La falta de planificación territorial en Chile ha llegado a un límite insostenible. En los años recientes, la ausencia de un aparato planificador poderoso e integral entre agentes públicos y privados ha cobrado la vida de muchas personas y urge una transformación institucional. La lógica del libre mercado como principal planificador indefectiblemente nos tendrá persiguiendo los desastres en vez de anticiparlos de manera efectiva. Además de las muy lamentables muertes, la anulación de la planificación urbana desencadenó fenómenos como la segregación residencial y de uso del espacio; la descriteriada instalación de actividades productivas en áreas pobladas como bosques o mataderos; la desenfrenada explotación del suelo para la obtención de materias primas a costa de la destrucción del medio ambiente y el enriquecimiento acelerado en base a la especulación de suelo sin captura de plusvalías para el fisco.
Ni hablar de los sistemas de transporte público. En esta línea se inscriben la falta de áreas verdes, la distribución de consultorios y la pésima conectividad nacional, entre otros. Si usted no lo sabía, todos estos problemas en otros países se resuelven con poderosas instituciones de planificación urbana que en Chile no tenemos. Lo único que tenemos es un grupo de instituciones descoordinadas que inciden sobre la gestión el territorio, que no dialogan entre sí y que solo reaccionan a los estímulos del mercado sobre lo urbano. Un Estado subsidiario, cuyo rol urbano es mas de financista que de una institución pública de ordenamiento territorial. Hoy el Estado es más bien un facilitador de iniciativas privadas emprendidas por ciertos agentes privados. Muy bancario todo el criterio utilizado, y así es como los resultados urbanos distan mucho de ser de gran calidad, mas bien solo cumplen con los mínimos estándares de una ya muy permisiva regulación, aunque muy entrampada también.
Lo concreto es que aprovechando los tiempos de refundación institucionales en Chile, la planificación urbana debe ser una prioridad. Para pasar a medidas específicas, quisiera compartir algunas ideas pertinentes para ver iniciar una discusión publica. Partimos modestamente, con tres ámbitos iniciales:
Institucional: (Re) Crear una institucionalidad de planificación territorial nacional. Esta debe estar consagrada en la nueva constitución o bien, en caso de que esto nunca ocurra, se debe desarrollar a través de una ley orgánica constitucional de forma de complementar las actuales falencias que presenta la constitución en materias urbanas. Dicha institucionalidad deberá estar por sobre los poderes ministeriales. Simbólicamente será una mesa de negociación en la que se sienten organizaciones públicas, civiles y empresariales, cuya coordinación estará a cargo de un equipo técnico altamente calificado en materias urbanas. En este sentido, la presencia de autoridades publicas y privadas será participativa y vinculante. Dicha institucionalidad tendrá la capacidad de desarrollar propuestas multi-escalarmente, contará con sendos equipos profesionales multidisciplinarios y tendrá participación permanente en comisiones del senado y la cámara de diputados, así como línea directa con presidencia, constituyéndose automáticamente en asesores presidenciales. Además de la proyección de crecimiento urbano y desarrollo de regulaciones especificas, esta institucionalidad deberá comenzar a pensar un plan nacional de transporte publico integral; redefinir los mecanismos de asignación de recursos públicos para proyectos urbanos de interés publico; y coordinar el reemplazo de los planes reguladores comunales por planes de desarrollo urbano comunal, los cuales deberán ser capaces de prospectar ideas de ciudad, mas que restringirse a regular lo que el mercado ejecuta.
Regional: Descentralización mediante regionalización. Urge una redefinición de la centralidad decisional. La constante dependencia de Santiago ensombrece todo tipo de iniciativa de planificación territorial nacional, mermando sus posibilidades de éxito al corto, mediano y largo plazo. Es fundamental asumir la complejidad y diversidad territorial chilena. Discutir seriamente y con plazos para la toma de decisiones en relación a la federalización del territorio en busca de mejorar las medidas que se toman para mejorar la calidad de vida de las personas, a la vez de otorgar autonomía a las regiones en la gestión de sus recursos y sus medidas de ordenamiento territorial. En esto, será necesario tomar medidas en la creación de una agencia regional de desastres, con autonomía presupuestaria y con alta especialización en las principales emergencias regionales, actuando de manera preventiva.
La discusión entre especialistas agotó su capacidad de influir en las decisiones país y gente ha muerto por esta carencia. Urge sacar la discusión de lo urbano de la esfera mono-disciplinar, comenzar a hablar en lenguaje simple y accesible para finalmente lograr que la ciudadanía comprenda que esto es prioritario.
