La mayoría de los productos de la industria alimenticia incorporan maíz en sus ingredientes. Es cosa de revisar las etiquetas. el 74% de las provisiones que se compran en un supermercado utilizan el cereal (…) y los estadounidenses cada año consumen aproximadamente un tercio de todo el maíz que crece en el mundo.
Por estos días el “Granero de América” como se conoce a la inmensa pradera del centro de Estados Unidos parece una freidora de papas fritas. La combinación de records de calor y la sequía más grande desde 1956 está haciendo añicos los cultivos de maíz y soja. El mercado no ha tardado en reaccionar y los precios del commodity se incrementan día a día.
¿Realmente es tan importante este tema? Quizás muchos piensen que no comen muchos choclos, pero la realidad es que la mayoría de los productos de la industria alimenticia incorporan maíz en sus ingredientes. Es cosa de revisar las etiquetas. el 74% de las provisiones que se compran en un supermercado utilizan el cereal; es decir, se utiliza en más de 3.500 productos de un supermercado típico de Estados Unidos.
Los estadounidenses consumen aproximadamente un tercio de todo el maíz que crece en el mundo al año. Desafortunadamente, debido a la actual sequía los farmers ven como su maíz se marchita frente a sus ojos sin que puedan hacer mucho porque la inmensidad cultivada de las los Grandes Planicies y el Medio Oeste depende de lluvias de verano que han estado ausentes.
Mientras, el informe semanal de avance de la cosecha que publica el Departamento de Agricultura simplemente ha puesto tono oficial a lo que cualquiera puede ver con sus propios ojos. Sólo el 27 por ciento de los sembradíos de choclos están en condición buena-excelente, y sólo el 29% de la soja, bajando el porcentaje en dos puntos desde el informe de la semana previa. En contraste, el 47 porciento del maíz y el 48 por ciento de la soja se encuentran en condición pobre-muy pobre. «Hemos tenido semanas y semanas de lluvias inferiores a lo normal y las temperaturas súper altas de los 32 a los 38 en áreas donde nunca se ven esas temperaturas tan pronto en el año», declaró Jeff Caldwell, editor de Successful Farming y agregó: «una gran cantidad de áreas que requieren una buena cantidad de humedad durante el período de polinización, pero está se llevó a cabo en tan pésimas condiciones que muchos agricultores están diciendo que no tendrán cultivos».
Para colmo de males, a la amenaza de incremento del precio de alimentos, gastos de transporte se debe sumar en varias de las zonas afectadas que se apoyan en el turismo estival, una baja en los ingresos locales. Parte del American Dream, la extensa industria lacustre ha debido mantener los precios de sus prestaciones absorbiendo el impacto de la inflación. El radiante sector del turismo rural norteamericano ya había manifestado problemas durante el pasado invierno. Una temporada que resultó no ser lo bastante fría impidió el despliegue completo del turismo de hielo, pues los lagos que no se congelaron del todo, los mismos en los que ahora proliferan las algas invasoras estimuladas por el calor extremo.
Formulas locales y federales para paliar la crisis
Para dimensionar el alcance de la sequía baste decir que a la primera semana de agosto han sido 1.584 (42 en Wisconsin) el número de condados declarados áreas de desastre debido a la sequía. Esto permitirá a los agricultores solicitar préstamos a bajo interés. En una sociedad altamente organizada y sindicalizada el campo no se queda atrás. Por todos los pueblos rurales asociaciones como la Asociación de Productores de Maíz de Wisconsin organizan reuniones de asesoría. Por ejemplo, en Wisconsin Central ayer más de 400 agricultores asistieron a reuniones programadas en Janesville y Waunakee. El objetivo fue entregar datos sobre manejo de cultivos conforme al nivel especifico de sequia de la zona, reclamaciones de seguros y anticipar los problemas de comercialización de sus productos. Al mismo tiempo, el Congreso aprobó –no sin dificultades- un fondo de ayuda $383 millones de dólares destinados a ganaderos y otros productores de vegetales. El detalle de ley busca compensarles el 75 por ciento del valor de sus stocks muertos por la sequía y pagar el 60 por ciento de los costos de alimentación de uno a tres meses, con un máximo de 100 mil dólares. También se destinan $20 millones para paliar la escasez de alimento y agua para ganado, abejas y peces de criadero. El fondo implica el recorte de $639 millones del Programa de Administración de la Conservación y el Programa de Incentivos de Calidad Ambiental. El saldo, es decir, $256 millones iría a la reducción del déficit. Esta fórmula ha motivado críticas de conservacionistas y ambientalistas, como también de agricultores que lo ven muy centrado en los ganaderos tejanos. “No nos oponemos a la aprobación de un proyecto de ley de asistencia para el desastre» han declarado a los medios, “pero sería mejor que el Congreso aprobara un proyecto de ley agrícola integral”. El fondo está hecho para una ejecución en el corto plazo. Los analistas calculan que luego de tres meses de ingresar la petición de asistencia podrían empezar a recibir las compensaciones, el tiempo necesario para que la autoridad decida quién es elegible y evalué el tamaño de los pagos.
* Fuentes utilizadas: USDA, Servicio Nacional de Meteorología, Reuters, The New York Times, The Fiscal Times, Succesful Farming
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Foto: Cris Bañes / Licencia CC
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