, es decir, del Congreso de los/as Diputados/as y las fuerzas políticas que luego querrán formar gobierno, Europa siempre destaca por la alta afluencia de gente que asiste a votar, siendo el intervalo de entre el 60 y 65%. Por lo tanto, España ha estado bien en ese aspecto. La democracia se valida, en parte, por aquella concurrencia.
Ahora bien, es interesante ver los resultados electorales de las formaciones políticas que competían. De las 13 organizaciones con actual representación parlamentaria, los cinco principales partidos políticos que se presentaban con candidatos a la presidencia fueron el Partido Socialista, el Partido Popular, Ciudadanos, Unidas Podemos y Vox. Hay que mencionar, para ser juntos, al resto de organizaciones, como Ezquerra Republicana de Cataluña, Juntos por Cataluña, Compromís, Partido Nacionalista Vasco, Coalición Canaria, Partido Regionalista de Cantabria, Navarra Suma y Bildu.
En España, son 350 diputados/as. Para estos efectos, vamos a resaltar a los cinco partidos políticos más votados. La fuerza política más votada con 123 escaños fue el Partido Socialista (PSOE), le sigue el Partido Popular (PP) con 66 diputados/as, Ciudadanos (Cs) con 57, Unidas Podemos (UP) 42 y Vox 24. Para ser investido presidente de gobierno, se necesitan 176 votos a favor. Para gobernar y, dependiendo del tipo de ley que se quiera tramitar, puede que se necesite votos por mayoría simple o absoluta. A priori, se podría pensar que ha sido una victoria del Partido Socialista y de su socio parlamentario, Unidas Podemos, ya que juntos, suman 165 votos. Planteo que ni fue una victoria de la izquierda ni tampoco una derrota de la derecha.El pasado domingo 18 de abril estaban llamados a votar 36 millones de españoles/as. La participación estuvo 9 puntos por sobre las elecciones del 2015, bordeando el 76% este año
Veamos primero por qué creo no ganó la izquierda. En teoría política comunicacional, hay una teoría, valga la redundancia, que se llama “la espiral del silencio”. Los escaños del PSOE pueden explicarse en parte por esto. La espiral del silencio está tremendamente influenciada por los medios de comunicación masivos y redes sociales, en los cuales, casi siempre hay en una gran mayoría de ellos, una opinión o tendencia que resalta, en este caso política, sobre el sentir de la gente respecto a cuál de estos 5 partidos políticos podían ganar más votos y escaños. Pues bien, aquello no solamente sucedió, sino que también, las encuestas, producto de lo mismo, de la retórica generada por los medios y redes sociales, también pregonaban que el PSOE ganaría las elecciones. En especial una encuesta, la del CIS, que es como la del CEP de Chile, una encuesta que pertenece a un centro de estudios e investigación de bastante prestigio social y académico por los quehaceres que realiza. Esta encuesta le otorgó al PSOE entre 110 a 130 escaños. Considerando que había un 40% de indecisión del voto, la espiral del silencio logró un efecto importante. Esto se origina por la sensación de desafección generalizada que hay con la identificación partidista, entonces, la gente al ver esos supuestos escaños, decide hacerse parte de esa “opinión”, para no sentirse aislados del sistema.
Obviamente es una explicación muy reduccionista y simplista, se sabe que la alta participación tiende a beneficiar a los sectores progresistas y también se comprende por esto último los escaños del PSOE. Otra razón de la no victoria de la izquierda fue el desastre de Unidas Podemos. De 71 escaños, obtuvieron 42. Sin considerar su confluencia, el partido se lleva solo 35.
Por lo tanto, sumadas las izquierdas, dan 165 escaños, no les da para lograr una investidura ni gobernar en coalición, por lo tanto, es obligación consensuar con otras formaciones políticas para lograr ambos cometidos. Unidas Podemos, si quiere recomponerse luego de esto, va a tener la misión de apretar y presionar al PSOE para lograr una agenda social legislativa en la que se mejore lo que ya existe, sea en salud, educación, pensiones, vivienda, empleo, economía, pobreza, medio ambiente, juventud, etc. Y para ello, para reposicionarse, seguramente exigirán entrar en el Ejecutivo de Sánchez.
De otro lado, está la derecha que en estas elecciones fue triplemente fragmentada en el tradicional PP, Cs y Vox. El PP tuvo, al igual que UP, una debacle importante en pérdida de escaños, de 137 a 66 obtenidos en estas elecciones. No obstante, si sumamos los votos de estas tres derechas, suman en total 147 diputados/as, en comparación con los 165 del PSOE y UP. La diferencia que hay no es abismante, son solo 18 escaños.
Se logra entrever, con esto, que, si el PP hubiese estado sin competición en su ala derecha moderada y más extrema, como es Cs y Vox respectivamente, se puede inferir que hubiese obtenido muchos más escaño que los tiene actualmente, no necesariamente 147, pero al menos unos 100. Se intuye también que la tendencia del electorado medio español es de centro, centro- izquierda. Pero no ha habido un triunfo exponencial de la izquierda ni tampoco la derrota sufrida de la derecha. La extrema derecha logró entrar en el Congreso, pero con menos escaños de lo que se estimaba. No hubo sorpresas significativas más que esto último quizás, España lo más probable es que tenga un gobierno “progresista” donde estructuralmente no habrá cambios muy importantes, sí puede que el rol que tenga Unidas Podemos sirva para presionar al posible gobierno del PSOE con una agenda social más fuerte.
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