En medio de la estela que va dejando el paso incontenible de la pandemia del coronavirus a nivel global, ciertas conjeturas aparecen en el horizonte que permiten delinear los efectos que habrán sobre las relaciones interpersonales, el funcionamiento de la economía y en especial sobre el accionar del orden político-institucional.
En este marco, la institucionalidad pública nacional tiene un desafío de proporciones, que se concentra en la actualización de sus procedimientos y en su forma de vincularse con una ciudadanía más ávida de ser partícipe en la toma de decisiones que tienen directa relación con su marco de vida y su entorno próximo.
Prueba de ello, es la adaptación de los diferentes servicios públicos a una modalidad de teletrabajo exigida por el régimen de confinamiento a razón del autocuidado para evitar contagios por Covid-19. He aquí, la necesidad que se ha observado de emplear herramientas virtuales para proseguir en comunicación con la comunidad.Este nuevo marco de gobernanza se valida ante la disolución del imaginario social de “seguridad nacional”, encumbrando al poder local como una nueva oportunidad para descentralizar el poder político y económico del Estado
En este sentido, la Agenda de Modernización del Estado casi de manera desapercibida ha exhibido en esta contingencia algunas incorporaciones recientes, como la digitalización de nuevos trámites del Registro Civil y la operatividad del sitio Comisaría Virtual, entre otros.
Sin embargo, lo anteriormente descrito es insuficiente al momento de perfilar la nueva relación que habrá entre el Estado y sus conciudadanos. Por tanto, especial atención genera en esta etapa de emergencia sanitaria, el rol de los municipios como representantes más fidedignos de las diversas realidades locales ante el gobierno central.
Este nuevo marco de gobernanza se valida ante la disolución del imaginario social de “seguridad nacional”, encumbrando al poder local como una nueva oportunidad para descentralizar el poder político y económico del Estado, noción que ya se había visualizado en medio del “estallido social” chileno.
Por ende, cada vez más próximo es el turno de que se plasmen auténticos gobiernos comunales, que den cuenta de una oportunidad de apertura democrática y de cooperación a gran escala para prevenir y actuar de mejor forma ante posibles nuevos desafíos en el escenario post pandemia.
En este apartado, un mayor acento decisional en la esfera pública local deberá ir de la mano de fórmulas mixtas y estables en materia económica, innovando en iniciativas público-cooperativas o público-comunitarias. Adicionalmente, estimulando la generación de mayor capital social mediante el traspaso de competencias que permitan la readecuación de diferentes rubros económicos, potenciando la competitividad de las Pymes.
En suma, afrontadas las consecuencias y efectos del coronavirus, se vislumbra la posibilidad real de instalar en medio del debate público del itinerario constitucional de cara al plebiscito de octubre, la necesidad de repensar el rol de los municipios en términos administrativos, aportando atribuciones y recursos que den cuenta de una nueva concepción de gobierno local acorde a retos cada vez más exigentes y difíciles de prever.
Comentarios
01 de mayo
Bien me parece la definicion de Comúnidad, pensar en el bien comun, volver a ser colectivos, un sueño para algunos que extrañamos ese bien comun que se ha perdido, si solo pensamos en nosotros y el pequeño mundo del yo , y nuestras circunstancias, no habremos aprendido nada. Ahora como se realizara, este desafio municipal frente al bien comun de los ciudadanos, la ciudad habitada por muchos yo o nosotros, espero verlo.
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