Mi labor curiosa, por todas las redes sociales, es ver cuanta noticia como memes, publicaciones como noticias, columnas, avisos por whatsapp, etc. Refieriéndose a los autores o autor de tal incendio que muestra la angustia por, quizás, la catástrofe medioambiental, ecológica, social y económica (incluso geográfica) más grande que hemos tenido registro en 40 años. Me ha llevado a pensar que nuestro modelo de desarrollo está por los suelos, incluso nuestro modelo de sociedad. Pero, ¿es bueno acusar a tontas y locas sin fundamento, en vez que las instituciones y las autoridades actúen? Intentaré contestar esta inquietud ciudadana.
veo como cada vez que se habla sobre un tema, se da pie irresponsablemente a rumores y aseveraciones de gente sin mayor respaldo y fuente sobre el incendio, creyendo y atribuyéndole sin mayor racionalidad ni investigación la acción al “otro” como los inmigrantes, los mapuches, gente de izquierda, empresarios, etc.
Lo desconocido para todo ser humano lo hace presa cada vez de sentimientos de angustia, sea cual sea el caso. En este sentido, el filósofo existencialista Martin Heidegger habla que “la muerte es un hecho inevitable para todo ser humano”, por lo que se pregunta por su “Ser”. Es decir, por la forma en como todo ser humano se proyecta ante el mundo y su sociedad; a diferencia de una roca o un animal (entes). Para superar esto tiene dos alternativas: “vivir inauténticamente” o “vivir auténticamente”. La primera alternativa, hace alusión a lo que otro le dice como alternativa de vida; lo segundo, a como usted de acuerdo a sus condiciones mentales y materiales se desenvuelve feliz. Al respecto, estas alarmas se expresan de forma muy variopinta:
En la Edad Antigua, se expresó el miedo de dos formas: la primera era ser parte de un sistema de vida que lo llevara a ser parte de una mala matriz productiva (esclavitud); de parte de las clases privilegiadas, no alcanzar (para los griegos) la areté, es decir, la excelencia de valores que lo distinguían a cada uno como un buen ciudadano dedicado a las polis y la vida pública. Si el infortunio y desgracia llevaba a esto, surgían las insatisfacciones.
Dentro de la Edad Media y gran parte de la Moderna, el historiador francés Jean Delumeau señala que, “fueron esos siglos del tránsito a la modernidad, aquéllos en los que más extendido estuvo el temor a la inminente llegada del Anticristo y el Juicio Final”. Es decir, de gran parte de la argumentación de fe, sobre lo que nos puede afectar o no, ya no se es creyente o sí lo sea, por el carácter predominante de la cultura judeo-cristiana occidental.
Los anteriores miedos mutaron: en la Edad Contemporánea pasaron a ser miedos laicos. El primer tipo de miedo era burgués y el segundo era y/o proletario. Se trataba que se podría afectar la comodidad y seguridad de la propiedad privada; lo otro es no caer en la inopia, en la indigencia, inclusive en la esclavitud. Los ejemplos del miedo burgués se gestaron en la Revolución Francesa con el fenómeno de “el gran miedo”, “el comunismo internacional” en el siglo XX, “los judíos son los responsables” en la Alemania Nazi; del otro lado, “la represión kulack” en la Unión Soviética de Stalin, “las revueltas y quema de la Sudamericana de Vapores” por peones a principios del siglo XX en Chile, etc.
Si lo vemos en la perspectiva actual, veo como cada vez se habla sobre un tema, se da pie irresponsablemente a rumores y aseveraciones de gente sin mayor respaldo y fuente sobre el incendio, creyendo y atribuyéndole sin mayor racionalidad ni investigación la acción al “otro” como los inmigrantes, los mapuches, gente de izquierda, empresarios, etc. Es cuestión que vea los rumores que surgen en whatsapp, en Facebook o memes variopintos. Pero, ¿qué ocasiona esto?
Jean Delumeau habla como tesis central en “El Medio en Occidente” que: “el miedo representa un reflejo espontáneo ante el peligro, que dispone al organismo para evitarlo, y en ese sentido forma parte del repertorio con que la selección natural nos ha dotado y nos permite sobrevivir. Pero el miedo puede también bloquear nuestras facultades, llevarnos a decisiones erróneas, o responder a peligros imaginarios y convertirse en obsesivo”.
Al respecto, está la diferencia de “el rumor” y “lo verosímil”. Según el sociólogo José Gilbert, “el rumor consiste en información no verificada que se propaga de un individuo a otro. El contenido del rumor puede ser verdadero, falso o una mezcla de ambos, resultando consiguientemente muy difícil comprobar su veracidad”. Lo verosímil es, “todo lo que es transmitido por los medios de comunicación, pero con fuentes; no inventado”.
Es complejo cuestionar los sentimientos de angustia y desolación que pueda tener con esta catástrofe. Sin embargo, antes de caer en la desesperación vea los canales para solucionar sus problemas; en vez de los malos consejos que le dicen al oído: asesórese de expertos, vea la alternativa institucional (justicia e instituciones públicas) para salir de ese mal rato o refúgiese en su fe. Si no puede, vea reales alternativas de cambiar lo malo, pero eso lo hace (lamentablemente para algunos) la política, pero la buena. Así se solucionarán tarde o temprano sus problemas.
Comentarios
04 de febrero
Catástrofes como éstas dejan en claro que el mejor medio para esparcir rumores o información dolosamente falsa, son los actuales «miedos de comunicación». Quien es engullido por el miedo es capaz de todo con tal de salir de su situación.
Felicitaciones por tu excelente columna!
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04 de febrero
Hay miedos de la historia humana y en las personas que al final no tuvieron fundemento y algunos, pero muchos otros sí resultaron ser bastante razonable haberlos tenido.
Parece que el atìculo va orientado a que hay que de ser paranoico buscando culpables porque debemos asumir que decenas de pirómanos coincidieron espontáneamente en ir a incendiar el sur en la misma fecha.
Saludos
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04 de febrero
Pero hasta que se demuestre lo contrario.