Este podría ser el preámbulo de un libro sobre la experiencia de volver a mi país después de un par de años, los suficientes para que parezca otro Chile, más violento y deshumanizado.
No se debiera escribir sobre nada que no se haya vivido en primera persona o al menos con la cercanía suficiente como para sentir en carne propia los hechos que se narran.
La historia que voy a contar aquí no es nueva, y lamentablemente tampoco es única. El personaje principal es la miseria vista desde todos los puntos de vista posibles; miseria por la falta de recursos económicos, miseria por falta de empatía de una sociedad que se despierta ante la discapacidad sólo para la Teletón.Para hablar de este caso hablaré del señor “X” un ciudadano invisible ya que reúne todas las cualidades para serlo. Tiene más de cincuenta años, es pobre y ciego
Para hablar de este caso hablaré del señor “X” un ciudadano invisible ya que reúne todas las cualidades para serlo. Tiene más de cincuenta años, es pobre y ciego.
Ser discapacitado en Chile es no existir para nadie, ningún sistema les integra, para ellos cualquier actividad de la vida diaria como hacer una compra online en el supermercado hasta llamar a la municipalidad para que desparasiten a la mascota de la casa es un trámite siempre con resultado negativo porque entre otras cosas esas personas tampoco han sido preparadas para atender a un ciego y mucho menos darle soluciones.
Discapacidad, pobreza energética, tecnológica son elementos suficientes para que un ciudadano se sienta expulsado de la sociedad y acabe aislado en la habitación menos fría de la casa. A no ser que le ocurra una tragedia que sirva para abrir las noticias de la noche o rellenar horas de mal periodismo.
Una persona que percibe ciento ochenta y siete mil pesos al mes indiscutiblemente forma parte del grupo más pobre de cualquier país decente.
Estos son algunos detalles de la vida de un discapacitado en el Chile del año 2022, personas que como tantas otras son parte de una comunidad y a la vez olvidados por ella.
Así es que mientras usted lee este artículo el señor “X” estará pensando en acostarse a las cinco de la tarde y apilando frazadas para no pasar frío por la noche.
A la precariedad energética le sumamos la tecnológica, porque nuestro señor “X” tiene un computador que rescató de terminar en la basura el que ni siquiera puede encender con regularidad. Así ha perdido la posibilidad de capacitarse y acceder al mundo laboral, un sueño que quizás nunca se cumpla.
Hasta aquí he señalado problemas puntuales, el problema real es todo el sistema, la municipalidad, los servicios de asistencia social. Nada está pensado para dar respuestas satisfactorias a sus necesidades, ni para integrarles.
Este no es un personaje de ficción, existe y vive resignado a lo que le toca, que siente que en cualquier momento la casa se le cae encima por falta de recursos para repararla, sustituir los vidrios de la entrada que se los rompieron hace años en un tiroteo entre delincuentes.
Vale la pena aclarar que esta situación no la ha provocado el gobierno de Boric ni el de Piñera, viene de antes, desde que el gobierno de Allende fue derrocado a golpe de bombardeos, desde ese momento lleno de violencia en contra de un mandatario, en contra de un pueblo, desde que a Chile le inyectaron en vena las políticas de un sistema de economía liberal que acabaría con el derecho a la vida digna.
Comentarios
07 de mayo
Pues esta «señora», por llamarla de alguna manera, que afirma que «no se debiera escribir sobre nada que no se haya vivido en primera persona o al menos con la cercanía suficiente como para sentir en carne propia los hechos que se narra» se atreve a adueñarse del símbolo de las víctimas del holocausto en su cuenta de Twitter.
Hay que tener mucha jeta para hacer eso, si nos has sido realmente víctima del mismo, además de ser un insulto viviente para los que sí fueron víctimas del mismo. ¿O es que acaso va a tener lo santos ovarios de afirmar que ha sentidocomo si fuera en carne propia lo que sintieron dichas víctimas? Ella y su libro, pura demagogia.
+1
08 de mayo
Estimado Sr. Menéndez agradezco que haya leído el artículo.
No entiendo muy bien la alusión a mi cuenta de Twitter que no es el objeto principal de mi opinión en esta sección, sino la exclusión social de los discapacitados en Chile.
Rescato el tiempo que ha dedicado a leerlo y su participación ya que exponiendo nuestros puntos de vista de una forma u otra hacemos comunidad.
Un saludo.