Me parece lamentable y de una intromisión inaudita, las expresiones vertidas por el arzobispo de Santiago, Ricardo Ezzati, quien reiteró sus críticas a los cambios propuestos por la Reforma Educacional que lleva adelante el actual Gobierno.
Sus dichos fueron vertidos con ocasión del IV Congreso Nacional de Educación Católica, donde además el obispo de Temuco, Héctor Vargas, informa que la Iglesia presentará 52 indicaciones a la Comisión de Educación del Senado, donde se discute el proyecto de ley que prohíbe el lucro, la selección y el copago en colegios con aporte estatal.
Y yo me pregunto ¿con qué derecho, representantes del Estado Vaticano, un Estado extranjero, vienen a opinar e influenciar al Poder Legislativo, sobre materias y sobre dineros que solamente atañen a Chile y sus ciudadanos? ¿Por qué esta entidad tiene línea directa con el Congreso, mientras que muchas organizaciones ciudadanas que lo pidieron, ni siquiera han sido invitadas a expresar una opinión sobre la Reforma Educacional?
Chile es un país donde las iglesias protestantes han crecido profusamente en las últimas décadas, dónde la Iglesia Católica ha perdido fieles y ha visto caer dramáticamente el número de jóvenes con vocación para el sacerdocio. Y como institución religiosa, ese debe ser el foco principal de sus desvelos: atraer de vuelta al redil a las ovejas que se han alejado del pastor.
Chile es el país donde la Iglesia Católica se vio obligada a salvaguardar su supuesta influencia, realizando un arduo lobby para que la pregunta N° 28 del censo del 2002 fuera modificada y preguntase por un confuso “¿qué religión profesa?” en vez de un claro y transparente “¿a qué iglesia asiste?”. Buscar el camino corto para salvar las apariencias, en vez de terminar con los vicios de la institución que aleja o espanta a la gente de sus templos, pareciera ser el corolario de la más ciega obstinación.
Buscar el camino corto para salvar las apariencias, en vez de terminar con los vicios de la institución que aleja o espanta a la gente de sus templos, pareciera ser el corolario de la más ciega obstinación.
La Iglesia Católica tiene casi 700 colegios subvencionados, los que perciben del Estado chileno más de 61 millones de dólares al mes. Las 52 indicaciones o “mejoras” que propone la Iglesia al proyecto de ley ¿buscarán modificar algún punto referente al lucro, a la selección, o al copago?
Tengo la certeza que abarcarán todo lo que posiblemente afecte a sus intereses particulares, con una principal intención: seguir educando niños y formando personas con su sesgo y visión particular del mundo, excluyente de otras visiones y avalado financieramente por el Estado de Chile. Tal pareciera ser el corolario de un callado, pero evidente apetito de poder.
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Andrés
La otra mejilla hermano, la otra mejilla.
Clau
Podemos objetar que opine la Iglesia Católica, como cualquier otra iglesia. Pero Ezzati y Vargas no son representantes de un Estado extranjero. Ése es el Nuncio. Por otro lado, Ezzati y Vargas opinan en tanto son de los principales sostenedores de colegios particulares subvencionados SIN FINES de LUCRO. La orden salesiana (dedicada a la educación) tiene más de 20 colegios, centros técnicos y una universidad, la Silva Henríquez. Incumbentes por todos los lados