El “espectáculo” basural de la Fiesta de los Mil Tambores de este año no pasaría a más de engrosar el anecdotario de las externalidades negativas de las manifestaciones culturales made in Chile -basura, excesos, detenciones- si no fuera por la llamativa opinión de una parte importante de los asistentes a estos eventos: lo que verdaderamente importa es que se disfrutó, individual o colectivamente, de cultura. A fin de cuentas, ¿qué intervención del hombre no produce contaminación?
En lo personal, no me perturba tanto la persistencia de este discurso -algo parecido sucedió hace poco más de dos años, con ocasión del concierto de Los Jaivas en el Parque Forestal– como la intencionada finalidad de quienes así opinan. Inexorablemente, dar cultura a las masas significaría traer añejo caos y basura. ¿Puede ser tan así el resultado? ¿Es que acaso la expresión humana de lo bello y egregio no es más que el anverso de una moneda, cuyo reverso será siempre la fealdad y la ruindad?
Diré de inmediato que ello no es así. Mas responder sólidamente estas preguntas supone tener presente lo que significa la cultura o el arte; palabras cuyo entramado ciertamente no puede ser explicitado solo por un puñado de párrafos. Pero al menos permítaseme explayarme sobre un punto que, olvidado, caracteriza la cultura.
La etimología -el origen siempre nos revela algo del final- nos indica que “cultura” está emparentada semánticamente con “cultivo”, “cultivar” y “culto”, entre otras acepciones. Los tres últimos conceptos nos acercan a la agronomía y, específicamente, al conjunto de labores que se realizan sobre el suelo para obtener el máximo rendimiento en frutos o cosechas. Por simple relación de expresiones, sin recurrir a un diccionario podemos decir que la cultura denota aquello que es productivo en frutos, en contraposición con la incultura, prefigurada por lo infértil y lo yermo.
Esta vez, en un plano social -pero persistiendo en las mismas ideas- diremos que la cultura simboliza una actitud, un “qué se yo” de ser y estar de quienes comparecen ante un “objeto cultural”. Echando mano al parentesco lingüístico de la cultura con la agricultura (todo es semejante, lector, nada casualidad), diremos que la tierra está interpretada por el hombre, y la semilla por aquella expresión artística a que nos consagramos por un instante.
Esta vez, en un plano social -pero persistiendo en las mismas ideas- diremos que la cultura simboliza una actitud, un “qué se yo” de ser y estar de quienes comparecen ante un “objeto cultural”.
Y como la semilla en la tierra, estas personas debiesen dar “frutos”, consecuencia natural (y esperada: de eso depende el éxito de la empresa) de la labor de cultivo: respeto por el entorno, empatía por el resto, sensibilidad por la “semilla” puesta ante sus ojos -toda semilla no se da en todo suelo, ni de la misma manera-. Porque lo culto es un adjetivo de comportamiento antes que de conocimiento; aunque lo último -sería de anhelar- debiese preceder a lo primero, y lo primero ser una (¿correcta?) consecuencia de lo último. ¿Cuántos de estos “frutos” vemos cada vez que se da lugar a una manifestación, cuyos humos del rito se entregan a la mismísima cultura?
¿Qué tiene de culta, entonces, toda esta hornada de intervenciones artísticas? Absolutamente nada… si por cultura entendemos algo más que la simple exposición de simbolismos hechos carne, o artefactos creados por esa misma carne. El lector verá que disiento con la opinión que comienza este artículo y que pongo entredicho, precisamente porque la perspectiva de lo que significa la cultura es diametralmente opuesta.
¿Hay algo de “moda” en toda esta fiebre cultural? Probablemente mucho -y tal vez ocupé demasiado texto para arribar al quid del problema con solo dos palabras-, aunque esta afirmación requeriría de otro artículo para ser considerada.
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Waldo meneses
Nos han enseñado durante años la cultura de los diferentes pueblos, tan diferentes unas de otras, que es imposible encontrar similitud.
Ahora por una actividad, diferente a las otras , rasgan vestiduras, no por la actividad misma sino que por el resultado.
Ahora sí los organizadores y la municipalidad fueran responsables , hubieran colocado los elementos necesarios ( baños químicos , contenedores de basura ), para evitar este resultado