Pasó el primer debate presidencial que reunió a todos los candidatos presidenciales del año 2017 y lo apocalíptico para los estudiantes fue evidente, Piñera dijo «no le quitaremos la gratuidad a nadie, ellos pagarán después» y frente a la posibilidad de que los jóvenes, y también sus familiares no salgan a votar el 19 de noviembre, el fantasma del bien de consumo vuelve asustar a unos de los derechos sociales conquistados y más aclamados por la sociedad chilena. Preocupante, lo volvió a manifestar y lo hará si le damos la oportunidad.
Un flashback antes de seguir, hace menos de 10 años el petitorio educacional más importante era la gratuidad universitaria, que era la restitución de un derecho que gozaron los chilenos hasta que la dictadura cambió las reglas del juego, el mismo Sebastián Piñera estudió gratis, parte de su gabinete de (no) excelencia lo hizo y muchos personajes más de derecha, que siempre han estado en contra de la medida lo hicieron, alcanzar la gratuidad no fue fácil, ni en el parlamento, ni en las calles, tampoco en los centros educacionales, son más de 27 generaciones que anhelaron el cambio y fueron las últimas las que protagonizaron las constantes marchas en cada una de las regiones de Chile, en otras palabras fue sudor y lágrimas, algunos cayeron, porque no decirlo, otros perdieron clases y una minoría la vio desde lejos, marchándose para la casa cuando había una toma, esos también existen y se les suele escuchar por ahí -si yo pagué, que también lo hagan- bueno, ellos también votan Piñera, son parte de la cultura de tu metro cuadrado heredada de los 80. La próxima lucha es defender la Educación para que alcance el 100% la gratuidad, pero para forzar esa meta, primero hay que despejar el camino y eso es contra Piñera y sus candidatos al congreso.
¿Por qué la gratuidad fue un pedido ciudadano tan popular? Porque pasada una década de transición, comenzó el modelo del crédito que se confundió con el dar más acceso, y hasta las privadas entraron a la cueca, ya después todo se desató, aumentaron las matrículas, los aranceles se descontrolaron y la historia del lucro ya era tan vergonzosa que había que hacer un cambio que costó años y que lo pidió la gente, por otra parte todas las familias chilenas empezaron a ver en primera persona un caso de deuda por estudiar, el tío, el hermano, el vecino y el problema era de casi todos, tanto que algunas familias debían elegir qué hijo estudiaba, triste, pero así fue.
Ahora instalada la gratuidad, lamentablemente en un sistema de consumo rápido y también desinteresada de la política, vemos un gran problema, aparecieron las primeras generaciones que por edad desconocen la pasada y reciente lucha de los estudiantes, por lo que la amenaza de Piñera no la ven, ni siquiera recuerdan que la bancada del ex presidente fue la misma que mandó la Ley al Tribunal Constitucional para que no fuera aprobada, ni para las universidades, ni menos para los institutos profesionales, en otras palabras a ellos les interesa el viejo modelo que corresponde a la viciada forma de prestar plata con intereses y lo vuelven a proponer como solución.
La próxima lucha es defender la Educación para que alcance el 100% la gratuidad, pero para forzar esa meta, primero hay que despejar el camino y eso es contra Piñera y sus candidatos al congreso. Es hora de correr la voz, traspasar el mensaje a los padres, a las madres y a los jóvenes, y considerar por último una cosa, que te saldrá más barato ir a votar que pagar tu educación, de ti depende que tu voto se transforme en protesta.
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