Expongo públicamente esta situación, por lo crucial que resulta visualizar está realidad humana, y el gobierno pueda hacerse parte, como máxima autoridad del país, y fundamental, por la importancia de contar con una política pública que asuma que la maternidad como un derecho de todos y todas, independiente de su condición funcional.
Claramente esto trasciende el color político y gobierno de turno. El pilar de esta problemática se encuentra en la estructura de Estado que no contempla la maternidad en la discapacidad. Esto se refleja, a nivel constitucional, por la falta de mecanismos basados en la dignidad y vida independiente como uno de los ejes centrales que nos define como seres humanos, libres de ser y hacer, como ese ser único e irrepetible.
Me permito dar a conocer la falencia al momento de abordar situaciones concernientes a lo anteriormente mencionado, tras una carta que eleve al Instituto de Derechos Humanos Chile y su respuesta a mi petición de intervención en pro de encontrar solución, a lo que hoy en día, me mantiene en la incertidumbre de no saber que sucederá con mi hija.El llamado es a las autoridades, y en especial al gobierno, a crear mecanismos que validen y aseguren el ejercicio de la maternidad, independiente de la funcionalidad y/o condición de cada uno.
Estimados señores de INDH:
Aclarar varios puntos.
Soy madre en situación de discapacidad severa, dependiente de ventilación mecánica permanente, divorciada. Mi condición es involuntaria, no depende de mí, entonces, el dejar que quede desprovista de apoyo permanente, no hará que camine, ni sea más autónoma como ustedes me lo recalcan. Lamentablemente, no ocurrirá.
¿Mi madre dónde está que no apoya? ¿Y mi padre? No cuento con la red familiar de apoyo. Lo siento, no depende de mí ¡Créanme que no, señores!
Actualmente mi beba tiene dos años. Cuando nació solicité apoyo gubernamental para poder ejercer mi rol de madre y criarla yo, independente de mi condición de discapacidad severa. Este apoyo se concretó con la contratación de técnicos en enfermería de forma permanente, dejando en manos de instituciones nuestro destino, mi derecho a ejercer mi rol de madre y, por cierto, el derecho de mi hija a crecer junto a su madre, que si bien, estoy en desventaja debido a mi condición, y se me invalida como tal,es capaz de dar hasta la vida por ella.
¿Cómo llegamos a este nivel de brutalidad y vulnerabilidad?
Iba todo bien, hasta hace un mes atrás, se me informa la disminución del horario de las técnicos, debido a que no hay recursos y una mesa de profesionales, que están contratados en función de velar por el bienestar de todos y todas, independiente de su condición. Así lo decidió y para hacer de esto, un discurso bonito y no cuestionable, se me dice que es para potenciar mi autonomía y vida independiente. Argumento falto de coherencia, de una crueldad tremenda, ya que soy tetrapléjica. Estar sola en ciertos horarios con mi hija no hará que yo pueda levantarme de la silla de ruedas o la cama. Si ella me necesita o debo auxiliarla, porque mi dependencia no es por voluntad propia, flojera o simple comodidad, ni va a cambiar porque ustedes así lo decidieron.
Se supone que debo ser autónoma y hacerme cargo de mi hija, como toda madre lo hace (frase textual de Carla Matteo, actual directora de Senadis Maule).
Yo sí soy autónoma, pese a mi dificultad física y tener que andar conectada a una máquina para respirar: trabajo, soy madre y dueña de casa.
Ella, ustedes ni nadie, me da de su sueldo para cubrir estos gastos, así que me parece una falta de respeto que esto se cuestione de manera tan denigrante.
Insistió y recalcó lo de hacer cumplir el rol paterno, se me insta a obligar a mi ex a cumplir su rol parental, y hacerse cargo de nuestra hija, pero esto conduce a que definitivamente él me pida la tuición y llevársela a la octava región, ya que, aunque él lo quisiera, no puede pagar una persona que cuide de ambas. Su situación económica no se lo permite.
Esto, única y exclusivamente, por mi discapacidad e impedimento de usar mi cuerpo para el cuidado de mi hija, pasando por alto, que yo soy quien vela y día y noche por su bienestar.
Junto a lo anteriormente expuesto: Nula seriedad y resguardo a la integridad física de mi hija y yo. En primer lugar, se hizo llegar un oficio a mi hogar con el dictamen de reducción horaria de las tens, sin la fecha en que se concretaría la decisión, sin pensar que al ser dependiente severa, no tendría quién cuide de mí beba, sin pensar que ella.
Lamentablemente también posee discapacidad; digo lamentablemente, porque instituciones como ustedes, me han hecho odiar mi condición, porque si fuese autovalente y pudiese cuidar por mi misma de mi hija, no estaría padeciendo está sensación de angustia y muerte en vida. En segundo lugar, nadie, se detuvo a ver qué soy dependiente severa, y mi vida depende de una máquina, y por ende, si no tengo quien cuide de mí, o me preste atención, moriré.
Casi como una contradicción, esto para ustedes como encargados de la defensa de derechos humanos, no me vulnera ni es meritorio de ser siquiera analizado.
Por favor señores, sentido común, y profesionalismo en la pega, para la que fueron contratados.
Otro factor determinante aquí, es la mirada médica que se desprende de la discapacidad, ya que las decisiones que se tomen sobre nosotras, queda en manos del área de salud, siento intervenidas como cuerpos enfermos, y no desde la visión holistica que requiere, como personas que somos.
Comentarios
20 de mayo
Valeria… Que nada ni nadie te quite esa tremenda fuerza interior de perseverancia y lucha. Espero que pronto tus demandas sean escuchadas… Mil cariños…
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