La Presidenta Bachelet no debe enterarse esta vez «sólo a través de la prensa», y 10 días después, con daños irreparables a su imagen y a la institucionalidad democrática. Debe dar una señal fuerte de transparencia. Michel Jorratt debe dejar su cargo hoy miércoles.
“Perro viejo no aprende trucos nuevos”. Tal parece ser el adagio popular que puede aplicarse a la actual situación que vive el Ejecutivo y el Legislativo frente a los escándalos Penta-Caval-SQM. La creciente molestia de la ciudadanía frente a estos hechos, no ha tenido una respuesta de la clase política acorde a los tiempos y circunstancias que vive el país del 2015.
¿Qué circunstancias hacen diferente al Chile actual, de aquel que recibiera a Michelle Bachelet, hace tan solo 9 años atrás?
En primer lugar, desde entonces hasta ahora, bastante agua ha pasado bajo el puente, donde ya los primeros cadáveres del MOPgate y los sobresueldos pasaron flotando en la corriente.
Del primer mandato bacheletista queda la “revolución pingüina”, y posterior cooptación de sus principales dirigentes, y el estrepitoso fracaso del Transantiago. Y siguen el terremoto de Tocopilla y su lenta reconstrucción; el escándalo de Chiledeportes; la colusión de las farmacias; el terremoto del 27-F, con una manifiesta falta de planificación y preparación; las protestas de la comunidad en Magallanes, Aysén, Lonquén, Freirina, Calama; el escándalo de La Polar, la colusión de los pollos, la colusión de Turbus y Pullman en las rutas de la costa central; el caso Kodama, el perdonazo Johnson, y otros casos más.
En segundo término, se suma un cambio irreversible en el paradigma de la información: la penetración de la TV pagada (menos del 20% de telespectadores en 2006, 64% en 2012, y 75% en 2014), y el crecimiento explosivo de Internet, con medios informativos alternativos a los monopolios de la prensa, y además con la mayor interacción de la ciudadanía a través de las llamadas “redes sociales”.
Otro elemento a considerar son los individuos, afectados por el sistema imperante en distintos ámbitos: Profesionales universitarios con bajos ingresos y familias endeudadas con la banca por títulos universitarios de escaso valor; jubilados bajo el sistema de ahorro forzoso de las AFP con pensiones paupérrimas; personas con enfermedades poco conocidas, pero de alto costo.
Todo lo anterior desemboca en lo siguiente: una ciudadanía informada y cada vez más participativa por fuera del sistema formal, con memoria y hastío de ver cómo los escándalos aumentan -y no así los castigos- que sufre diariamente un sinnúmero de problemas asociados al transporte, a los bajos sueldos, al abuso en salud y educación.
Así y todo, la clase política sigue peligrosamente recurriendo a las mismas estrategias de antaño: echar tierra sobre los escándalos, o distraer la atención pública con otros temas.
La gran interrogante es: ¿podrá el Soquigate “pasar colado”, transformando su eventual trama de delitos, en un simple acto administrativo de pagar multas por “declaraciones erróneas de impuestos”? Así como Iván Álvarez era el “infiltrado” de Penta en el SII, ¿se disipará la duda ciudadana de que el actual director Michel Jorratt no esté recibiendo pagos de Julio Ponce Lerou para “enfriar” la arista SQM? ¿Estará SQM financiando a políticos, con tal de contar con un salvavidas ante una eventual arremetida de la Justicia en su primer escándalo, el caso Cascadas?
La Presidenta Bachelet no debe enterarse esta vez «sólo a través de la prensa», y 10 días después, con daños irreparables a su imagen y a la institucionalidad democrática. Debe dar una señal fuerte de transparencia. Michel Jorratt debe dejar su cargo hoy miércoles. Mañana jueves el SII debe querellarse contra SQM para que la Fiscalía investigue y haga su trabajo. Esperar más sería «davalizar» al Servicio de Impuestos Internos, plantando la semilla del descrédito en un muy corto plazo.
Comentarios
19 de marzo
Pareciera que con marzo vuelve la normalidad: mientras las isapres envían sus cartas de alza de precios y sus ganancias otra vez están por las nubes, se anuncia que la bencina volverá a subir por la situación en el Oriente Medio o cualquier otra excusa; Valparaíso es noticia por los incendios forestales y vuelven las encuestas que nos dicen que los partidos pierden credibilidad mientras la clase política crea comisiones para intentar distraernos, para que la dominación de la élite no sea cuestionada por la mayoría.
Pero este no es un marzo normal, precisamente porque la hegemonía de la patronal es puesta en duda por cada vez más trabajadores: ahí tenemos a los pobladores de Caimanes en la calle, batallando por su calidad de vida, a los portuarios que se movilizan contra la reforma laboral o la funa de los profesores que se dirigieron al Colegio Santa María de Santiago para explicar el sentido de sus luchas. Todos pequeños pero a la vez grandes combates (que confluyen con la indignación por la corrupción e impunidad de los dueños de Chile) que más temprano que tarde lograrán alterar la situación en favor de los sectores populares.
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19 de marzo
¡Un momentito! Ud pregunta «¿se disipará la duda ciudadana de que el actual director Michel Jorratt no esté recibiendo pagos de Julio Ponce Lerou para “enfriar” la arista SQM? ¿Estará SQM financiando a políticos, con tal de contar con un salvavidas ante una eventual arremetida de la Justicia en su primer escándalo, el caso Cascadas?» y creo que se queda corto con las especualaciones.
Jorratt TRABAJÓ EN LA CAMPAÑA DE BACHELET, ergo el peor de los escenarios posibles es que LOS DINEROS DE LA CAMPAÑA DE LA PROPIA PRESIDENTA ESTÉN SUCIOS. Es por eso que esta arista la enterrerán hasta el mes que está a punto de comenzar, porque, según tengo entendido, pronto prescribirá el delito y en ese momento ya la fiscalía no podrá hacer NADA.
Ponce Lerou claramente está detrás del financiamiento irregular, pero aquí no es interesante que se transforme en verdad juridico e histórica tal cosa, sino que saber hasta qué punto la Nueva Mayoría está hasta el cogote con la podredumbre. Y sería espectacular que se hunda Bachelet, porque es ella y solamente ella con su carisma de «yo no fui» la que mantiene a flote la poca aprobación del gobierno.
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