Hace algunos días el Programa de la Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) publicó el libro “Desiguales. Orígenes, cambios y desafíos de la brecha social en Chile”. Se trata del resultado de más de dos años de investigación respecto al tema que ha marcado la agenda política desde las movilizaciones masivas del año 2011. No obstante, de acuerdo al PNUD, la desigualdad es un tema histórico de raíces muy profundas que comienza en la segregación impuesta desde la misma colonización del país. Es por ello que el libro asocia la desigualdad más allá de la diferencia de ingresos de las familias chilenas, sino también por su origen: por cómo se viste, apariencia física, color de piel, etc. De hecho, este libro verifica algo que resulta una obviedad para los chilenos, dice relación con la connotación étnica y racial de la desigualdad. Mientras las clases altas fueron ocupadas por blancos, mestizos e indígenas se ubicaron en un sector más bajo de la sociedad, y aún más abajo negros y mulatos. Es así que aún en la actualidad el aspecto físico y el apellido resultan ser un buen predictor de la clase social a la que pertenece un determinado individuo.
«Sin embargo, el lector de “Desiguales” debe considerar que, para el cálculo del coeficiente de Gini, el PNUD usó como base los datos recogidos por la encuesta CASEN. Dicha encuesta no considera el 1% más rico de Chile, el cual percibe casi un tercio de los ingresos del país.»
Ahora bien, este libro también da cuenta de los avances que presenta el país asociados a la disminución de la desigualdad socioeconómica. Entre el año 1990 y el 2015 el coeficiente de Gini (índice utilizado para medir la desigualdad en la distribución de los ingresos de un país, siendo 1 el máximo de desigualdad y 0 una perfecta igualdad) bajó desde el 52,1 al 47,6. Si bien esta caída puede resultar alentadora, Chile está aún muy lejos del 29,2 de Alemania o el 24,4 de Islandia, el país con la menor desigualdad de la OCDE el 2014. El crecimiento económico sostenido desde la vuelta a la democracia ha permitido esta disminución en la brecha, favoreciendo que familias incrementen sus ingresos, principalmente gracias al crecimiento económico del país en las últimas décadas. Sin embargo, el lector de “Desiguales” debe considerar que, para el cálculo del coeficiente de Gini, el PNUD usó como base los datos recogidos por la encuesta CASEN. Dicha encuesta no considera el 1% más rico de Chile, el cual percibe casi un tercio de los ingresos del país. De acuerdo al estudio de López, Figueroa y Gutiérrez (2013), al considerar ese 1% más rico, el índice de Gini aumenta, al menos, 6 puntos porcentuales, lo que implica que “la distribución del ingreso del país resulta ser mucho más concentrada que lo que habitualmente se señala”.
“Desiguales” también da cuenta de la disminución de la pobreza desde la vuelta a la democracia. Dada la definición de pobreza introducida por el Ministerio de Desarrollo Social el 2013 y extrapolándola a los datos históricos, desde el año 1990 a la fecha la pobreza ha disminuido desde el 68% al 11,7%, destacándose particularmente los resultados del período posterior al año 2000. En ese sentido, utilizando como referencia el valor del dinero al año 2015, un hogar que el año 2000 tenía ingresos equivalentes a $200.000 hoy alcanza los $490.000. Es importante mencionar que, aun cuando el crecimiento económico del período 1990 – 2015 fue mayor durante la década del 90, el descenso de la pobreza se acelera posterior al año 2000. De lo anterior se infiere que para disminuir la pobreza es más importante políticas públicas eficaces que el solo crecimiento económico.
Estas cifras son coherentes con el estudio de percepciones registrado por el PNUD. En las últimas décadas, el 46% de la población percibe alguna forma de progreso socioeconómico, es decir, aunque su actual nivel de vida pudiese ser inestable, es indiscutiblemente menos precario. En esa dirección, llama la atención que el esfuerzo personal es lo que marca la biografía de estratos bajos y medios, traducido en la lucha personal por salir de la miseria, por mantener una posición social ante situaciones adversas, o por tomar riesgos para emprender. Por lo tanto, el análisis de percepción revela que para los chilenos el mayor bienestar está asociado a un esfuerzo individual por sobre las políticas colectivas.
