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La violencia cotidiana en la copia feliz del Edén

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La temperatura y los ánimos están muy acalorados. Convivimos en una sociedad cada día más veloz, agresiva e intolerante.

Es así como un usuario del Transantiago no soportó la demora de la línea y se permitió insultar a la joven monitora, al chofer del bus y a quienes nos cruzáramos por su camino. Ya en casa, intento relajarme, pero el informativo me bombardea con imágenes brutales de una golpiza en un servicentro, y otras con una monumental gresca a las afuera de una discoteca en Viña del Mar.

Recibimos una televisión -a la medida de la economía de mercado- que incita a la violencia y que no da cabida a los contenidos educativos y culturales. Una televisión que exhibe toneladas de chatarra con el beneplácito de las entidades que supuestamente están para regular los contenidos de los canales.

En las mañanas, peleas y tongos de la farándula. En las tardes, juicios-show que dirimen casos de violencia intrafamiliar, agresiones y otros litigios. Y en horario estelar, los canales reemplazaron antiguas series de ficción policial por otras reales y mucho más crudas: 133, OS7, Policías en acción y PDI: Brigada Policial.

En las aulas se repiten continuamente los casos de bullying y las impactantes escenas captadas por celulares ya no sensibilizan a nadie. Alumnos y profesores están arreglando sus diferencias con sus propias manos. Sin soluciones definitivas al tema, las autoridades están perdiendo la batalla.

Anualmente se promedia una cincuentena de femicidios en nuestro país y recientemente el SERNAM contraatacó con la campaña: “Maricón, el que maltrata a una mujer”. Con un deficiente mensaje y débil aporte de los rostros elegidos, esta se suma a otros recordados fiascos comunicacionales de los gobiernos de turno (Ej: Campaña SIDA).

En el fútbol, la pasión mal entendida ha excedido los límites; delincuentes con camisetas de todos los colores son habituales en las páginas policiales. Recordadas son las imágenes de un hincha ensangrentado asestando una puñalada en el cuerpo de otro hincha del mismo equipo, o la balacera de hace algunos días entre líderes de otra barra brava por ajustes de poderes en la misma.

Episodios que han alejado a la familia de los espectáculos deportivos y el espacio de esparcimiento se ha convertido en un frente de batalla. ¿Y la implementación de medidas ejemplificadoras? Bien, gracias.

Algunos videojuegos, con sus altos contenidos de violencia, hace rato dejaron de ser una sana entretención para los retoños: combates, asesinatos y uso de armas son los preferidos por los adolescentes. Los mismos que activan un mecanismo del cerebro que hace que las personas se comporten de forma agresiva, según una investigación de la Revista Journal of Experimental Social Psycology del año 2006.

El estudio demuestra que los videojuegos violentos pueden aumentar la agresividad en algunos individuos con rasgos de personalidad tímida o retraída. Un dato a tener en cuenta.

El género rock y sus derivados del Metal o Satánico se encuentran entre los estimulantes de la agresividad y el vandalismo. En conciertos se aprecian impulsos irresistibles de destrucción y conatos. Finalmente les cabe responsabilidad a los padres en el consumo o la prohibición de tal juego o cual producto musical en sus hijos.

En resumen, la violencia es una célula inserta en nuestra sociedad, que cada día se multiplica sin control. Lamentablemente las promesas políticas y los discursos se quedan en eso y Chile dejó de ser hace un largo rato la copia feliz del Edén.
 

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4 Comentarios

kangrejoman

en serio lo que acabo de leer es lo que piensas?

es una locura culpar a agentes externos por un asunto que claramente va por un asunto moral desde la casa.

todos estamos expuestos a todo tipo de estimulos desde que nacemos, pero es la norma moral de tu casa y de tu familia quien te impide comportarte como un pelotudo a futuro.

no es ni culpa de la musica o culpa de los videojuegos, sino de quien deja abandonados a los niños a esas cosas sin dirección y sin enseñanza.

he visto padres tremendamente irreponsables comprando juegos claramente con clasificación para 18 años y entregándoselos a sus hijos de 5 u 8 años para que se «entretengan»

es ante mis ojos es equivalente a comprarles una porno para que se queden tranquilos.

aqui la cosa no es el videojuego, es la irresponsabilidad y la ignorancia de la gente respecto a lo que le rodea, creyendo que la televisión le va a servir de nana.

y todos sabemos que la tele es el peor ejemplo de lo que la vida es en realidad.

creo que tus dardos apuntan al blanco equivocado, y me parece mas el hacerse eco de una serie de opiniones de grupo, de esas que siempre se dicen en reuniones de bridge y tecitos con muffins, pero que en realidad no cachan nada.

jorge1812

El artículo se basa en una ilusión tremenda. En creer que antes «era mejor», más pacífico, que Chile alguna vez fue un edén, etc. En eso olvida que el ser humano ha estado constantemente luchando con su propia brutalidad y violencia por los siglos de los siglos.

Olvida quizás que la diferencia con ese pasado, radica esencialmente en que hoy nos enteramos más de las brutalidades humanas acá y en todo el mundo, porque claro los medios aprovechan el morbo humano para alcanzar alto rating.

Culpar a la TV, la música rock o los videojuegos de la violencia en la sociedad y pedirle a la autoridad frenarla me parece errado, y un discurso casi conservador.

Si fuera por eliminar contenidos violentos, entonces deberíamos prohibir el correcaminos…

gabmarin

José Antonio, te invito a leer cualquier libro de historia sobre Esparta, o sobre las prácticas sociales y políticas del Imperio Romano en su apogeo, o sobre algunos rituales de la América pre hispánica, o sobre la Europa medieval, o sobre prácticas culturales en el Africa subsahariana, o sobre prácticas religiosas en el Islam. En todos esos casos te darás cuenta que la violencia es consustancial al hombre y no es ni un problema chileno ni algo exclusivo del capitalismo.

Si sólo hiciéramos una revisión de nuestra historia, me parece que la nuestra es una de las épocas más pacíficas -esta idea la lanzo para la discusión- y en la que nuestra tolerancia a la violencia que sobre algunos grupos de nuestra sociedad se ejerce es menor. Somos más conscientes de la violencia social, pero eso no quiere decir que esta sea mayor.

felipe

felipe

¡Prohibamos el Rock!. La memoria de Humberto Lagos se engrandece con el paso de los años.

🙂