Hace unos días, el Consejo Nacional de Televisión me seleccionó para una encuesta en la que buscan saber sobre la opinión de las audiencias del nuevo canal «educativo y cultural» de la televisión, conocido como TV Educa Chile, que se encuentra en la señal 2 de los muxes de televisión digital terrestre de los canales adscritos a la ANATEL y que nació como una respuesta conjunta entre el Estado y la industria televisiva al problema que representaba la situación actual educacional y cultural de los niños, niñas y adolescentes (NNA).
Hace algunos meses, mi hermano tuvo su primera hija, y por el mismo tiempo, una de mis mejores amigas tuvo a su primer hijo. Han de tener un mes de diferencia, pero ninguno alcanza el año de edad aún. La fortuna de poder crecer en un ambiente que tiene las posibilidades de brindarles contenidos formativos no evita que en ambas familias, en algunas horas, sintonicen TV Educa Chile, y por tanto decidí ver por qué tanta parafernalia con el asunto.Es necesario tener en consideración, que si vamos a crear un canal cultural de verdad y mantener a TV Educa Chile como un canal infantil permanente, el Estado debe ser un ente activo dentro de la industria.
Dediqué un día completo a ver la programación del canal, sus contenidos y sus shows, y pude presenciar durante ese día, que las programaciones contenidas en el canal creado por el Estado con ayuda de la industria, no se acercan en ningún momento a una formación educativa o cultural de calidad, sino que son en su mayoría caricaturas, animaciones o programas infantiles. Y eso no está mal, todo lo contrario, es bueno que exista una opción infantil en una televisión que carece de esa oferta.
Y es justamente esa mirada es la que esconde el gran problema dentro de la televisión chilena, que se ha venido asentando durante años: Tenemos una televisión que carece de una oferta infantil, educativa y cultural seria.
Entre mediados de la década del 2000 y mediados de la década recién pasada, vivimos una explosión de contenidos de prensa rosa (conocida bajo el nombre de “farándula”) en la televisión chilena, lo que llevó a que la competencia por el rating se llevara codo a codo en la emisión de programas o contenidos relacionados con los escándalos semanales, o con la producción de estos respecto al jet-set nacional. La necesidad de los canales de obtener ganancias con esto, llevó a que estos programas o segmentos llegaran a ocupar 12 horas diarias en el peor de los casos. Lo cultural y lo infantil no tenía cabida, pues eran “horas muertas”, y por tanto la gran mayoría de ellos fueron tirados fuera de la programación.
De hecho, una de las principales razones de la gran crisis que vive Televisión Nacional de Chile, es debido a que durante la administración de Carmen Gloria Lopez, intentaron volcarse a una programación mucho más cultural. Una premisa bien intencionada, pero fueron incapaces de ver que bajo la legislación vigente que rige al canal, esto era imposible de realizar, pues con un régimen de autofinanciamiento, en que no se depende de recursos estatales, sino de los auspicios y del rating que generen, como en todos los canales de la industria, y con una competencia que para esos tiempos aún ofrecía prensa rosa y telerrealidad como contenidos primordiales, la idea se probó fútil y fue desechada. Esto, sumado a la mala administración y a desbocados salarios, necesarios para la supervivencia en una industria con gigantescas «grúas» no solo para los rostros sino para algunos técnicos bien valorados, llevó a un desfalco, que tuvo que ser en parte subsanada mediante la capitalización llevada a cabo entre 2017 y 2018.
Sorprende ver que el daño ejercido por la era de la prensa rosa en la televisión chilena, nos llevara a tener una televisión que carece de programación infantil, al punto de que para poder instaurar dichos contenidos, tuvo que crearse un canal nuevo para poder desviar a ese público tan importante y a la vez tan frágil. Y más grave aún, me parece el intento del Consejo Nacional de Televisión de hacer pasar a un canal claramente infantil, como TV Educa Chile, como un canal cultural y educativo.
Ahora, nadie quiere llegar a evangelizar y decir que se debe instaurar una franja infantil en los canales para que TV Educa Chile explore su verdadero fin pues, salvo por TVN, todos los canales de Chile están controlados por conglomerados o grupos de poder económico, y por tanto la necesidad de lucro es tan fuerte, que es improbable que un proyecto así resulte.
Sin embargo, es necesario tener en consideración, que si vamos a crear un canal cultural de verdad, así como mantener a TV Educa Chile como un canal infantil permanente, el Estado debe ser un ente activo dentro de la industria, más aún en tiempos donde es necesario un equilibrio entre lo privado y lo público, y eso, tal como lo he dicho durante mucho tiempo, requiere la reforma de la Ley de TVN para otorgarle financiamiento directo y permanente del Estado.
Porque en un país que requiere de un pacto social y político nuevo, la cultura es preponderante para evitar caer en los vicios que nos marcaron en nuestro pasado.
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