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Pensamientos de un vago un poco ilustrado

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Siempre, para estos días del año, la vida se nos ponía más dura. El objetivo principal era llegar primero a la esquina de la avenida principal. Los mejores toldos y galpones fueron edificados en esa zona de nuestra ciudad.

Al grupo siempre le causaba risa esa reflexión pues, en lo profundo, sabíamos que no era así, pero la ironía es buena para quitar el hambre. Ser parte de las clases inferiores no es tan malo como algunos señores disfrazados de pobres comentan en nombre de nosotros. No son fragmentos de esta situación, puesto nunca los hemos visto dormir debajo de un puente o comer de la basura.  La pobreza agudiza el sentido de la sobrevivencia y nos ayuda a diferenciar a los nuestros. Debido a esa razón no votamos, pues ningún vago fingido representa nuestros intereses políticos de coyunturas y de ideales.

La vagancia como un modo de vida está reservado para los que hemos llegado al fondo de la escala social y podemos decir que la pobreza absoluta es una verdadera desgracia. Lo decimos y practicamos con el ejemplo para ajustarnos a nuestra teoría.

Pedimos dinero en una esquina solo por “hobby”. Deben saber los señoritos que para nuestra gente especial este deporte nos mantiene en un constante ejercicio y nos genera ingresos. Como desaprovechar la oportunidad de ver esos rostros indiferentes que sin mirarnos sueltan unos cuantos pesos del cambio de la comilona de chatarra.

De comida no nos quejamos. Mantenemos una dieta baja en calorías basada en carbohidratos reciclados.  La incomodidad viene al tener que ir al baño a realizar nuestras necesidades dadas por la madre naturaleza. Es muy molesto defecar y no tener un poco de papel. Suena grotesco y huele a mierda.

A Diógenes de Sinope, le rendimos honores y prédicas antes de taparnos con los calientitos periódicos matutinos. Él buscaba hombres honestos en Atenas, nosotros no tenemos esa loable misión, pues primero nos queremos conocer a nosotros mismos. Muchos nos retiramos a este estado de miseria por encontrar el Nirvana, la iluminación, y los conocimientos primarios universales.

Pasar noches en el frío y la lluvia nos regala la sabiduría y hasta algunos somos chamanes urbanos. Llegan aprendices, que viviendo con todas las comodidades, quieren algo de nuestros manjares para obtener esas experiencias alucinantes.

Pedimos dinero en una esquina solo por “hobby”. Deben saber los señoritos que para nuestra gente especial este deporte nos mantiene en un constante ejercicio y nos genera ingresos.

La discriminación no funciona ni establece roles para nuestra agraciada minisociedad. El amor es tan natural y no expresa odios ni resentimientos. Bien recuerdo una nota que encontré escrita bajo mis pertenencias. Era un bello escrito: “Soy un nacimiento de sangre en la forma de una mujer. Tú eres el ave en la esquina, seducido por la brisa. Bébeme y hazme real.  El amor es un tierno sueño de dos vías”. Nunca olvidaré ese papel, pero jamás supe quien lo escribió y no busqué a su autora o autor, ya que vivimos el día.

Cuando llegan las fiestas de fin de año, siempre realizamos un acto especial. Contamos cuantos se han ido de nuestro círculo privado y los que han perdido la razón en busca de la piedra filosofal. Siempre hay menos, pero esta sociedad nos regala nuevos integrantes para iniciar el año como hermanos.

Existe una leyenda sobre uno de nosotros que llevará la sumisión y el dolor a los ignorantes de la dura realidad. Fundará un imperio después de dejar solo cenizas. Unos creen y otros no lo hacemos. Las leyendas y mitos solo nos quitan el tiempo de nuestra concentración y meditación.

Llega la noche. Me acostaré sobre mis calientes sentidos y miraré la tranquilidad de las estrellas. Es hora de dormir. Hace mucho frío y quedé solo sin el calor del grupo. No tengo miedo pues nada me falta, en prados de hierba fresca reposaré y logré pasar victorioso por los valles tenebrosos. Con su vara y su callado, me dio la seguridad y habitaré en la morada de la libertad eterna hasta el fin de los tiempos. Época de cerrar los ojos y dejarme llevar como el ave por la brisa.

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