Hace algunos años, durante el segundo mandato de la Presidenta Bachelet, no fueron pocos los que acusaron a ese gobierno de sobreideologizado… incluso de dogmático, de anteponer su agenda militante a los intereses del país y de intransigencia a la hora de establecer diálogos con la entonces oposición. Pues bien, en comparación a la actual administración ese gobierno resulta ser el vivo ejemplo del pragmatismo político.
La economía y el modelo neoliberal imperante son el becerro de oro adorado sin el menor pudor por un gobierno dispuesto a todo por mantenerlo intacto, no importa si éste atenta contra la igualdad y la dignidad de las personas
En décadas pasadas se utilizaba el concepto de “confesional” para referirse a algunas fuerzas políticas que apegaban su discurso y acción a una determinada confesión religiosa, en nuestro país la Católica. Hoy vemos un sector político que, en la práctica, reemplazó la religión espiritual por un nuevo credo al que se ciñe con verdadero fanatismo dogmático… el neoliberalismo.
La nueva deidad a la que se rinde obediencia absoluta es a la economía de mercado, y mas específicamente a la secta formada bajo el alero de la Universidad de Chicago. Sus enseñanzas y mandamientos permearon tanto a la dictadura cívico militar como a sus sostenedores políticos, y tristemente, a la sociedad chilena en general… hoy vivimos en un país individualista, donde la solidaridad se disfrazó de caridad, la focalización es la única manera de enfrentar la pobreza y la competencia es la nueva Ley natural.
La economía y el modelo neoliberal imperante son el becerro de oro adorado sin el menor pudor por un gobierno dispuesto a todo por mantenerlo intacto, no importa si éste atenta contra la igualdad y la dignidad de las personas, no importa si garantiza la impunidad para los que abusan, o peor, si se basa en esos abusos… son verdades reveladas recibidas en un autoritario Sinaí, y plasmadas en unas espurias tablas de la Ley impuestas en dictadura allá por el año 1980.
En este contexto y mientras el país enfrenta la mayor crisis social y política en décadas, y debe además asumir el portentoso desafío de la peor pandemia del último siglo, las respuestas del ejecutivo y sus partidarios son sensiblemente pobres, pero por sobre todo, estrictamente limitadas dentro de los estrechos márgenes ideológicos de su fe. Hemos escuchado por meses a analistas y políticos de todos los sectores decir “este gobierno no comprende la magnitud de la crisis”… de verdad alguien puede creer que personas preparadas e inteligentes no entienden la profundidad de la crisis que vive nuestro país…? La triste verdad es que el gobierno entiende perfectamente tanto las causas como las consecuencias del estallido social que vivimos, y entiende también la compleja crisis social que se derivará de la pandemia que enfrentamos, pero no puede salirse ni un milímetro del libreto grabado a fuego por la dictadura y el modelo que impuso en nuestro país.
En cada área y momento del gobierno que analicemos, podemos encontrar evidencias patentes del apego casi fanático a un modelo económico y social específico. Si se habla de salud, como solución a las coberturas de enfermedades complejas se propone un seguro, es decir, profundizar el modelo de una salud eminentemente privada y vista como un negocio, si lo que se discute es apoyar a las personas en la pandemia y cuarentena que enfrentamos, el gobierno insiste en hablar de focalización, de nueva realidad, de préstamos a los trabajadores independientes, si hablamos del drama de las pensiones, el gobierno plantea solo cambios en la misma lógica y marco conceptual y legal del actual sistema de capitalización individual.
Pese a abrirse a un proceso constituyente, el gobierno mantiene una actitud de negación ante la verdadera nueva realidad que Chile enfrenta, el derrumbe del modelo patriarcal y sus ídolos de barro económicos, y en consecuencia, busca cualquier herramienta legal, política o comunicacional para asegurar que, aunque todo cambie, todo siga igual, en un tragicómico gatopardismo trasnochado.
En definitiva, enfrentamos un gobierno y un sector político atrincherado en un credo irrenunciable e intoxicado por un dogma de fe fracasado, enfrentamos al gobierno mas dogmático desde la Unidad Popular que nos arrastra a un dualismo artificial y pernicioso que abre el camino al populismo.
Comentarios
25 de junio
Buen artículo, me recordó uno que escribí el 2016 sobre esta religión “Mercado-Céntrica” que nos domina a nivel global y que comparto para complementar:
Saludos
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