Sólo un pueblo intelectualmente aislado como el chileno podría considerar infundada la pretensión boliviana.
Hace 130 años el Ejército de Chile en defensa de intereses británicos, usurpó territorio de sus vecinos: Perú y Bolivia.Invito a mis hermanos chilenos a defender lo que nos corresponde; nuestra tierra, nuestro mar, están privatizados en manos de unos cuantos.
Ésta última está en pleno derecho moral de presionar a Chile no sólo para negociar una salida al mar (que es lo que pide) sino también para exigir reparación.
Hasta ahí, aclaro que mi posición es que el Estado de Chile debe responder ante el robo que perpetró contra la nación boliviana.
El Derecho internacional dice otra cosa; un tratado “de paz” en 1904 zanjó esta controversia y, desde mi punto de vista, no hay absolutamente nada que discutir en la corte de La Haya.
La demanda boliviana es improcedente y el tribunal internacional incompetente.
Lo que me molesta y motiva a escribir, es la ignorancia y soberbia de mis paisanos. En su mayoría se mofan de las pretensiones bolivianas como un cobarde ladrón que se luce con sus objetos robados. Desconocen de manera imperdonable que su ejército actuó por mandato de la corona británica en aquella guerra, así como también desconocen que fue el mismo ejército el que 25 años después disparó contra miles de obreros, mujeres y niños en la masacre de Santa María de Iquique, donde los trabajadores del salitre, cansados por los abusos, organizaron una huelga para exigir sus derechos.
Invito a mis hermanos chilenos a defender lo que nos corresponde; nuestra tierra, nuestro mar, están privatizados en manos de unos cuántos.
El enemigo está en el palacio de La Moneda, en el Congreso Nacional y en los noticieros de TV, pero sobretodo, el enemigo vive en nuestros limitados cerebros y envenenados corazones que son incapaces de ver la realidad que nos han adoctrinado para ignorar. Sacarse la venda depende de cada uno. No hay excusa. Pido respeto por la historia, por la verdad, por la razón.
No defiendan una bandera, defiendan ideas, principios. Los invito a reflexionar y discutir, dejando atrás el aislamiento intelectual chileno que tanto me duele y desprecio.
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