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¿Las condiciones de la República de Weimar en América Latina?

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“La historia no se repite”, escribe Michael Brenner, y agrega: “pero si las lecciones del pasado son ignoradas, tienes que preocuparte”. Me pareció tan pertinente la frase del historiador aleman, que traduzco su columna: “Weimarer verhältnisse?”, las condiciones de Weimar, publicada en el Jüdische Allgemeine ( 27.09.2018 ) a propósito del auge del AfD; mirada que hace sentido a los recientes derroteros de América Latina reforzados con la victoria de Jair Bolsonaro en Brasil.

Los años de la República de Weimar se consideran como una lección sobre el peligro de descuidar la democracia y amenazar la libertad. De hecho, las ciencias sociales llaman “Weimarer verhältnisse” (“condiciones de Weimar”) a aquellos factores que conducen a la degradación de la sociedad hacia límites que te hacen tiritar, solo de recordarles.

Escribo esto porque la más reciente victoria de extremistas populistas en Brasil, la primera mayoría en primera vuelta de Jair Bolsonaro me tiene azorado. Y aunque reafirmo la idea que la historia no se repite, pues la historia no reemplazará jamás las decisiones políticas del presente; imposible no evocar que la República de Weimar es un ejemplo de cuánto se benefician los extremistas de derecha e izquierdas cuando las sociedades se deslizan hacia crisis profundas y múltiples, y la incertidumbre se come a la clase media.

Pero vamos a lo escribió el profesor Brenner (y excusen una traducción más libre que literal):

A los historiadores no les gusta decir que la historia se repite. De hecho, es demasiado fácil decir que todo esto sucedió antes; porque si te fijas bien, entonces todo era un poco diferente. Después de la Primera Guerra Mundial, no había un modelo anterior de democracia alemana que la gente pudiera mirar hacia atrás.

La República de Weimar tenía solo 14 años, de los cuales los primeros cinco estuvieron marcados por el caos de la inestabilidad política y económica de la posguerra y la inflación, y los últimos tres por un gobierno presidencial sin mayorías parlamentarias. La extrema derecha y la extrema izquierda no hicieron posible la formación democrática de un gobierno. Las peleas callejeras de los grupos paramilitares marcaron los años anteriores a 1933. Hoy no tenemos todo esto (¿aún?). Sobre todo, hoy sabemos una cosa que la gente solo podía adivinar en ese momento: lo qué significó la desaparición de la democracia para Alemania.

RADICALIZACIÓN. ¿Podemos [entonces] sentarnos y respirar con esta información? Ciertamente no. Porque el cielo sobre Alemania y toda Europa se está oscureciendo en este momento. Incluso a principios de los años treinta, la radicalización política y los éxitos de los populistas de izquierda y de derecha no eran un fenómeno alemán. El fascismo se había establecido desde hacía mucho tiempo en Italia, y los regímenes autoritarios dominaban la mayoría de los estados creados recientemente en Europa central oriental.

Las consignas nacionalistas atrajeron a las masas. Estas tendencias están siendo observadas de nuevo hoy. ¡Y eso a esar que sabemos cómo en la década de 1930, Europa se deslizó a su peor catástrofe!

Incluso durante los últimos días de la República de Weimar fue difícil ver lo que traería el futuro. Hasta el 24 de enero de 1933, los funcionarios alemanes y los líderes de la comunidad judía se reunieron para celebrar un importante evento cultural judío. En este día, el Museo Judío de Berlín abrió sus puertas con una ceremonia solemne. Y el 2 de marzo, una delegación del gobierno prusiano visitó el museo.

Sabemos exactamente lo que tenemos que hacer: defender la democracia. Hemos aprendido que ninguna democracia puede salvarse a sí misma sin los esfuerzos de los demócratas

REICHSTAG. A pocas cuadras del agotado Reichstag y unos días antes de la definitiva victoria electoral de Hitler, el jefe de la Delegación, el Director del Ministerio de Cultura, comentó con entusiasmo «sobre el establecimiento del museo y la riqueza de las grandes obras de arte judío». Hoy puedes rechazar con la cabeza por qué nadie vio la tormenta que se abría sobre sus cabezas. Pero, ¿puedes realmente culpar a la gente por no prever el futuro de forma correcta?

Si uno lee los periódicos judíos de enero de 1933, entonces en todas partes había la confianza de que Hitler nunca sería tomado en serio y se convertiría en Canciller del Reich. Cuando realmente sucedió, estaban convencidos que Hitler, de todos modos, nunca podría implementar su programa radical, y que el presidente del Reich Hindenburg, si fuera necesario, evitaría lo peor.

La historia no se repite. Pero cuando vemos cuán negligentemente nuestra sociedad trata con las lecciones de la historia de hoy, uno tiene que estar preocupado. Por supuesto, todos sacan sus propias lecciones de los libros de historia, pero hasta hace unos años había al menos un consenso básico en Alemania sobre lo que es un tabú en el nivel político debido a la historia alemana.

TABÚ. Este tabú se rompió a más tardar con la llegada del AfD al Bundestag. Y hasta hace muy poco, había al menos una sola línea de parte de los partidos democráticos respecto a cómo tratar con la AfD. Pero si los ministros quieren recompensar a los funcionarios que dan argumentos a los extremistas de derecha, esto es catastrófico para el ambiente democrático en ese país.

Incluso si estudiamos la historia bien, eso no garantiza que el mañana mejore las cosas. Pero si ignoramos la historia, entonces podemos estar seguros de que algo de porcelana se romperá. Todavía no tenemos las «condiciones de Weimar»: ya no es tan fácil formar gobiernos como lo fue hace unos años, pero al menos, a diferencia de 1930, hay una clara mayoría democrática.

Y esto debería hacernos sentir más seguros de sí mismo. En realidad, sabemos exactamente lo que tenemos que hacer: defender la democracia. Hemos aprendido que ninguna democracia puede salvarse a sí misma sin los esfuerzos de los demócratas. Debería ser igualmente evidente que debemos trabajar de forma activa para preservar una Europa unida, y que esté profundamente comprometida con sus fundamentos y respete a sus minorías. Y debemos distanciarnos con todas nuestras fuerzas de los oportunistas políticos que usan a las personas que pueden poner en peligro todos estos valores.

Es amenazador cuando se juega con fuego dentro de la mayoría democrática por lograr algunos puntos porcentuales en las próximas elecciones estatales o federales. Solo se puede esperar que en 50 años los historiadores no digan: ¿No podía la gente ver realmente lo que allí hicieron en 2018 o 2019?

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2 Comentarios

Sergio A Godoy M

Nunca olvidare un dicho de mi abuelo -«es una pena que nadie aprenda de la experiencia ajena y crean que tiene que vivir la experiencia, muchas veces desastrosa, para darse cuenta el error que se cometio»- El articulo es una clara vision de lo que esta significando ignorar las lecciones del pasado y ser incapaces de antciparnos al caudillismo y polarizacion actual de la clase politica.

Javi-Al

Es el tema del desprestigio que sufre el sistema político por tantos y tantos casos de corrupción y aprovechamiento, de abusos que sufre el pueblo, por tanto encono de unos con otros, gente como Bolsonaro son producto de nuestros propios errores, de nuestra ambición y ceguera. Luego cuando se intenta reaccionar , ya estamos sin libertades.