En la primavera de 2018 me diagnosticaron definitivamente ELA (esclerosis lateral amiotrófica). Algunos amigos y amigas comenzaron a visitarme como una forma de acompañarme con sus afectos, así Julio Albarracín y Bernardita Fernández, matrimonio con quienes he compartido momentos importantes fueron compañía muchas tardes. En estas conversaciones el tema de Mindfulness comenzó a aparecer y a transformarse en una eventual ayuda al proceso que estaba viviendo.
Bernardita había recibido una formación sistemática y ofreció compartirla conmigo. Así, los domingos en la tarde comenzamos con prácticas de Mindfulness que, de alguna manera, se relacionaban con mi nueva condición. Desde ese día, la práctica de Mindfulness, ha sido relevante. Una nueva relación con el cuerpo y con mi desarrollo personal fue apareciendo, así como, una nueva concepción del cuerpo que ha comenzado acompañarme desde ese momento.
Pero ¿Cómo entendemos el Mindfullnes?. Uno de sus fundadores, Jon Kabat-Zinn, lo define como: «un proceso de prestar atención de manera conciente e intencionada al momento presente sin juzgar (el no juicio)». Por su parte, Bernardita Fernández lo entiende como: «la capacidad de desarrollar una habilidad que todos tenemos para cultivar una actitud positiva, amable y respetuosa con uno mismo, con los otros y con el entorno, tomando conciencia de los momentos tal y como se presentan, sin juzgar».
Probablemente un aspecto vital fue aprender a dejar ir al cuerpo anterior, a la enfermedad como producto del proceso de transformación física que había comenzado a vivir. Implicaba, además, aceptar el nuevo cuerpo emergente que, a su vez, estaba en constante cambio. Todo esto no estaba ausente de dolor, ya que se iban perdiendo ciertas funcionalidades y tenía que ir generando nuevos mecanismos para realizar algunos movimientos. Lo complejo era que, una vez resuelta una determinada y nueva situación corporal al poco tiempo, había que volver a aprender un nuevo repertorio de movimientos con los músculos que continuaban funcionando. Esto implicaba una situación de pérdida constante con el consiguiente desgaste emocional.
Una segunda dimensión tiene que ver con el tiempo, o mejor dicho, con una nueva construcción del tiempo que comencé a desarrollar a partir de Mindfulness. Aprendí nuevas prácticas para entender que el ahora es lo único que tiene sentido en estas nuevas circunstancias. Imaginarse un futuro al comienzo de la enfermedad puede ser muy negativo, ya que tienden a aparecer frecuentemente en nuestras mentes y corazones escenarios negros sin esperanza, además, tampoco obedecían a información válida y consensuada. Un futuro cargado de sufrimiento es resultado, en muchos casos, de un simple acto de imaginación si no contamos con fuentes de conocimiento válidas. Con el tiempo también aparecía el pasado como momentos cargados de resonancias indeseables, sobre todo, si comparamos lo que éramos capaz de hacer en relación al momento presente. Otro aspecto relacionado con el tiempo es la percepción temporal de la enfermedad. En mi caso la primera manifestación del ELA fue en agosto de 2018 y ya en diciembre de ese año tenía la sensación de haber vivido un largo tiempo con la enfermedad, con los consecuentes cambios corporales, biográficos, familiares y de amistad.
Desarrollar prácticas de Mindfulness ha tenido un efecto más amplio, ayudándome a mirar desde otro lugar las consecuencias del ELA
La tercera dimensión es el perdón. En mi caso implicaba, además, una parte importante de mi nuevo desarrollo afectivo. La idea del perdón que comencé a manejar supone en términos amplios que muchas veces actuamos con los recursos cognitivos y/o afectivos que disponemos y que son propios de cada circunstancia, por tanto, se debe entender el contexto de cada una de las acciones asociadas al perdón. Así, en el pasado hemos experimentado de otras personas daños que han causado algún dolor en nosotros, o también hemos desarrollado conductas que han hecho daño a otros, algunas veces queridas. También en ocasiones nos hemos causado mucho daño a nosotros mismos. El perdón implica un proceso subjetivo, intrapersonal. No necesariamente implica un diálogo con las personas involucradas, es saber perdonarse de algunas decisiones o acciones desarrolladas por nosotros respecto a nuestro propio camino. Del mismo modo, implica perdonar a quienes, a nuestro juicio, nos han provocado momentos tristes y dolorosos. Finalmente, pedir perdón por aquello que hemos realizado y que probablemente causaron ingratos momentos a otras personas, aunque no necesariamente haya sido nuestro propósito.
Aunque nos hemos referido a tres aspectos puntuales, desarrollar prácticas de Mindfulness ha tenido un efecto más amplio, ayudándome a mirar desde otro lugar las consecuencias del ELA, contribuyendo a mi transformación individual e intrapersonal que comenzó a ser parte del nuevo sentido de mi vida.
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Maite Garcia Bonilla
Me maravilla la manera personal de mirar su propia enfermedad como una oportunidad de superación personal . El conocer Mindfulness a través de Bernardita lo ayudará a expresar mejor sus emociones , sentir sus cambiantes sensaciones físicas como el dice , y también aceptar compasivamente su dolor .
Mucha fuerza !!
Nicolás
Absolutamente interesante la perspectiva desde la cual se aborda la enfermedad. «La tercera dimension» sin lugar a dudas nos cobija a todos cuando de mantener una vida en armonia se trata. Gracias por esta pausa reflexiva que nos permitio tener el dia de hoy!!