En los últimos días los chilenos hemos experimentado la sensación de que nuestra policía, los Carabineros, requieren una urgente cirugía institucional. En los hechos, el cuerpo de Carabineros no está resolviendo los problemas relacionados con sus funciones y objetivos, y simplemente está escalando en un fenómeno anómalo de seguridad nacional más complejo. Cuando la legitimidad y el nivel de confianza en aquellos que salvaguardan el orden público caen en profundo descrédito, es simplemente porque algo marcha mal y es necesario hacer reformas urgentes, so pena de agudizar el problema ante la negativa y contumacia de mantener la situación por falta de gestión política eficiente. ¿Pero qué hacer?¿Es suficiente la renuncia del Director General de la institución?¿ Se aplicarán medidas parches?
En cuerpo de Carabineros, creado a partir del Decreto Supremo N° 3331 del 27 de abril de 1927 por Carlos Ibáñez del Campo, fue depositario de una serie de funciones a nivel nacional, tanto de seguridad interna como externa, que si bien en el tiempo que fueron asumidas parecían razonables, hoy se han transformado en un problema que cada día se agudiza más.
Nadie puede olvidar que las funciones policiales de un cuerpo único como el nuestro, adquieren una relevancia en todo el territorio. Cuidar fronteras, retenes rurales, retenes urbanos, controlar el tránsito, cumplir los requerimientos del poder judicial, así hasta el rescate de ciudadanos en tiempos de catástrofe, suma y sigue. Sin embargo, la militarización de la que fue objeto a partir de 1974 en plena dictadura militar, pasando a depender del Ministerio de Defensa, hasta el 2011 que retorna al Ministerio del Interior, afectó de forma sustancial el desempeño del cuerpo policial. Este hecho queda de manifiesto hoy con la profunda brecha que se genera con la ciudadanía, en una cuestión que hace mucho debió ser asumido y se vincula al legítimo derecho a manifestarse. La sensibilidad de este punto crucial de un derecho ciudadano, se ve reñido con la doctrina policiaca de considerar que el solo hecho de manifestarse en la vía pública por cualquier motivo, este es un punto no menor, altera de manera sustancial el orden público, cayendo el ciudadano en una suerte de sospecha por participar en estas manifestaciones bajo la óptica del funcionario policial que acude, en teoría a resguardar dicho evento ciudadano.
En este contexto, la percepción por tanto persistente en dividir a la ciudadanía entre amigo- enemigo, muy característica de las vetustas doctrinas de seguridad nacional impuestas en el período de Guerra Fría, que no se condicen con la contemporaneidad de las democracias participativas y empoderadas que imperan en el mundo entero. Este hecho no es atribuible desde el punto de vista doctrinario a los Carabineros que se desempeñan en fuerzas especiales o aquellos que se desempeñan en labores en terreno junto a la comunidad, es atribuible a un diseño institucional vetusto que no modificó la doctrina requerida para tiempos democráticos, se necesita un plan estratégico sólido y moderno. La brutalidad policiaca es algo duramente castigado en el mundo y aplicar sanciones integrales es imperativo, y dice relación con la reacción de la ciudadanía ante la percepción de injusticia que la propia policía comete en contra de un ciudadano. La escalada de este problema es algo que, sin lugar a dudas, debe preocupar a la autoridad política por cuanto se puede transformar en un hecho que salga de control, y finalmente le haga un flaco favor a la institucionalidad de carabineros.
Básicamente una reforma al cuerpo policial comienza con integrar a los civiles en todos los niveles, a fin de compartir las visiones en torno a las tareas a realizar con la ciudadanía en temas tan delicados como el derecho ciudadano a manifestarse
Básicamente una reforma al cuerpo policial comienza con integrar a los civiles en todos los niveles, a fin de compartir las visiones en torno a las tareas a realizar con la ciudadanía en temas tan delicados como el derecho ciudadano a manifestarse. Mayor especialización y modernización en temas de seguridad, que presentan otros desafíos a las policías en el mundo. Asimismo, urge modificar los planes curriculares en la formación de los carabineros, apuntando a dotar de un mayor tiempo en capacitación y carrera funcionaria en la escuela de carabineros. El tema de la enseñanza en las escuelas está altamente invisibilizado y es crucial para modificar conductas a mediano y largo plazo.
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