La última encuesta Cadem lo confirma. A pesar de las denuncias y de los cuestionamientos éticos, la candidatura presidencial de Sebastián Piñera ha contado con un capital casi incombustible: la indulgencia de sus adeptos a los conflictos de interés del ex Presidente.
No deja de sorprender que Sebastián Piñera, no obstante haberse demostrado que recibió de SQM aportes ilegales para financiar, supuestamente, campañas políticas, finalmente no vio afectada sus posibilidades presidenciales.Si la DC no levanta una candidatura presidencial, aquellos votantes que se sitúan en el centro político o quienes se sienten hastiados de la alianza de la DC con el PC, verán en Piñera la salida perfecta para castigar al proyecto de la Nueva Mayoría.
Es particularmente opuesto al caso de los otrora votantes de Marco Enríquez-Ominami, que hoy no lo acompañan en las encuestas, o de Carolina Tohá que no pudo convencer a los suyos para votar, ni de Jorge Pizarro que sintió el furor de las bases de la DC, siendo obligado a dejar la presidencia del partido. En todos estos casos, cayeron políticos en situaciones de poder, quienes navegaron, al igual que Piñera, en las oscuras aguas de lo éticamente reprochable, al extender su mano para recibir financiamiento de la empresa símbolo de la corrupción pinochetista. Resulta curioso, pero el caso SQM no afectó a todos los involucrados, y al igual que en el caso PENTA que electoralmente no mermó significativamente a la UDI, tampoco fue el caso de Sebastián Piñera con el escándalo SQM.
En la reciente elección de EEUU, un candidato de una moral cuestionable como Donald Trump fue capaz de mover a su base partidaria, sin embargo una candidata reconocidamente preparada como Clinton, pero que históricamente se vinculaba a una corrupta elite política, no fue capaz de entusiasmar a los propios a que concurrieran a votar. Al igual que Trump, todo indica que Sebastián Piñera recibirá la benevolencia de sus votantes por sobre otras consideraciones ético-morales. Por el mismo motivo, episodios que serían gravísimos para un candidato de centro-izquierda, como es el caso de las cuentas de Piñera en paraísos fiscales, no serán finalmente motivo de reproche alguno por parte de los adherentes del candidato de la derecha. Todo indica que, para ellos, prevalecerá el voto práctico.
La Democracia Cristiana, por ende la Nueva Mayoría, tiene una gran dilema que amenaza su supervivencia. Si la DC no levanta una candidatura presidencial, aquellos votantes que se sitúan en el centro político o quienes se sienten hastiados de la alianza de la DC con el PC, verán en Piñera la salida perfecta para castigar al proyecto de la Nueva Mayoría. En ese escenario de no-participación, la DC sería la más perjudicada por su ausencia de representación del centro político y arrastraría a la centro-izquierda a una derrota casi segura.
Si la Democracia Cristiana levanta una candidatura presidencial con razonable unidad interna, podrá satisfacer la demanda de su electorado que entiende que las opciones se acaban. Además permitiría barajar el naipe electoral, dando nuevas opciones al electorado y creando un muro de contención a las aspiraciones de Piñera. ¿Se atreverá la DC a mostrarse como alternativa electoral o se limitará a negociar sus cuotas de participación de un poder incierto? Por lo visto, habrá que esperar el mes de enero para comprobar si la audacia tiene alguna oportunidad en la Democracia Cristiana.
Columnista con más técnica que talento. Colchaguino y qué!
Comentarios
21 de noviembre
El votante de Piñera es mucho más fiel y «político», por eso el grado tolerancia que tienen con el es mucho mayor. A diferencia de MEO quien representó en algún momento al ciudadano descontento que buscaba algo diferente, mientras los hechos parecen revelar que es más de lo mismo
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22 de noviembre
No sé si el dilema de la democracia cristiana pasa por levantar una candidatura propia o no, quizás, pero el dilema que sí queda de manifiesto en las actuaciones que conocemos es su incomodidad con el PC, y eso la hace acalambrarse, revolverse internamente, es todo un desafío sostener proyectos en conjunto. Un democratacristiano convencido nunca dejará de ver al PC como algo totalitario, y un comunista verá siempre a la DC como algo burgués y además confesional, es decir el plato esta servido.
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23 de noviembre
Esta un poco desinformado. Los DC están mas que habituados a cuestiones de etica y moral de sus candidatos, especialmente en financiamientos de campaña, incluso hace algunos años Boeniger no tuvo mas que reconocer públicamente que su partido por convicción financiaba siempre las campañas con platas del estado.
Por otro lado PIñera, ex DC, es visto por gran parte de la derecha prácticamente como un DC mas, y una de las señales de eso es justamente su lado «poco etico», la única diferencia con un DC «institucional» es que no rinde cuentas a los comunistas. En política casi siempre se vota por el mal menor.
La DC internacional es un partido de derecha pero acá siempre ha estado y estará indefinida porque sólo se carga hacia el lado que le de mayor cuota de poder. Ahora quizá levante una candidatura propia un tiempo solo para negociar mejor una en conjunto con la izquierda, nada mas.
Saludos
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