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Tv pública, una reforma pendiente

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El cambio de estación también trae renovación de las parrillas televisivas. Se vuelve a la misma sopa con algún aderezo nuevo. La repetición cíclica de los eventos naturales es normal como en las cosas humanas, en este caso para bien o para mal. Más para lo último, diremos con una pizca de acidez.


La información pluralista y de calidad, la cultura de buen nivel, los valores democráticos y de civilidad, deben ser considerados igualmente derechos de todos los chilenos, y un deber a cargo de los recursos financieros del Estado

Habrá nuevas excusas para no mirar la tv abierta. Será más fácil explicar y justificar que no seguiré las nuevas teleseries, que evadiré los estrepitosos realities, que desertaré de los matinales con rostros renovados. El tema es que no soy compatible con tantos personajes y personalidades que basan su fama en los comidillos banales de las redes sociales o de cruzadas y decires políticamente correctas y obvias como el agua que moja. En síntesis: nuevamente un añoso panorama televisivo a ras de suelo, con excepcionales puntas de buena cultura y entretención inteligente, que no es lo mismo que latosa.

Pasolini, el talentoso cineasta y escritor italiano, sostuvo hace muchos años, con preocupante actualidad, que la televisión era el lugar donde se impone ”la ligereza, la superficialidad, la ignorancia y la vanidad como modelos de una condición humana obligatoria”. En otras palabras, un modelo que homologa a todos en un modo de sentir y pensar. Son las leyes del mercado, donde se confunde calidad mediocre (porque así se considera a la teleaudiencia) con ingresos y ganancias. No es mi intención hacer moralina sobre el lucro, los canales televisivos son empresas comerciales, no entes filantrópicos; su fin es vender información y entretención de fácil consumo y digestión. Es su libertad y la de quienes compren sus productos.

Pero, ¿ese razonamiento de mercado debe ser también el de TVN, el canal entendido como servicio público?

Claro que no, pero así están y siguen las cosas. ¿Cuándo TVN abrazó esta lógica de mercado? A comienzos de los ’90, momento de grandes acuerdos pero también de transacciones poco felices, en que algunos clarividentes quisieron sustraer la TV pública de futuras manipulaciones de gobiernos o, peor aún, de regímenes monolíticos. La solución fue la de imponer a TVN el autofinanciamiento, para eludir el condicionamiento del poder mediante una supuesta autonomía basada en sus propios recursos económicos, para obrar libremente. En otras palabras, el “canal de todos” fue lanzado a la arena de la competencia comercial, un territorio reconocidamente brutal. Hoy, en las opciones culturales de TVN pesan prioritariamente los aspectos comerciales, de retorno de la inversión. Estos son los verdaderos y principales valores de esta empresa pública.

Palabras como ética, responsabilidad civil, crecimiento cultural, fueron reemplazadas por teleaudiencia, rating, publicidad. Es el precio de estar y sobrevivir en el mercado. Un mercado que desde años abandonó todo escrúpulo a la hora de elevar los índices de espectadores, indispensables para disputar los apetecidos bocados publicitarios, principal fuente de financiamiento (o de ganancia) de la televisión abierta. Vengan entonces los modelos de narcisismo de masa, fuera la calidad cultural; la entretención inteligente; y bienvenidos el oportunismo y la agresividad, la futilidad y la diversión compulsiva. En las pantallas se impone el teatro de estrellas venidas de la nada, de personajes alumbrados por la habladilla de las redes sociales, consagrados por los aplausos grabados. Los expertos de marketing saben desde hace mucho tiempo que para seducir a las masas se requiere gran espectacularidad, de gladiadores o de bufones. Todo vale ayer como hoy, para distraer y elevar la audiencia. Lo vulgar, lo grotesco, los abusos, las fanfarronerías y mezquindades de todo tipo allegan puntos del people meter, puntos arrebatados a la competencia. Es la gran barraca mediática de la televisión chilena, en la cual TVN representa al Estado.

