Hace exactamente 100 años terminó la Primera Guerra Mundial, se le dice la gran guerra porque después de esa atrocidad era absolutamente impensado que algo así ocurriría de nuevo.
Después de la Primera Guerra se produjo una cultura antibélica que exponía los pavorosos resultados del gas venenoso usado por los alemanes y también obras literarias, la célebre “Sin Novedad en el Frente” es de ese período. Para asegurarse que nunca ocurriría una segunda guerra mundial, se creó el “Tratado de Versalles” que incluía la desmilitarización de Alemania, la pérdida de grandes territorios y la obligación de pagar impuestos permanentemente como reparaciones de guerra por la cláusula que establecía a Alemania como el único responsable de tan inédita atrocidad. Nadie podría relativizar culpas si se expone descarnadamente a los criminales: los alemanes, de esta forma el mundo nunca viviría algo así de nuevo, al menos nunca causado por los alemanes. No habría perdón ni olvido para ellos. Se hizo de Europa completa un museo de la memoria y eso nunca pasaría de nuevo.
Pero estigmatizar así a los alemanes, mostrar escenas de sus crímenes sin causa ni contexto, aplicar esas sanciones, no sirvió para pacificar y evitar una Segunda Guerra Mundial, sino para lo contrario, para que los alemanes cultiven odio y rencor, tarde o temprano algo o alguien encendería una chispa para encauzar ese resentimiento. Así, cuando Europa se convulsionó con la crisis económica de los 30, apareció un líder político con un relato que capitalizó ese descontento sumando todo ese rencor ciudadano para consolidar su propia ideología. En realidad la Segunda Guerra mundial había sido decidida antes que Hitler asumiera el poder, antes que los alemanes adoptaran la ideología nazi.
El fin de la Primera Guerra Mundial fue el principal aliciente para la segunda.
Europa aprendió la lección y después de terminada la Segunda Guerra fue muy distinto. Para evitar que ocurriera una tercera vez no se estigmatizaron a los alemanes, sino a la ideología que proponía la violencia como medio para solucionar los conflictos. Esa ideología fue lo que causó la 2da gran tragedia, se logró una conciencia colectiva que identifica claramente a la ideología nazi como la causante. Los museos con atrocidades cometidas contra los judíos no necesitan explicar que la causa de eso fueron los nazis porque a nadie le cabe duda sobre eso.
El fin de la Primera Guerra Mundial fué el principal aliciente para la segunda.
Obviamente esto es una reflexión para lo que vivimos en Chile, el Museo de la Memoria muestra sin causa ni contexto los atropellos a los derechos humanos, sin mostrar la ideología que propuso esa violencia para que nadie “relativice” que los militares fueron los responsables y no debe haber perdón ni olvido para ellos. En fin, todo indica que nos parecemos más a la situación posterior a la primera guerra, no a la segunda.
Además esto se confirma cada vez más con el surgimiento de nuevos líderes de derecha que se hacen cada vez más fuertes capitalizando este sentimiento de tremenda injusticia respecto a la verdadera historia reciente de Chile, demasiado similar, casi idéntico, a lo que ocurrió en la Alemania de los 30, antes de la Segunda Guerra Mundial, esa que todos juraban que nunca ocurrirá de nuevo.
Esto es sólo un llamado a reflexionar al cumplirse 100 años del fin de la Gran Guerra.
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