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Nuevo mundo educativo, nuevas insularidades – Pedagogía de la Minga

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Un tema de inagotable análisis en estos tiempos que corren, es indudablemente la educación. Desde distintas perspectivas la escuela como institución, es un dispositivo lleno de complejidades del cual estamos asistiendo hoy, a sus últimos años tal cual como le conocemos. En donde por casi ya dos siglos ha monopolizado el conocimiento, detentado la cultura y homogeneizado a millones de seres humanos. 

La homogenización social dejó de ser la quimera a la cual las ideologías aspiraban, para crear un modelo de hombre o ciudadano en cual depositar los más altos valores de la sociedad. Fueran estas sociedades liberales, totalitarias, inclusive aquellas de tintes democráticas. Si las sociedades ya son diversas y el valor de la diversidad, o mejor dicho de las diversidades es algo que incluso se consagra en las legislaciones de muchos de nuestros países, por qué la escuela entonces insiste en una pedagogía única, en una sola forma de concebir el proceso educativo.               

Según Romero, P. et al. (2017) el Nuevo Mundo Educativo (NME) viene cargado de posibilidades y desafíos para dejar atrás, los paradigmas que por muchísimos años han ido marcando el devenir de la escuela, en cuanto dispositivo social se entiende. Entonces, no deberíamos hablar mejor de “las pedagogías”.

Desde la mirada de este NME, hablar de “las pedagogías” no es hablar de una numerosa oferta educativa de mercado, algo tan arraigado en el paradigma educativo neoliberal. Es decir, no serían los métodos alternativos de enseñanza la solución o respuesta, a este laberinto al que asiste la escuela actual hoy por  hoy.

Por el contrario, el paradigma educativo moderno no ha resuelto o posibilitado una transformación profunda del dispositivo escuela, sino más bien tiende a reformarlo, maquillarlo, adaptarlo o constreñirlo para hacerlo sobrevivir.  

Entonces, ni las pedagogías críticas o las del oprimido, ni las de la esperanza ni las inclusivas, entre tantas, han logrado cambiar la naturaleza rígida de un sistema que ha seguido una misma lógica desde que nació cual es, responder a los requerimientos y desafíos de las sociedades de la industrialización.

El desafío entonces es mucho mayor, y tiene que ver en cómo podemos seguir respondiendo a los nuevos aprendizajes y transformando, desde nuestros territorios, aquellos elementos constitutivos de una educación en este caso para las Nuevas Insularidades. 

Y cuales serían algunas de estas nuevas insularidades por ejemplo. En algunos de los pasajes del libro; “Castro, Castreños y Chilotes 1960-1990” de Rodolfo Urbina, se puede ver como el autor da cuenta de una transformación de su ciudad, no sólo en aspectos urbanísticos, materiales o de infraestructura.

El llamado Puerto Libre, el pos-terremoto, la propia dictadura cívico-militar, entre otras situaciones, trae como consecuencia la llegada de nuevos habitantes que se avecindan en estas tierras insulares, impactando de una u otra forma en el ritmo de vida de los locales; en los dichos coloquiales, en la moda de los jóvenes y en las necesidades que los nuevos vecinos requieren, para sobrellevar la vida en estas latitudes.

Los hijos de las nuevas familias, sean estas de profesionales, comerciantes o empleados van al Liceo por ejemplo, provocando un inesperado impacto con dichos “capitalinos”, con música envasada en cassette, o con las modas, peinados y gustos que trae la masificación de la televisión por aquella época. Y nos encontramos con una escuela que sólo se performatea o se adapta, pero que no se transforma. Hoy por ejemplo, el desafío es mucho mayor. Esto se explica, debido a que los flujos migratorios son mayores en volumen, y provienen desde territorios más lejanos y diversos.

Nos encontramos con un NME que requiere una mirada ya no sólo performativa como antaño, sino que transformadora.   

Superar la mirada de la Pedagogía crítica o socio-crítica y asumir estas nuevas pedagogías que se requiere para dar sentido a las nuevas insularidades desde una nueva relación. La escuela actual es un dispositivo a punto de cambiar.

Las nuevas insularidades que hoy cruzan el espacio áulico en Chiloé tienen un sabor a milcao y arepa, un ritmo de cumbias y valses, un sonido de acordeón y de bongó

Las nuevas insularidades que hoy cruzan el espacio áulico en Chiloé tienen un sabor a milcao y arepa, un ritmo de cumbias y valses, un sonido de acordeón y de bongó. Son las nuevas insularidades que están presentes en este NME archipielágico.

Un desafío no menor que se ha tratado de abordar desde diversas formas pero aún, sin salir de los límites de una pedagogía única.

Hay que comenzar a pensar fuera de la caja. Debemos co-construir los contenidos de enseñanza requeridos para estas nuevas insularidades que llegaron para quedarse. Y no esperar que las soluciones vengan siempre desde las institucionalidades, como estamos acostumbrados hasta ahora.

Colaborar con los procesos de aprendizaje para y desde el territorio que habitamos, esa es la relación dialógica necesaria y urgente.

Las nuevas pedagogías, el NME y las nuevas insularidades deben considerar la “Pedagogía del Entretenimiento” como un elemento central. Adjetivación la anterior, que no es en estricto rigor la acepción clásica de entretenimiento, ya sea desde lo lúdico o desde aquello que nos saca del hastío y el aburrimiento.

Entretenernos es un concepto por sobre todo político, según los autores del NME, al que debemos dar sentido como escuela y sociedad, es decir “entre-tenernos”; entre nosotros nos tenemos para sentir y pensar nuestra nueva forma de concebir la educación y por qué no, de habitar también estas nuevas insularidades.

En un sentido más territorial aún, por qué no pensar una “Pedagogía de la Minga” desde donde la comunidad educativa sea la que se empodera, colabora y construye lo que requiere que pase adentro y afuera de la escuela, como método de subsistencia o para también pensar y hablar de una común-unidad, como elemento simbiótico de las Nuevas Insularidades en un NME.

Referencias;

Romero, P., Altisen, C., Romero, J., & Noro, J. (2017). La educación en su laberinto. Análisis y propuesta para una salida. Rosario, Argentina: Homo Sapiens Ediciones.

Urbina B., Rodolfo. Castro, castreños y chilotes: 1960-1990. Disponible en Memoria Chilena, Biblioteca Nacional de Chile. https://www.memoriachilena.cl/602/w3-article-8157.html

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2 Comentarios

Gonzalo Vicuña

Queda claro que Chiloé aunque siga rodeada por el agua ya no es una isla. Eso se deduce de tu propia descripción. No aporta mucho la idea de las Nuevas Insularidades, ya no vivimos aislados, si por individualidad dices Insularidad El poeta John Donne, que también era un isleño inglés lo expresó muy bien en 1624 en su poema maditación. Ningún hombre es una isla, Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo…la muerte de cualquiera me afecta, porque me encuentro unido a toda la humanidad; por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti.