Para la trinchera que está al frente de Gabriel Boric y todo lo que este joven político implica, su figura no les deja indiferente, ya sea por encontrarlo un virtuoso en el campo de la política y con capital para la misma entre otras cosas. Lo cierto es que el imaginario de Boric pone almas temblorosas en el espectro de la oposición. Y quizá—y con esto no me arriesgo— en el mismo sector.
Sin embargo, hay algo extraño en ese espanto, parece que desde un cierto punto de vista este se convierte en un simulacro del terror, en una apariencia del terror, en un espanto artificioso. Una de las pequeñas pruebas de la blancura falló; el pacto de la nueva constitución, la cual fue elaborada a espaldas de una ciudadanía es un caso. La justificación del error no es bajo una lupa moral como del tipo de discursos: “el poder es del pueblo”, “la gente tiene la razón”, ni tampoco una cuestión que deba ser analizada a la luz de lo que se acordó (trayéndonos a la posibilidad de una nueva constitución), o si hubo un error o no de la derecha en aquello que pactaba (2/3 para ingresar trampas al corpus) para justificarla. Si bien el pacto permitió estar hoy en camino hacia una nueva constitución, los ciudadanos afectados no fueron pieza central en tal discusión. Y en este ejemplo el punto central del fracaso es que la politización se sitúa en marcos donde los sentidos son desplazados, así como los intereses del sistema político establecido. De forma contraria, llevar las demandas a un espacio dado permite controlar los actores intervinientes, sentidos e intereses ya establecido. ¡Más de lo mismo! El resultado de estar acá hoy se ciñe a un evento fortuito. Además, la lógica de un gran acuerdo es en esencia imposible, un gran acuerdo no puede ser producto de diferencias sino de identidades compartidas. El hecho material del acuerdo indica que no hay diferencias.Si el objetivo de Boric no interroga, como lo he visto, el espacio del capitalismo para limitarlo, todas las acciones serán pan para hoy y hambre para mañana
Mas allá de esta situación, la verdadera prueba de la blancura reside en el tratamiento al modelo de distribución y generación del capital. Si el objetivo de Boric no interroga, como lo he visto, el espacio del capitalismo para limitarlo, todas las acciones serán pan para hoy y hambre para mañana. Si la crítica se sitúa por parte de Boric al modelo neoliberal, y por lo mismo a las acciones de ciudadanos que quieren agenciar empresa, segregar con los distintos medios para ello, como políticas de seguridad enfocadas en el populismo penal, instalación de alarmas, rejas, hacer negocio con todo lo que pueda dar mayores rentabilidades (haciendo del lucro el santo grial) como el caso de muchos políticos ya conocidos, y de la existencia de ciudadanos de consumo, la situación será similar más allá de quien gobierne.
La propia existencia del capitalismo —que no es lo mismo que neoliberalismo, dicho sea de paso— es en base a la inestabilidad, a la ausencia de competencia (no se crece sin incorporar a otra empresa, tal como Inca cola a coca cola, la compra de acciones de cervezas Kross por Concha y Toro, o la muerte de una). Asimismo, el crecimiento del PIB no es interés de los capitalistas; en Chile, hubo crecimiento del PIB pero no se tradujo en aumento del circulante del dinero en el país. Esto explica que no hay necesidad del aumento del PIB ni del circulante para la compra por parte de los sujetos de consumo, puesto que existen otros medios para ellos, como los bonos entregados por el gobierno (estos sí aumentan el circulante sin provenir del propio poder productivo del país) y también los créditos.
Por otra parte, el pleno empleo no es necesidad del capitalista ni del modelo capitalista, el pleno empleo tensa las ganancias al reducirlas. El modelo capitalista no cuestiona los campos de intervención, no se interesa en el futuro. Todos estos nos son sus cuestionamientos. Pero lo seguro es que la existencia del capitalismo es productor de fracaso para aquellos que buscan una ciudad mejor, adecuada a la diferencia como cuestión compatible de otras identidades. Si Boric no critica el modelo capitalista para dar cuenta de uno distinto, la oposición podrá estar tranquila y segura. Mayor salud, mejor cobertura educacional, mejor transporte, mejor calidad de viviendas son posible con el capitalismo y sin el neoliberalismo. La crítica de Boric está mal enfocada.
Comentarios
22 de marzo
Tan interesante como extraña tu columna, pero creo que en sus primeros párrafos señalas lo más importante, un candidato con discurso.
La imagen de Gabriel Boric me causó interés desde un comienzo y agradezco que hoy le de peso a los candidatos de izquierda, me explico.
Del momento que el PS traicionó al Presidente Lagos, proponiendo un títere amante del lenguaje no verbal, la izquierda fue demostrando que eran viudos de la Presidenta Bachelet, quien a su vez es responsable de no haber posicionado a nadie, por lo mismo, la derecha logró conseguir, dos veces, que el candidato con más recursos se impusiera, con un falso discurso de unidad y meritocracia, sobre sus nulas competencias, pero hoy el escenario es distinto y creo que los discursos son clave.
Antes de la irrupción de Gabriel, nadie tenía nada que decir y siendo francos, posicionar una senatorial era el principal objetivo, enfocando el discurso a putear al gobierno actual (con mayor o menor razón), en cambio, el Patagón cruzado, hoy tiene la posibilidad de impulsar una visión, una mirada, una mística y un contenido que hace falta.
Votaría por Boric? no lo sé, pero estoy seguro que su franja dirá más que la MEO o la ABUELA; Será capaz de unir a Nueva Concertación Ampliada? no lo creo, digamos que si el candidato no viene con control remoto, no lo compran, pero como dije antes, siento que, si el discurso es claro, puede darle categoría a 16 años de puro marketing carismático sin nada de liderazgos eficientes.
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22 de marzo
Deja decirte que para tu mala suerte y de todos no hay otra opción que el capitalismo – termino marxista- hasta China lo aplica, así que mejor comiencen a pensar un modelo híbrido o no sé qué.
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