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Ecuador y su proceso: democracia y recursos naturales

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Hace unas semanas, Fander Falconí, reputado intelectual y político ecuatoriano que participó activamente del gobierno Alianza País, referente progresista que encabeza el Presidente de la República Rafael Correa en Ecuador, estuvo dando algunas pistas sobre el modelo ecuatoriano.

En este sentido, el modelo ecuatoriano ha sido uno de los menos atendido por la intellegentsia progresista chilena. Por razones diversas, el modelo brasileño, venezolano, boliviano e inclusive el argentino han sido más considerados, por lo menos en el análisis y en una que otra acción política, pero de Ecuador, muy poco.

En su clase magistral, dictada en la Universidad de Santiago, titulada “El proyecto ecuatoriano en el contexto político actual de América Latina: éxitos y límites de la Revolución Ciudadana”, entregó diferentes visiones de por qué Ecuador derivó al modelo que hoy se encuentra vigente. Uno de ellos, fue el referido a la ingobernabilidad en que estuvo sumido el país durante algunos años, que no sólo permitió presidentes de corta temporalidad respecto de sus mandatos constitucionales, sino que una dolarización de la economía, hecho que profundizó la condición de economía dependiente de los mercados globales y de acreedores transnacionales y nacionales si se quiere, circunstancia aún vigente y que se debate, a propósito del marco referencial en que se encuentra Ecuador.

Otro elemento que destacó y en profundidad, fue el referido a la riqueza del movimiento social, el cual, en su interpretación, debe ser entendido como el verdadero vehiculizador del actual modelo, ya que, además, ha tenido hasta el momento, la percepción de estar representado ampliamente en el actual gobierno de Alianza País, sin perjuicio de las tensiones a las que está sujeto cualquier gobierno que busca acometer en la básica responsabilidad de representar a partir de una propuesta de cambio real. Un indicador de ello, fue la reelección del Presidente Correa, la cual estuvo por sobre el 55% de los votos válidamente emitidos

En esa línea, se colige que una de las virtudes en las cuales se ejecuta el proyecto ecuatoriano tiene que ver con la riqueza y diversidad del Movimiento Social (pueblos originarios, campesinos y otras expresiones subalternas de la sociedad ecuatoriana), el cual fue capaz de instalar un proyecto de desarrollo nacional, que vino a plantear una nueva perspectiva cultural, la cual supone determinar un quehacer político en consecuencia. Se puede indicar que es una propuesta contrahegemónica que se encuentra en la tensión política natural de cualquier proceso de instalación y proyección (más cuando es contrahegemónico). En esta lógica, el proceso constituyente ecuatoriano celebrado el año 2007 vino a cristalizar tal circunstancia, con el correspondiente referéndum del 2008.

Un elemento a destacar, y que tiene que ver con la identitaria y propia salida cultural, económica y política de esta expresión ecuatoriana denominada Revolución Ciudadana, es la referida a la idea del Buen Vivir, la cual sirve para plantear una acción concreta en el marco del cuidado del medio ambiente y reconocimiento de la riqueza ancestral de la sociedad ecuatoriana. Esta iniciativa conocida como Yasunii – ITT, apunta a impedir la explotación petrolera típica del país en una específica zona amazónica ecuatoriana. La misma es (era) viable para Ecuador por medio de un mecanismo de compensación por el ingreso no percibido al no explotar los recursos petroleros y la contribución de mantener el crudo bajo tierra al mercado de carbono. Tal compensación debía ser lograda desde los organismos institucionales internacionales (comunidad internacional), donde las grandes compañías y estados centrales debían concurrir para tales efectos. Sin perjuicio de que el año 2013, la iniciativa ya no podía sostenerse, implicando la explotación petrolera, el principio rector de la propuesta no deja de tener vigencia, siendo además proyectable a otros recursos naturales no sólo del Ecuador, sino que también de Latinoamérica, cuando del cuidado del medio ambiente y administración estratégica de sus recursos naturales, se refiere.

Una de las virtudes en las cuales se ejecuta el proyecto ecuatoriano tiene que ver con la riqueza y diversidad del Movimiento Social que involucra pueblos originarios, campesinos y otras expresiones subalternas de la sociedad ecuatoriana.

Este marco de acción del proceso ecuatoriano y estas iniciativas y propuestas concretas, han experimentado las tensiones y contradicciones propias de una nueva mirada de cómo entender y hacer política, desde una perspectiva social, económica y cultural en un país que se ha distinguido, como todos los de la región, en basar su desarrollo desde una condición de dependencia económica del mercado global – central siendo los recursos naturales el pivote de tal conexión. En suma, un país dependiente y extractivista.

Desde ahí, ¿cómo sirve la experiencia ecuatoriana al proceso político chileno cuando se encuentran las reformas conocidas ya sancionadas y en ejecución y otras en trámite parlamentario, teniendo al proceso constituyente como oportunidad de reconfigurar las vigas maestras del actual sistema político vigente?, ¿permite esta experiencia, cómo otras progresistas, fijar mejores posibilidades de democracia?

No caben dudas que cada realidad nacional tiene sus propios códigos e idiosincrasias. En este sentido, se hace interesante observar algunos elementos del proceso ecuatoriano. Uno puede ser el referido al manejo de los recursos naturales. Chile no sólo tiene cobre, también litio, agua y una rica biodiversidad, entre otros recursos.

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