“Desiguales” cobra mayor interés considerando que la autoría corresponde al agente de desarrollo más importante de Naciones Unidas, pero también por la contingencia marcada por un año de elecciones. Por esta razón, es importante mencionar que el menú electoral ofrece a los chilenos tres alternativas para enfrentar esta problemática, los que se agrupan en tres proyectos distintos con ciertos matices internos dentro de cada bloque.
La primera de dichas alternativas estima que el esfuerzo realizado por la Concertación no fue suficiente para democratizar nuestra sociedad. En general, su discurso indica que el modelo neoliberal impuesto en dictadura no sólo fue perpetuado por quienes administraron el Estado, sino que además tomaron ventaja de éste, acentuando las injusticias de un “sub-desarrollo exitoso”, y a casi 30 años desde que Aylwin asumió la presidencia, esta situación persiste. La segunda de estas alternativas reconoce que derrotar la dictadura fue un proceso pactado, y que introducir cambios de fondo en el modelo podría haber amenazado la frágil democracia chilena de los 90s. Este bloque argumenta que se han dado importantes pasos para vencer la desigualdad, pero se hace necesario continuar con profundas correcciones al modelo (las llamadas “reformas”) para garantizar los derechos fundamentales de las personas. La tercera de las alternativas del menú electoral no ve con buenos ojos las reformas al modelo de desarrollo iniciadas durante la presente gestión, las que serían causantes de la desaceleración económica. Desde esta posición, el camino a seguir debería poner el acento en impulsar el crecimiento económico (menos impuestos, más innovación y emprendimiento), dado que ésta sería la manera para lograr mejores empleos y obtener una mayor recaudación fiscal que permitiría llevar a cabo su programa social.
Comentarios
07 de julio
La desigualdad es una preocupación absolutamente innecesaria y superficial, solo una manipulación para tener voto facil favorable a políticas redistributivas que implican agrandar el estado y con eso los bolsillos de los parásitos que viven de él.
La desigualdad la quieren los que pretenden que los mas ricos repartan, se igualen con ellos, pero nunca se trata de igualarse ellos con los mas pobres por lo tanto la gente lo que busca es bienestar y cuando cree que la tendrá con igualdad termina aún mas pobre y frustrada.
La desigualdad no se combate con políticas redistributivas cuando se espera que pocos sostengan a muchos sino al revés cuando hay muchos para sostener a pocos, por eso la redistribución sólo funciona en paises muy ricos, nunca ha funcionado ni funcionará en otros.
Y para ser rico hay que adoptar un modelo de crecimiento, no uno de distribución porque además lo que cuesta es ganar la plata, no repartirla.
Si concibe un modelo de crecimiento entenderá que eso implica que los ingresos desiguales aumentan la diferencia entre ellos cuando crecen, en cambio un modelo hacia la igualdad es hacia la pobreza.
Este camino de acontecimientos y reflexiones ya lo vivmos antes y la respuesta exitosa fué el formidable modelo económico.
+1
07 de julio
«Qué buena luz», idea o ejemplo —- para una sociedad que quiere más dinero y así seguro que depredación… Extractivismo y .. más calentamiento global…
Digo ejemplo refiriéndome a lo que el ultraderechista de extrema derecha, mi amigo josé Luis Silva, amigo por los años que nos ubicamos referencialmente, dice… «el formidable modelo económico», citando el video que coloca.
Digo luz, idea o ejemplo, para las personas que quieren más dinero, colocando ese modelo que cita J.L., como uno que replicar con una AFP propia de los trabajadores. Esto se parecería a una fábrica de «copias del modelo», que le pertenecerían al pueblo, que puede extrapolarse creando también un modelo en el que .. la gente tenga su propio banco de dinero, utilizando o no recursos del Estado para tener una empresa o fondo monetario civil que le pertenezca a todos y haga las inversiones que todos estimemos convenientes.
Eso sería una competencia del modelo de las AFPs y del modelo de la banca, emparejando las oportunidades para acercarse a una mejor igualdad con la que tener más dinero con el que poder depredar el planeta.
A mi modo de ver, lo que se debe procurar es un modelo de subsistencia garantizada. Subsistencia mínima, pero confortable. Comida, agua, abrigo. Para esto, es necesario dar un paso hacia la inteligencia colectiva que expresa eparlamento.cl en uno de sus dibujos o diagramas…
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