Estoy en un momento de mi vida, en donde me pregunto: ¿Que se debe ser primero, ser trans o ser persona? Desde ese punto de vista ¿No son las demandas del colectivo LGBT también demandas humanas? Tan importantes como el derecho al aborto libre, al matrimonio igualitario, a tener una mejor salud, una mejor educación, a acabar con la línea de la pobreza; si lo vemos desde un punto de vista diferente, son demandas que apuntan principalmente al cambio del contrato social, por uno que vinculado a la realidad.
Hoy estamos nuevamente enfrentados ante una problemática social que nos divide, el reconocimiento legal de la infancia trans, que pretende dividir la votación del proyecto de Ley de Identidad de Género y tensionando dos aspectos que son sumamente necesarios: El reconocimiento de la autonomía progresiva del les NNA (Niñas, niños y adolescentes) y la no disolución del vínculo matrimonial.¿Por qué existen otros que impiden que podamos vivir como sentimos en nuestro interior?
Con respecto a excluir a los menores de 14 o someterlos a un proceso que podría ser negativo en sus vidas, me pregunto: ¿Quién nace con género? Desde que comencé a tener uso de razón, no tenía la noción de ser un hombre; fui libre de que mi género y expresión de género se desarrollaran libres; pero, pasé por una infancia totalmente negada con lo que me hacía feliz, sufrí mucho por ello y no deseo que por eso pase ningún niñe trans.
Nadie nace con un género pre-definido, ni siquiera desde un punto biológico existe un vínculo; dado por la existencia de las personas intersex; que son expresiones naturales de cómo nuestros cuerpos pueden tomar multitud de formas, ciertamente hay paradigmas científicos divergentes para determinar las diferencias entre los sexos y que algunos cuerpos poseen atributos mixtos que dificultan su clasificación.
Nacemos en una sociedad y esa sociedad nos impone, bajo una serie de instituciones el rol que debes tener. Sin embargo, algunes sentimos dificultades con esas atribuciones; no queremos atender a aquellas expectativas, y la percepción que tenemos de nosotres mismes es diferente de la atribución social que nos quieren dar; por lo tanto, hasta que punto somos realmente libres? Se nace cisgénero (individuos cuya identidad de género coincide con el sexo que les fue asignado en el momento del nacimiento)? Se nace cisexual (Sinónimo para no-transexual)?, que es lo “normal?”.
El enfoque foucaultiano sobre la materialidad sostiene: “Los discursos no solo describen el cuerpo sino que también formulan y constituyen sus realidades materiales. Estos significados no son originales y no se encuentran localizados o anclados en el interior de los organismos individuales, sino que circulan en los discursos y prácticas culturales y sociopolíticas significativas e históricamente mutables que describen e inscriben el cuerpo y la identidad”.
Butler, cuando cuestiona la matriz heteretosexual (MH); también cuestiona el esquema social pre-establecido en el cual nos desenvolvemos: “Concebir el cuerpo como algo construido exige re concebir la significación de la construcción misma. Y si ciertas construcciones parecen constitutivas, es decir, si tienen ese carácter de ser aquello ‘sin lo cual’ no podríamos siquiera pensar, podemos sugerir que los cuerpos sólo surgen, sólo perduran, sólo viven dentro de las limitaciones productivas de ciertos esquemas reguladores en alto grado generizados”.
La construcción y afirmación de la identidad de género se da a temprana edad; el doctor Adrian Helien (Coordinador del Grupo de Atención a Personas Transgénero en Argentina) afirma que el 88% se identifica a una edad cercana a los 10 años y el 67% antes de los 5 años; además, agrega que la mayoría de estas familias, se enfrentan a romper leyes culturales y del mandato social, siendo que gran parte del trabajo se enfoca en casar del clóset a los padres.
Conclusión:
Entonces, retomando el planteamiento inicial; si somos todos personas, ¿Por qué existen otros que impiden que podamos vivir como sentimos en nuestro interior? No debiese ser que grupos políticos, instituciones religiosas, escuelas y servicios sociales y psicológicos, también deberían tener capacidad de apoyar a estas personas (nosotres) en su proceso de descubrir cómo vivir mejor con sus cuerpos?.
¿Cómo pueden existir personas indolentes que no piensan en los demás, se concentran en sí mismos y sus visiones negacionistas; podrá ser una seña de falta de valor por la vida y las personas. Como podemos pensar o tal vez soñar una transformación positiva del mundo actual, si arrastramos el peso de la inamovilidad?
Será que el rechazo al reconocimiento a la infancia trans, más tiene que ver con otras cuestiones, el rechazo a lo diferente, al inmigrante, al pobre, a las demandas feministas; ¿Es una enfermedad social el no ver el sufrimiento en el otro?.
El conocimiento de lo que somos (y de lo que no somos) determina la forma en que nos conectamos y disputamos con el mundo. Por lo que nuestra lucha como personas trans, es impulsar el ejercicio de reflexionar y entender; para así poner en evidencia las imposiciones del sistema y sus contradicciones, son nuestras palabras y es la revolución que nos toca vivir; para romper el sentido común del cisgénero como lo normal aceptable.
Comentarios
06 de septiembre
Permítame que le sugiera que entre sus referentes incluya una lectura en profundidad a Jacques Lacan, su seminario 19.
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