Garantizar el derecho a la educación va más allá de generar las oportunidades de acceso. Garantizar el derecho a la educación una vez que todos los niños, niñas y jóvenes pueden ingresar a los establecimientos educacionales sin ser discriminados por su capacidad económica, sus características, origen o etnia, significa que todos y todas reciban la educación que se merecen.
De eso se trata la tan mentada “calidad”. La calidad es una cuestión de derecho. No es aquello que se mide en puntos SIMCE ni PSU, se trata del derecho de igualdad para educarse, como todos.
Aquí aparece el factor fundamental para que esto ocurra: Los Docentes.
Ha empezado la discusión sobre un proyecto de ley que en su nombre ya parece hacer una distinción, es un Proyecto de Ley que crea un Sistema de Desarrollo Profesional Docente.Hablar de Desarrollo Profesional nos pone en un lugar diferente, no sólo reconoce la necesidad de mejorar las remuneraciones sino de concebir la profesión docente como tal y también nos desafía, especialmente a quienes formamos profesores, a repensar la manera en que iniciamos a los profesores en formación en su desarrollo profesional, en la coherencia de las experiencias formativas con la realidad, en el conocimiento de sus futuros estudiantes, en el dominio del conocimiento necesario para responder a las necesidades de aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes.
Así como la discusión sobre la calidad de la educación por muchos se reduce sólo a puntajes, el tema de la carrera docente para otros tantos se reduce a remuneraciones.
Es absolutamente cierto que las remuneraciones son muy importantes, como también es igualmente cierto que los sueldos de los profesores no tienen ninguna relación con la tarea ni con la responsabilidad de la misma.
Poner énfasis en el desarrollo profesional de los docentes como un proceso que comienza en la formación inicial y continúa durante toda la vida profesional, en el cual por supuesto hay asociados beneficios económicos, es diferente a sólo enfocarse en las remuneraciones.
Hablar de Desarrollo Profesional hace referencia al compromiso de los docentes con su actividad, a ese compromiso que se puede constatar en tantos y tantos profesores, que de manera individual y formando parte de comunidades profesionales trabajan de manera permanente para innovar y generar conocimiento.
Hablar de Desarrollo Profesional nos remite a docentes con Acreditación de Excelencia Pedagógica, de la Red Maestros de Maestros, Mentores de Profesores Principiantes, esos docentes que en su momento, tal vez antes que otros colegas, iniciaron procesos reflexivos sobre su propio ejercicio que les permitieron avanzar profesionalmente para el beneficio de sus estudiantes y también de sus comunidades.
Hablar de Desarrollo Profesional nos pone en un lugar diferente, no sólo reconoce la necesidad de mejorar las remuneraciones sino de concebir la profesión docente como tal y también nos desafía, especialmente a quienes formamos profesores, a repensar la manera en que iniciamos a los profesores en formación en su desarrollo profesional, en la coherencia de las experiencias formativas con la realidad, en el conocimiento de sus futuros estudiantes, en el dominio del conocimiento necesario para responder a las necesidades de aprendizaje de los niños, niñas y jóvenes. También abre otro desafío, comprender que la formación de profesores tiene particularidades que deben ser consideradas, especialmente cuando se toman decisiones respecto del conjunto de las instituciones de formación superior.
Comentarios
27 de abril
El término «calidad» no procede en educación, no se trabaja con materiales sino con seres humanos, así como tbn no podemos hablar de » fatiga de material» se trabaja con emociones , algo que la política de mercado no entiende
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27 de abril
Estamos de acuerdo, por eso me parece más importante hablar del derecho. Se ha instalado el discurso en torno a la calidad y a partir de ese término es que intento decir qué es lo verdaderamente importante.