Legal: Implementar el Derecho a la Ciudad. Tal y como lo han llevado a cabo en países vecinos, es fundamental que el derecho a la ciudad sea considerado un derecho humano y por lo mismo, es deber del Estado velar por su cumplimiento y de todos los ciudadanos exigirlo. El derecho a la ciudad deberá ser generalmente entendido como una distribución equitativa de los beneficios que produce la sociedad. Dicha distribución no puede quedar en manos del mercado, dado que su comportamiento distributivo es errático. En esto, la consagración de un derecho a la ciudad desde lo legal le entregará a la nueva institucionalidad de planificación urbana un instrumento de discernimiento ante eventuales disputas, si una iniciativa territorial en particular se encuentra impugnada por agentes públicos o privados, su resolución judicial deberá considerar el derecho a la ciudad. Es de esperar, que el derecho a la ciudad, paulatinamente avance hacia un derecho al territorio. Una medida urgente que decanta del derecho a la ciudad es una nueva política de suelos, capaz de captar plusvalías resultantes de la especulación o bien de la inversión en infraestructuras publicas por parte del fisco.
Esto sólo para comenzar. La discusión entre especialistas agotó su capacidad de influir en las decisiones país y gente ha muerto por esta carencia. Urge sacar la discusión de lo urbano de la esfera mono-disciplinar, comenzar a hablar en lenguaje simple y accesible para finalmente lograr que la ciudadanía comprenda que esto es prioritario.
Los contenidos publicados en elquintopoder.cl son de exclusiva responsabilidad de sus respectivos autores.
Te invitamos a conocer nuestras Reglas de Comunidad
Daniel González
Colega, creo que los trasnoches que nos regala nuestra disciplina han afiebrado un poco las opiniones y propuestas. Este temario de ideas, independiente de un par de buenas alternativas -Agencia Regional de Desastres y Planes de Desarrollo Comunal, ya conocidos en la literatura urbana internacional-, hay varias cosas muy equivocadas e incluso antojadizas con profunda falta de conocimiento de derecho e historia de nuestro país, comienzo:
1.La Planificación Urbana de los 60/70/90’s para adelante (excepto el lapsus de los ’80s) ha sido la máquina de extensión de la ciudad y han sido las intervenciones del Estado, a través de políticas fiscales como monetarias las que han desencadenado el crecimiento de la ciudad por migración, como resultado de intervencionismos económicos de apalancamiento de commodities (Cobre). Por otra parte, los mismos instrumentos de planificación y diferenciación del suelo rural/urbano y sus usos, son los que han determinado el alza constante de los valores del suelo. Es el Estado mismo quien define quien gana y quien pierde, y el que gana multiplica el valor de los bienes de capital por varias veces, lo cual genera la temida especulación y la segregación como efecto urbano social. Osea, la planificación urbana misma es veneno y antídoto a la vez, compleja situación sin saber cuando actuará como uno o como otro.
2. Los centro productivos, dependiendo de cuales sean, es positivo que se ubiquen cerca de los lugares de habitación, nadie puede pensar que viajar horas hacia su trabajo sea beneficioso. El tema es como amortizamos las externalidades negativas y que tipo de rubros son posibles de coexistencia mixta en la ciudad. Hay que potenciar las economías y producciones del S. XXI y los servicios que son nuestra mejor alternativa, aparte de las grandes industrias que por lógica propia no se encuentran en la ciudad.
3. Nuestras ciudades son de origen rural en su mayoría, no se realmente que esperas. Hong Kong o Londres en Chile?, Campos Eliseos en Rancagua?. Creo que pensar que nuestras ciudades son insignificantes o de malos resultados, no es un afortunado comentario para los chilenos y sus ciudades y pueblos de orígen.
4. Hay efectivamente efectos negativos de extracciones de recursos naturales en puntos del país, los cuales hay que solucionar, obviamente, pero de ahí a la «destrucción del medio ambiente», no crees que es un poco exagerado?. Creo que nadie vive cerca de Chernobyl en Chile. Por lo demás, cual es tu estrategia de reemplazo económico de la economía primaria para nuestro país?, vivimos de eso, es cosa de leer los indicadores económicos, los efectos sobre nuestra balanza comercial y las principales exportaciones que nutren de trabajo e ingresos privados, como públicos.
5. Sendos equipos multidisciplinarios y Comisiones Gigantescas con Sistemas Vinculantes Nacionales, me suena más Mega-Burocracia que a eficiencia, lo cual, decantaría en un «nunca ponerse de acuerdo» y gastar recursos públicos de manera infinita. Creo más en el trabajo técnico riguroso, directo y austero.
