La pandemia provocada por la propagación del nuevo coronavirus (SARS-CoV2) ha llevado a la mayoría de los países a adoptar acciones conducentes a disminuir el contagio por este virus. Una de las medidas ha sido restringir los movimientos de sus poblaciones, con la exigencia de que muchos deban aislarse en sus hogares durante un tiempo aún indefinido (cuarentenas), a eso se agrega el estricto distanciamiento social en cualquier encuentro público (ej., compras de alimentos o de insumos esenciales).
Este período de aislamiento (distanciamiento social/distanciamiento físico) puede perturbar gravemente al núcleo familiar y tener consecuencias negativas a largo plazo tanto para los padres como para los hijos. La evolución de las tensiones sociales a escalas globales junto con la necesidad que tienen los padres o cuidadores principales de garantizar la alimentación, la seguridad financiera y de salud puede hacer que algunas emociones se hagan difíciles de afrontar. En ese escenario el estrés será parte de todos los días, con una mayor percepción de impotencia e ira. Todo ello puede socavar los los recursos personales y las capacidades para afrontar de manera efectiva un estrés que ya es crónico.Nadie puede superar esta situación de manera independiente, necesitamos de los otros y si las instancias oficiales fallan, deben florecer desde las bases comunitarias instancias informales, donde la empatía se transforma en ese preciso bisturí que corta las tensiones
La exposición prolongada a altos los niveles de estrés y la incapacidad de regular emociones negativas y debilitantes pueden ser perjudiciales no solo para los padres y cuidadores principales, sino también para los hijos, pudiendo conducir a un aumento de percepción abandono y a un dramático aumento de abusos hacia los niños. Sin embargo, a pesar de este paisaje desolador, muchas investigaciones sugieren que las competencias psicosociales de las personas pueden ayudar a la familia a hacer frente a la actual situación, para muchos extremadamente adversa. Lamentablemente, no todo es alentador, debemos ser conscientes de que las situaciones traumáticas o las crisis globales como la que estamos atravesando definitivamente afectan en mayor medida a las personas y familias más vulnerables. Éstas últimas suelen carecer de las herramientas biológicas, educacionales, económicas y psicológicas que les permiten afrontar situaciones como las actuales.
Debemos tener presente que uno de los aspectos más importantes, que no debemos olvidar en la actual situación, es la desigualdad (generada por inequidades) en las capacidades que tienen las personas para hacer frente a la incertidumbre y a la capacidad de recuperación. De ello se desprende que es necesario poner de relieve tanto los riesgos como los factores de protección que pueden influir en el éxito de una persona o una familia en la superación de la adversidad, fomentado la resiliencia a múltiples niveles. Y es aquí donde adquiere gran relevancia la participación de las comunidades como un todo.
Nadie puede superar esta situación de manera independiente, necesitamos de los otros y si las instancias oficiales fallan, deben florecer desde las bases comunitarias instancias informales, donde la empatía se transforma en ese preciso bisturí que corta las tensiones y permite la proximidad emocional y de apoyo en todas las dimensiones que impactan en la vida de las personas y las familias más vulnerables. Y en este escenario, por ejemplo, las ollas comunes son pequeños destellos de humanidad… esa humanidad que subyace en cada mirada y en cada encuentro. Donde la empatía se hace presente y los unos son también los otros.
Comentarios
27 de mayo
Concuerdo con su apreciación que las tensiones globales y el estrés por la situación de confinamiento obligado pueden hacer daños irreparables en las relaciones familiares, es un panorama complejo, difícil para los núcleos familiares, además vivimos en sociedades tan carenciadas y con problemáticas sociales que llevan décadas sin solucionarse, las clases políticas prometen cosas que no pueden cumplir y generan frustraciones, descrédito, sensación de manipulación y abuso que afectan las familias, por otra parte se vuelven a levantar por grupos interesados, una y otra vez utopías fracasada haciendo creer a esas familias que esta vez si, que ahora no fracasarán, pero al final de día sabemos que lo único que buscan es el poder. En fin, nadie sabe como se desarrollará este siglo, pero por el approach, se ve que una de las víctimas será la familia, tiene muchas amenazas y enemigos declarados.
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