Ante la conmoción nacional por el accidente ocurrido en Mostazal y en virtud del conjunto de irregularidades descubiertos por el Ministerio de Transporte a la empresa en cuestión, es necesario ampliar el debate y analizar al rubro como un todo, si deseamos que se repitan estos trágicos eventos.
Buses clonados, permisos adulterados, mantenciones irregulares, inspecciones cuestionables y administraciones irresponsables, parecen ser algunos elementos clave que la prensa utiliza para explicar la ocurrencia de este y otros accidentes, no obstante aquello, aún nadie se atreve a visualizar un secreto a voces, éstas prácticas son generalizadas dentro de un rubro que rechaza invertir en su profesionalización.
Basándome en reuniones sostenidas con varios importantes representantes de transporte, puedo decir que a excepción de la empresa de transporte de pasajeros más grande de Chile, todo el resto funciona bajo un modelo de negocios familiar, uno que por así decirlo, depende en demasía de las corazonadas, ojo y tincadas del dueño o de su hijo.
Según expresaban los mismos representantes del sector, el rubro de transporte de pasajeros (urbano, interurbano y rural) funciona en una pseudo sociedad en comandita, donde el dueño de los buses entrega a la tripulación a bordo, la responsabilidad de administrar gran parte de las ganancias de su misma empresa. Para ser más claro, la gerencia (frecuentemente dueños y administradores) confía al conductor (y al asistente del bus) la responsabilidad de cobrar todos los pasajes cortados en ruta, confiando luego que el monto rendido, sea el total. De ahí la importancia de los inspectores de pasajes, quienes tienen la responsabilidad de certificar la cantidad de pasajeros que suben y bajan en cada trayecto.
El problema general subyace en que, al igual que las grandes cadenas de nuestro país, coludirse parece ser una estrategia rentable para subsistir, por lo que, en muchas empresas se sabe que los conductores, asistentes e inspectores (cuando los hay) se coluden, generando un ingreso personal extra, y aquí es donde la lógica de empleador – empleado se diluye, pasando a constituirse una sociedad en donde tú ganas, después de que yo gane.
Por eso, cuando llegan los peaks de traslados de pasajeros (fiestas y fines de semana largos), aumenta la frecuencia de los viajes, la sobrecarga laboral y las ganancias de las colusiones (paradójicamente, entre empresas también se coluden para subir los precios, sin que ello tenga una real relación con variaciones en los precios de los combustibles, peajes o una mejora real de la calidad del servicio).
Ahora bien, todo conductor y asistente de bus recibe un sueldo variable, es decir, poco más del mínimo sólo por conducir y bonos por puntualidad en los trayectos, pasajes cortados y responsabilidad laboral. Pero como ello no les alcanza, surge la autobonificación, con la que pueden duplicar o triplicar sus ingresos. La molestia de la gerencia es real, de ahí que se haya empezado a implementar el sistema de videovigilancia, que busca prevenir las «pérdidas», la conducción irresponsable (comiendo, hablando por teléfono y maniobras riesgosas), disminuyendo un poco las pérdidas, que sin duda, les generan grandes ganancias.
Y he aquí la base de nuestro criollismo, toda modernización del modelo de negocios exige una optimización de las condiciones laborales, es decir, no hay posibilidad de poder conseguir o formar mejores conductores o asistentes, sin modificar el sistema de renta variable a uno fijo. Lamentablemente esta obviedad no es tal, causando escozor en los dueños que aspirar a ganar más pagando (y perdiendo menos).
Estimados, lamento informar que aún no hemos visto al mundo del transporte de pasajeros tocar fondo
Por otro lado, frente a la posibilidad de evaluar, discriminar y capacitar al recurso humano, la respuesta del gremio es consistente y generalizada, «las máquinas no pueden parar» y «tendría que ser un taller corto», con lo cual, la posibilidad de impacto y éxito es imposible. No me referiré a temas de costos, porque hoy día, no hay consciencia de que invertir no es sinónimo de gastar.
El Ministerio de Transportes tiene claro que existe un gran problema de recursos humanos, implementando planes de modernización forzada, busca mejorar la calidad de servicios mediante la actualización de las máquinas, suponiendo además que la fiscalización activa previene accidentes, más si consideramos la implementación del narcotest como fórmula mágica para destapar y erradicar uno de los tumores más propagados dentro del rubro.
Estimados, lamento informar que aún no hemos visto al mundo del transporte de pasajeros tocar fondo, aún nadie se detiene a evaluar el aprovechamiento que muchas compañías está haciendo con los extranjeros, para que entrar a detallar sobre las nulas políticas de protección de datos y los cada vez más visibles casos de acoso sexual a pasajeras.
¿Cuáles serían las claves a mi gusto?
Registro nacional de conductores, Programa Sence de capacitación eficiente para conductores, Modernización del sistema de cobro (usemos los celulares para algo más que no marearnos), Aumento de los requisitos para administrar una empresa encargada del transporte de personas (por lo menos un estudio de idoneidad en contraloría médica).
Hoy cruzamos una delgada línea azul, pero creo que el cambio sucederá cuando pasemos una gruesa línea roja.
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