En Chile, desde hace varias décadas que se escucha decir que la construcción señala la condición en que se encuentra el país. Más estrictamente se dice que “La Industria de la construcción es el termómetro de la economía”; lo anterior, se basa principalmente en la gran importancia que presenta este sector para la economía del país, ya que, su aporte al PIB es bastante considerable. A fines del año 2022 este fue de un 7%, como lo señaló Nicolás León R. Gerente Estudios y Políticas Públicas de la Cámara Chilena de la Construcción[1]. Lo más destacable e influenciable en nuestra economía, es el efecto multiplicador que tiene en ella. Esto se refiere a cómo influye en otros ámbitos, tales como los de materiales e insumos, maquinarias, equipos, etc. cuyas industrias se ven estimuladas a la producción y comercialización, al ver aumentadas sus demandas. La industria de la construcción, al generar empleabilidad, logra que se muevan otros mercados de manera indirecta, debido a que la gente, al contar con mayor poder adquisitivo puede gastar, y se dinamizan sectores como los de comida y esparcimiento (restaurantes, cines, etc.). Es una larga cadena que mueve la economía y estimula su crecimiento y produce tres efectos: Aumento de capital físico, de mano de obra y de productividad.
Ha sido por diversos factores: sociales, y políticos (internos y externos), que se han visto afectados los precios de materiales de construcción, llevándolos al alza, al igual que el transporte para colocarlos finalmente en obra. Esto sumado a las altas tasas de la banca hoy en día, han derivado en el desentimiento de muchos proyectos. A ello se agrega la dificultad de adquirir créditos hipotecarios, en especial para la gente más joven y/o con ingresos reducidos y poca continuidad o permanencia laboral, lo que ha repercutido en la baja de construcción de edificaciones habitacionales u oficinas. Por otro lado, algunos cambios de Planos Reguladores de ciertas comunas también han puesto limitaciones, como por ejemplo, en altura, provocando que la rentabilidad del proyecto baje hasta no ser atractivo para los inversionistas. Lo anterior, ha afectado a muchas constructoras e inmobiliarias los últimos meses, hasta el punto de llegar a tener que cerrar sus puertas varias de ellas, con las consecuencias imaginables, tales como cesantía y menor actividad económica.
Ahora, casi a mitad de año, con una economía a la baja y con una inflación notable, escuchamos o leemos noticias que podrían ser alentadoras, tales como el Informe de Política Monetaria del Banco Central (IPoM) que dice recortar la inflación para este 2023 y que se proyecta un crecimiento entre un -0,5 y 0,25%. Y más alentador aún, cuando para el 2024, se estima un crecimiento entre 1,25 y 2,25%, mientras que para el 2025 se proyecta entre 2 y 3%. Sumado a esto, la Cámara de Comercio de Santiago dice: “Ya es momento de empezar a bajar la Tasa de Política Monetaria para activar el consumo”. Los dos puntos anteriores hacen pensar que habrá una reactivación, pero ¿incluye el sector de la construcción?
El gremio constructor proyecta la primera caída desde el 2020 cuando el coronavirus provocó una caída de un 8,8% del sector. El año 2022 se experimentó un alza de 1,6%. Sin embargo, el gremio proyecta para este 2023 una caída del 6,3% respecto al año anterior. En cuanto a las inversiones del rubro, podemos nombrar dos grandes áreas: infraestructura y vivienda.
Las inversiones que se aprecian según el conglomerado, anticipa un alza en torno al 32%, encabezada por los proyectos Américo Vespucio Oriente II, el Puente Industrial de Biobío y la Ruta de la Fruta. La inversión en vivienda caerá un 6,4% y según la Cámara Chilena de la Construcción, esto de se debe principalmente al ajuste por inflación, el presupuesto público asociado a partidas de inversión en vivienda presenta una variación real de -4,35% anual. En términos nominales, aumenta 6,5%. La caída también se debe a la baja confianza empresarial y las condiciones restrictivas para los créditos.
Alfredo Echavarría, vicepresidente de la CChC comenta las dos instancias que vivirá el rubro este 2023; uno de estabilización y el segundo de relativización, esto quedó de manifiesto con dos comentarios que señaló: «El contexto general es que estamos en una recesión y pueden seguir necesitándose medidas extraordinarias en apoyo de personas y empresas» y «Superada la parte más dura de la recesión, se debiera iniciar un paulatino proceso de mejoría de la economía, actividad y empleo». Es necesario mitigar el efecto que ha tenido el aumento del precio de materiales, reactivar inversiones paralizadas y gestionar de mejor manera el presupuesto público, son comentarios del vicepresidente de la misma entidad.
Para lo anterior, se necesita colaboración tanto del sector público como privado, considerando en este último, también el sector financiero. Entonces, si bien es cierto, hay noticias alentadoras para la economía, no necesariamente lo son también para el rubro de la construcción.
Columna por: Prof. Agustín Rodríguez Guzmán
La industria de la construcción, al generar empleabilidad, logra que se muevan otros mercados de manera indirecta
Departamento de Tecnologías Industriales
Facultad Tecnológica
Universidad de Santiago de Chile
El contenido expresado en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no representa necesariamente la posición de la Facultad Tecnológica de la Universidad de Santiago.
[1] https://www.ccs.cl/html/proyecciones2023/2-Nicolas%20Leon.pdf
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