¿Se acuerdan de cómo era la enseñanza de la historia de Chile en el colegio? ¿Se acuerdan cuando les hablaban de las epopeyas de O’Higgins, del Ejercito Libertador, cuando hablaban de los tiempos gloriosos en que la República iba tomando forma? ¿Alguna vez escucharon alguna voz crítica que viera alguna mancha en la figura pictórica que se armaba sobre los próceres de la Patria?
Si sus respuestas son si, si y no respectivamente, es probable que usted nació antes de 1996. Y si durante estos últimos tiempos dicha enseñanza le ha hecho ruido en su cabeza, no se preocupe, no es la única persona que lo ha sentido así. Nuestro país ha cambiado, y se siente hasta en nuestras bases.
En los últimos meses, la Fundación Teletón ha organizado un programa de tipo “Chile ayuda a Chile”, a raíz de la situación actual de la pandemia, y hoy ha tomado forma en un programa llamado “Vamos Chilenos”, a realizarse en los días tradicionales de fiestas (18 y 19 de septiembre) como una forma de “homenajear a los héroes de la pandemia y rendir tributo a la población adulta mayor”, además de existir una cuenta única para aportar dinero en una colecta nacional tipo Teletón, en que estará el SENAMA y los gremios municipales del país.
Quizá usted en su fuero, puede o no apoyar estas causas, pero tiene en claridad que particularmente, en esta ocasión, ya no es lo mismo. Hay un componente distinto, que hace que se pierda esa clásica “magia” que entregaba el gesto de la solidaridad. Quizá es el hecho de que las situaciones ocurridas durante estos meses lo han llevado a pensar distinto, de que no debería existir siquiera una campaña como esta, pero no sabe por qué. Como que hay algo pero no hace clic del todo.
Y eso pasa por la misma razón del por qué su pensamiento respecto a la historia de Chile ha tenido cambios en su cabeza. Quizá siente que es el único que está teniendo esa clase de sentimientos, y cree que su mente se ha vuelto contra-natura, que se ha convertido en una especie de ser antipatriótico, de esos que ustedes aborrecían hace años atrás, ante lo cual es necesario callar y sacar esos pensamientos, en una especie de batalla contra el mal.
Pero no se preocupe, le aseguro que el cariño a su país sigue dónde está. El tema es que la forma en como usted le guarda cariño ha cambiado.
Como usted recordará, Chile vivió una era de polarización en los 60’s y 70’s, ante lo cual la dictadura necesitaba crear una especie de orden que rigiera de manera psicológica en la gente, ante lo cual se concentraron en el imaginario colectivo nacional. Surgió la implantación del corporativismo, un pensamiento que fija justamente la idea de la solidaridad social como una especie de sustituto para la actuación estatal, la cual necesitaba de base a una sociedad cohesionada con sus principios, pues sin una ciudadanía identificada con ciertos ideales comunes ¿cómo podría darse una solidaridad integral?
La ciudadanía no puede ayudarse eternamente a si misma, y un pacto social y político verdadero es de a dos. La sociedad va a seguir cohesionada, ayudando cuando pueda. Pero es hora de que la parte que no ha estado, empiece a estar más.
Es aquí donde la historia de Chile jugó un rol importante, pues nuestros próceres fueron blanqueados hasta ser ascendidos a ser figuras míticas casi perfectas, y las eras previas de la historia a ser era de esfuerzo y gloria mítica. La realidad de las cosas es que nadie es perfecto, y Chile ha tenido altos y bajos en su historia ¿pero alguien iba a decirlo? Si lo decían podían ser tomados como gente traidora a su patria.
Se aprovechó dicha cohesión para alejar la intervención estatal y reducir el tamaño del Estado, pues ante una catástrofe o una situación problemática, el chileno ya podía ayudarse solo, total era hijo del rigor, algo “característico” de su idiosincracia, y que creó la idea de una “construcción nacional” como un aspecto de unión. Pero la resiliencia como característica tradicional de una nación es un mito. La resiliencia es parte de la naturaleza del ser humano. El humano es el hijo del rigor, sin importar en qué lugar viva.
Dichos conceptos cayeron flojos cuando la democracia volvió y las generaciones fueron interconectándose, saltando la malla curricular para sacar información de internet y adquiriendo con eso masa crítica. Más aún, una nueva generación de educadores, que vivió las principales movimientos estudiantiles, decidieron hacer pie atrás respecto de sus antecesores. Cuando llegó el estallido, la conversación inter-generacional entre padres e hijos, abuelos, hijos y nietos, cambió todo, y el chip corporativista cayó de muchas cabezas, dejando nada en su lugar.
Por eso es que usted quizá siente distinto ese cariño por su país. Ya no se basa en la solidaridad para quererlo, sino en la critica. No demuestra cariño en la búsqueda de que el otro sufra menos, sino en la revisión de problemas para cambiar nuestro destino común. Por eso siente falsas estas campañas como el “Vamos Chilenos”.
La ciudadanía no puede ayudarse eternamente a si misma, y un pacto social y político verdadero es de a dos. La sociedad va a seguir cohesionada, ayudando cuando pueda. Pero es hora de que la parte que no ha estado, empiece a estar más.
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Juan Pedro
Y se puede saber cual es esa parte que NO ha estado??