#Política

Una política olvidada pero urgente

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La dimensión de la política tiene como objeto primogénito y medular al “Ser” en sus momentos y movimientos. Como decía el filósofo alemán Martín Heidegger, la pregunta por el Ser está olvidada, y es urgente, entonces, preguntarla para que devenga. La pregunta que la política debe hacer no es por el poder, por las instituciones, por lo partidos políticos, por el conflicto, sino por el Ser. Toda representación tiene como eje central de partida al Ser y como categorías el espacio y el tiempo (Kant).

¿Pero qué es el Ser? Podríamos decir que el Ser no son las palabras y las cosas, instituciones y poderes (negativo de dominación y positivo de liberación, Foucault). Pero, y, sin embargo, todo lo anterior es hecho por el Ser. El Ser es algo complejo. Insisto en la pregunta, ¿qué es el Ser? El Ser algo —siguiendo a Hegel—, el Ser algo en el tiempo presente es siempre desde algo pasado; y ese Ser presente será algo pasado respecto a un Ser otro (negación de la negación), uno que aún no viene. Por lo tanto, el Ser no es algo de un solo momento. El Ser es una construcción histórica (lo sido) que determina al Ser a ser ese algo, que determina así, al Ser ser así, a pensar así, a comportarse así. Ese pasado que, —ocupo la palabra del Prof. Ricardo Espinoza Lolas— tecnifica el presente, y es su colchón, su fundamento, su esencia misma. Nunca es un Ser, siempre es una cuestión de Seres, una cuestión plural.

Dicha observación del Ser: lo sido (técnica), el presente, y lo otro (lo que viene), sólo es vista desde una re-flexión sobre sí mismo. La reflexión pone en suspenso, en pausa, lo obvio (en latín ob: en frente, y vía: camino; el camino del frente) Desde la re-flexión se observa las verdades que nos construyen, pero también que estas verdades fueron construidas. Estas verdades son las objetividades con la cual comprendemos y vivimos el mundo. Las experiencias nos son dadas desde el pretérito. Nos damos cuenta de que estas verdades, en el fondo, no lo son, ya que cuando comprendemos al Ser en movimiento y de cambio continuo, sabremos que vendrá, tarde o temprano, otra verdad. La pregunta es cuál.  Y aquí, en la respuesta, entra esa la política olvidada, una que Nos urge.

La política como discurso que observa los momentos del Ser en su producción y movimiento, sabrá desde ya, que la verdad no es sino procesualmente inalcanzable, infinita (absoluta)

Ahora bien, la política como discurso que observa los momentos del Ser en su producción y movimiento, sabrá desde ya, que la verdad no es sino procesualmente inalcanzable, infinita (absoluta). Pues bien, el Ser es algo en movimiento que se va modificando y, modifica, a la vez, lo demás.  Por lo tanto, no hay una verdad ulterior, una verdad resguardada que haya que despolvorear capas por capas de contaminación de falsas verdades, unas verdades peores por debajo de la mejores. No se trata del privilegio de unas por sobre las otras. La politología sabe muy bien la importancia de una institución como el Estado para rutinizar valores en el sistema político. Por lo tanto, la politología debe apuntar y canalizar un discurso distinto que mantenga esta concepción material del Ser, promoviendo así, instituciones que entiendan que el Ser no es algo acabado. instituciones que traten de que el Ser no se objetive. Y si se objetiva, que sea con la inobjetividad del Ser (nada en nada), que sea, por todos lados, un mantenerse inacabado, en una procesualidad infinita.

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