Teniendo la referencia de un ciclo de discusiones cruciales para el acontecer nacional en el espacio público, desde la Convención Constitucional hasta la elección presidencial en curso, sumado a competencias con connotaciones de alto revuelo mediático, generan el cuadro propicio para discutir y reflexionar en torno a la realidad deportiva en Chile y sobre las políticas públicas que se pueden proyectar en la materia.
En este sentido, el marco legal vigente consagra al deporte como un derecho humano reconocido en la actual Constitución Política, estableciendo la obligación del Estado de proteger y fomentar su desarrollo, lo que se estipula específicamente en el artículo 19 N° 10 de la actual Carta Fundamental, “se garantizará el fomento y estímulo del deporte y la recreación, como elementos esenciales para la formación integral de la persona”.
Ahora bien, se constata que este reconocimiento legal se contrapone con instituciones representativas del ámbito deportivo, salvaguardando honrosas excepciones, falentes en materia de atribuciones, logística, personal calificado y recursos, para poder consolidar en términos concretos una política deportiva de proyección, descentralizada y realmente inclusiva.
Lo anterior, se agudiza al ampliar y hacer converger la dimensión deportiva en materia de actividad física, tanto en su faceta recreacional y en lo que concierne a la escala competitiva. Lo cual, a su vez se presenta como una oportunidad para esfuerzos transversales y de colaboración intersectorial, dada la prevalencia de incidir en un aspecto presente en diferentes ámbitos de la sociedad.
Apuntando a esto último, instancias internacionales han determinado al deporte como un desafío global tendiente a contribuir a la anhelada paz social, “los valores fundamentales del deporte son consecuentes con los Principios de la Carta de las Naciones Unidas. El deporte es para todos, no conoce barreras y es de fácil acceso. Junto con los gobiernos, la sociedad civil y el Sistema de las Naciones Unidas, el mundo del deporte nos ayudará a demostrar el valor y el poder del deporte para mejorar la educación, la salud, y el desarrollo, así como para alcanzar una paz perdurable”, afirmaba el político suizo Adolf Ogi en el plenario de la ONU en 2005.
Junto con los gobiernos, la sociedad civil y el Sistema de las Naciones Unidas, el mundo del deporte nos ayudará a demostrar el valor y el poder del deporte para mejorar la educación, la salud, y el desarrollo
Por tal motivo, se acrecienta la necesidad de potenciar la alicaída institucionalidad deportiva, fijando como desafíos prioritarios la estimulación de hábitos de vida saludable, que apunten a la reducción del sedentarismo, lo cual se justifica dada la preocupante cifra de un 81,3% de personas que se declaran en dicha condición, esto según la Encuesta Nacional de Hábitos en Actividad Física y Deportiva en la Población Mayor de 18 años y Más del Ministerio del Deporte que data de 2018.
Estudio que a su vez profundiza este diagnóstico con un factor que es reflejo de otra deuda pendiente en nuestro país, como lo es la inequidad en materia de género, esto debido a que se identifica como las mujeres son considerablemente más inactivas físicas que los hombres (74,2% versus un 54,7%). Estadística que se interpreta a priori como una prolongación de condiciones y barreras amparadas socialmente que afectan en mayor medida al género femenino.
En suma, reformular el marco institucional deportivo se convierte hoy en una necesidad relevante de cara a un país que apunta a generar mayor equidad y bienestar social, fijando condiciones e instancias que se hagan cargo de la diversidad presente en nuestra población, para lo cual la democratización de la práctica deportiva debería repercutir en un anhelado círculo virtuoso que apunte a incidir de manera positiva en aspectos tan divergentes, como la salud física, la salud mental, en el crecimiento económico, y en el combate decidido a flagelos como son la drogadicción y el narcotráfico.dere
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Rossana Mazquiarán Arias
El porcentaje en la inequidad de género es bastante :/ espero que en algún momento eso cambie…y que en definitiva se consolide una política deportiva de proyección, descentralizada e inclusiva. Que se potencie más, que se incorpore a nuestro estilo de vida, ya que el deporte nos brinda enormes beneficios no sólo de orden físico sino psicológico, mejora el autoestima y reduce el estrés. Por sobre todo hoy que nos encontramos ante un escenario de salud crítico debido a la pandemia, el deporte y el ejercicio son un elemento fundamental y aliados para nuestra salud mental, fortaleciendo además nuestro sistema inmunológico para luchar contra el virus. Interesante temática, excelente columna! Que vengan más temas!