TVN puede servirse de los recursos publicitarios siempre que contribuya para sus propios fines de servicio público. ¿Cuáles fines? Aquéllos de una institución hoy día fundamental del Estado, tan esencial como la salud, la educación, el aire o el agua, o sea, depositaria de otro bien público como la información, la cultura, el crecimiento civil del país. A nadie se le ocurriría que los consultorios o las escuelas públicas se autofinanciaran y produjeran ganancias. Son inversiones que el Estado realiza “a pérdida”, sin esperar retornos ni dividendos que no sean los de solventar aquellos derechos ciudadanos. La información pluralista y de calidad, la cultura de buen nivel (mañosamente llamada “de elite”), los valores democráticos y de civilidad, deben ser considerados igualmente derechos de todos los chilenos, y un deber a cargo de los recursos financieros del Estado. La televisión facilona y apabullante dejémosela al mercado.

TAGS: #TelevisiónPública TVN

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Comentarios

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Pangui Camayoc

04 de abril

Aplaudo estas verdades mayúsculas y concuerdo plenamente. Ojalá lo lea el presidente de TVN, el Sr. Vidal; ya profesor de Historia; de quien ilusamente espere un giro hacia la cultura que no se ha dado.

06 de abril

Gobernar es priorizar. Si a TVN hay que pasarle 18MMUSD, lo que cuestan 3 CESFAM. Puede considerarse mucho o poco, pero ese es el costo…o sea, dado ese financiamiento, hay 3 CESfAM menos.
Y lo otro…¿Quién determina lo que es «cultura»? ¿Que es entretención inteligente?. Si uno ve bien, es una definición bien de élite, que cree saber lo que le hace bien a la sociedad…ojalá programas sobrios, con densidad…nada de raro que con moralejas «progre»; pero , finalmente, con intencionalidad educativa y ciertamente manipuladora.
Ante esa disyuntiva ¿Podría haber una TV pública, popular, entretenida, NO tendenciosa, sin moralina?…si, y se parecería mucho a la comercial; porque el «mercado» es precisamente eso: la elección libre de las personas de ver algo que no los obligan a ver.
Sld

Gonzalo vicuña

06 de abril

TVN ya no es pública. Justamente como bien recuerda este artículo, el canal estatal fue obligado a competir por auspicios privados, entregando el canal a a la ideología de los auspiciadores. Los empresarios de ideologías recontra conservadoras y retrógradas , ya quitaron auspicios a CNN Chile, está documentado que las empresas de Sutil censuraron a los periodistas de CNN , cortando los dineros. O dan el punto de vista del empresario de derecha o no hay plata. La Red es otro canal de televisión que cerró por falta de auspiciadores. Tachado de canal de izquierda, La empresa Carozzi dejó de financiar spots publicitarios. La tentación por vender a privados TVN está en el tapete hace décadas. Asfixiarla económicamente y luego desarrollar una campaña declarando la inutilidad de tener un canal público, es la estrategia elegida. Facilonga pero eficaz. Para que una televisión pública, un hospital público, una escuela pública, una policía pública, cárcel pública. Si el privado hace todo esto mucho mejor. Ahí está el caso de la empresa privada Huachipato, se la robaron al sector público por ineficiente supuestamente, y ahora quiebra en manos de un privado ineficiente, claro siempre la culpa de esta quiebra privada será culpa del Estado. Eso comunicaran los medios de noticias escritos y la televisión, toda en manos de privados, que no dejan que el mercado funcione, si no es a su manera y antojo.

07 de abril

Entonces «público» significaría que no tiene que tener financiamiento de privados? ¿Público implicaría que el Estado debe financiar 100%?..eso significa que , como no hay otra fuente de ingresos, se le quitaría a otros fines (salud, educación,etc) para que funcionen. ¿Eso es lo que la sociedad prefiere?
El caso de Huachipato….si fuera Estatal estaríamos en el.mismo caso que Enami….todos tenemos que pagar para que funcione, versus construir/equipar colegios u hospitales..¿Eso es lo que la sociedad prefiere?
Sld

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