6. Derecho a la Ciudad es una legítima aspiración, solo que tendrías que reunir a la ONU en pleno para poder modificar la Carta de DDHH, la cual seguiría siendo una recomendación sin efecto jurídico alguno a nivel nacional. Por lo demás, las políticas de vivienda han estado presente siempre, independiente del régimen de gobierno, desde la Fundación de Viviendas de Emergencia en los 50’s hasta hoy. Incluso debemos el sentido de propiedad popular extendido en nuestra cultura, gracias a las políticas de vivienda, urbanización y ciudad desde aquella época.
7. Todas las visiones distributivas han sido un fracaso, es verdad, el mercado es injusto, pero distribuir homogéneamente los recursos escasos sin hacerse cargo de sus costos, es dilapidar y destruirlo todo para que nadie luego tenga nada.
8. Este punto es especialmente grave, ya que exiges que los dictámenes o sentencias sobre disputas territoriales o urbanas entre diferentes agentes, sean definidos según un criterio de Derecho a la Ciudad implantado (sin fundamento jurídico). Esto es especialmente grave, porque solo tribunales y los jueces definen las sentencias de solución de las disputas entre dos o más partes de manera absolutamente independiente, lo cual, bajo tu exigencia, causaría que los jueces y el poder judicial perdiesen su autonomía como poder del Estado, debido a éste nivel de poder institucional territorial. Eso es echarse al bolsillo el Estado de Derecho de la Nación (de la propuesta de federalización, sin comentarios) , la Soberanía Nacional, la Institucionalidad y Gobernabilidad de nuestro país, lo cual, es inaceptable. A menos que estés de acuerdo con los sistemas dictatoriales o de re-elección indefinida tan populares hoy en día (?).
Estimado colega, para hacer propuestas tan tajantes como estas hay que estudiar y tener en el cuerpo muchísimos más factores que los sucesos de los últimos días, que como chilenos todos esperamos se solucionen con la mayor esperanza en la vida misma misma y todos con la voluntad de ayudarlos en todo. Pero, cualquier decisión estructural debe ser pensada con la más absoluta seriedad, racionalidad y tranquilidad posible, ya que sus efectos pueden ser positivos o devastadores y no podemos correr riesgos negligentemente.
Saludos cordiales.
Jose Luis Silva Larrain
Disculpe señor pero plantea un esfuerzo estéril. Estos cuentos refundacionales los escucho desde siempre y solo sirven para enrollarlo todo en discuciones que nunca han resuelto nada y dejar tremendos espacios para que entren destrozones y pillos que hagan de las suyas en las instituciones. Siempre ha sido asi.
De partida nunca ha habido acuerdo nacional en ningún párrafo de ninguna constitución, con mucha suerte y voluntad de todos lograremos tener acuerdo en 4 o 5 párrafos de una nueva constitución, por lo tanto tratemos de achacerle a la constitución las menos cosas posibles si queremos lograrla o seguiremos entrampados por la eternidad en este cuento. Si quiere que las cosas funcionen pesque las que tenga y hágalas funcionar o no logrará nada.
Hay una Ley General de Urbanismo y Construcciones que debe ser revisada y sobre todo aplicada rigurosamente, de ella se desprenden planes reguladores comunales. Hay que apretar a los compadres que están a cargo de eso en lugar estancarse pensando en “otras estructuras nacionales que hagan las cosas mejor”, todo eso es porquería, siempre lo ha sido. Hay autoridades que autorizaron sabiendo lo que tarde o temprano pasaría en el norte al construir en el lecho de los ríos, lo sabían tan bien como saben lo que ocurrirá con las docenas de condominios nuevos que hay ahora en la tristemente célebre quebrada de Macul, todos sabemos lo que ocurrirá con eso, y es sólo por dar un ejemplo entre cientos mas. Hay que calmarse, que aterricemos un poquito, hagamos andar correctamente las instituciones que nos dejó el gobierno de reconstrucción nacional y asi este país correrá bien. Pero seguir utopias es seguir porquerías, trate de acordarse si alguna vez en la historia se ha concretado algo con esa actitud “refundacional”, a menos que dejemos a cargo un gobierno absolutamente totalitario sin congreso ni contralorías con la autoridad para “refundar” o “recagar”, sí señor, asi es, hablo de milicos de cualquier tendencia que nadie les ponga reglas, solo ellos podrian «refundar». Haga andar lo que ya hay si quiere que funcione en democracia.
Saludos