Comencemos un balance crítico de cómo han operado los derechos de la Naturaleza en Ecuador, tras su aparición en la nueva Constitución de 2008 y durante los gobiernos que han debido aplicarlos.
Una primera impresión de esa aplicación efectiva en las acciones jurídicas del Estado y de sus ciudadan@s, puede llevar a una conclusión desalentadora. Sin embargo, hay elementos para el optimismo. Así es como vamos a empezar por las buenas noticias. La vigencia constitucional de estos derechos tiene apenas 12 años, y actualmente se está en un complejo proceso de acomodación, cambio y salida de las concepciones políticas tradicionales respecto de la experiencia de la Naturaleza. Proceso especialmente dificultoso, y largo, visto lo que viene con estos derechos: nada menos que un proyecto de transformación de paradigma humano, un cambio “civilizatorio” -o sea, una propuesta de sociedad muy ambiciosa, que roza lo que podemos llamar una inquietud utópica-. Haciendo las comparaciones, pensemos los tiempos y dificultades que ha significado la aplicación de los Derechos Humanos por todas partes en el planeta.
Como sea, se nota que la doctrina de los derechos de la Naturaleza ha permeado muchos procesos sociales, ha irrumpido en las agendas de los movimientos sociales e indígenas, y ha entrado con diferentes resultados en los debates de la academia universitaria -la “alianza” de los intelectuales de los mundos indígenas con los de mundos universitarios contemporáneos ha visto nuevos desarrollos-. Los derechos de la Naturaleza han tocado un asunto sensible para las sociedades latinoamericanas actuales, cuestión que aparece con claridad en el interés chileno de pensar su propio proceso constituyente de 2020 en la inclusión de los derechos de la Naturaleza y el buen vivir.
Para una parte importante de la sociedad civil y las organizaciones sociales ecuatorianas, la concreción constitucional de los derechos de la Naturaleza ha significado un hito simbólico de gran fuerza y mucha identificación. Se ha convertido en una herramienta conceptual permanente de trabajo en sus debates internos.
Los grupos indígenas y campesinos del Ecuador tienen una tradición de lucha por la defensa de las condiciones de la Naturaleza, notablemente dentro de los esfuerzos por defender sus territorios y localidades de la introducción de nuevas y mayores industrias extractivas (minería y petróleo). Los derechos de la Naturaleza han logrado destacar y aumentar la protección a los defensores y defensoras de las comunidades afectadas, en relación con los intentos de criminalización de sus luchas. Al considerar los derechos de los líderes comunitarios, se ha producido una confluencia de los derechos de la Naturaleza con los llamados Derechos Humanos.
Está ocurriendo, pues, un proceso de aprendizaje popular de los procedimientos para la exigibilidad de estos derechos a través de demandas legale
Está ocurriendo, pues, un proceso de aprendizaje popular de los procedimientos para la exigibilidad de estos derechos a través de demandas legales. Se ha observado la producción de una extensa argumentación acerca de las relaciones de interdependencia de los elementos de los ecosistemas, la destrucción de la biodiversidad regional, y la intervención y ruptura de ciclos claves de las formaciones de Naturaleza.
En este intento por iniciar un balance crítico de la implementación de los derechos de la Naturaleza en Ecuador, descubrimos una serie de procesos interesantes que se enfocan hacia una maduración de las luchas ciudadanas.
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