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(Re)pensando una complejidad para el buen vivir

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Lo que conocemos como “desarrollo” (económico), dice el ecuatoriano A. Acosta, es un espectro de la modernidad que América Latina continúa persiguiendo inútilmente. Entonces, no hay que pensar una nueva versión de desarrollo (alternativo), sino una “alternativa” (al desarrollo). Hay que “salir fuera” de la lógica del desarrollo -salir a una intemperie del pensamiento-, exponiendo y rechazando sus núcleos conceptuales. Esto implica “otra cosa que el capitalismo” (hoy día global) y sus consecuencias de devastación social y de la Naturaleza

Para ello habría que dejar de negar/invisibilizar las raíces históricas (precolombinas y mestizas) de las culturas latinoamericanas, una negación que resulta el modo de un sacrificio (ritual) ofrecido a las naciones “adelantadas” o “desarrolladas” del norte global. Acosta todavía agrega que modernizarnos imitando a esas naciones significa asumir “modelos ajenos, alienantes”, y negarnos a percibir las posibilidades de un proceso propio.

Por lo demás, habría que notar que aquellos países considerados como desarrollados lo que experimentan, en realidad, debiera llamarse un “mal desarrollo” (lo dice la hindú Vandana Shiva). Es decir, son la vanguardia de un sistema-mundo cuya lógica central (hegemonía) impera en la acumulación incesante, desequilibrada e incontenible del capital, una de cuyas consecuencias implica disolver toda formación social que se le aparezca, devastando las culturas heterodoxas y perturbando también intensamente los ciclos de la Naturaleza.

El estudio, la crítica y los modos de corrección de la cuestión del desarrollo se van gestado desde saberes de procedencia occidental que permanecen en el mundo de la (pos)modernidad. Las propuestas de origen o referencia indígena pueden recibirse como saberes fuera del paradigma (dominante): como la posibilidad de un punto de partida otro. En estos años que han visto comenzar el siglo XXI, en varios países latinoamericanos, las propuestas alternativas han ocurrido paralelamente a la organización de movimientos indígenas de creciente participación e incidencia política. Este ancho (río) indigenista puede ofrecernos la palanca de apoyo para imaginar una alternativa a la modernidad.

En Chile no poseemos una población y un movimiento indígena de carácter nacional. Esta referencia indígena habrá de darse en conjunto con la irrupción de organizaciones de crítica al desarrollo de corte feministas y ecologistas –de movimientos populares más o menos espontáneos, afectados por las injusticias y abusos del sistema,- y de iniciativas para una experiencia de vida alternativa y concreta ante la cultura que nos rodea (así con las ecoaldeas comunitarias).

No se trata ahora sólo de denunciar el desarrollo (económico) sino de construir alternativas. Y ya no como alternativas de desarrollo sino como alternativas al desarrollo mismo (por detrás de la economía del desarrollo). Lo que desde pueblos amazónico-andinos del Ecuador se ha hecho conocido como buen vivir/sumak kawsay es un tipo de esta alternativa. De alguna manera que valdría la pena comprender, este buen vivir/sumak kawsay ha rebasado sus espacios geográficos de origen.

Se trata de una propuesta para un mundo alternativo que no se aparece como algo ya del todo elaborado; se trata de un “camino que debe ser imaginado para ser construido”

Expresa “prácticas vivenciales de resistencia al colonialismo”, dice Acosta. Aparece como un modo de vida de comunidades indígenas que no han sido absorbidas del todo por la fuerza de aculturación del mundo criollo moderno/colonial, o que, por decisión autónoma, han resuelto mantenerse al margen de ella -los pueblos en aislamiento voluntario (Ecuador)-. Se trata de una propuesta para un mundo alternativo que no se aparece como algo ya del todo elaborado; se trata de un “camino que debe ser imaginado para ser construido”. Y se ha dado un importante paso de ese camino con la ratificación constitucional del buen vivir en Ecuador y Bolivia, 2008-2009.

Estas visiones llamadas “posdesarrollistas” han elaborado más allá de las corrientes de pensamiento crítico de las últimas décadas del siglo XX, que todavía propusieron unos desarrollos alternativos. La “concepción de alternativa” puede alcanzar la fuerza para revisar la concepción hegemónica que la modernidad ha impuesto como el clivaje de riqueza/pobreza –redescubriendo el “consumismo” como una formación cultural y no ya como exitosa integración a los mercados de bienes industriales (globales). Habrá que conocer mejor aquella visión de los momentos de “armonías” –con los semejantes y con el mundo natural-.

En igual medida que el buen vivir/sumak kawsay plantearía un mundo o cosmovisión otra que la occidental moderna, se separaría del capitalismo y también de los socialismos hegemónicos del siglo XX. El socialismo requeriría ser replanteado desde posturas socio/biocéntricas. Y si el capitalismo en la modernidad conduce a una “civilización de la desigualdad”, entonces el buen vivir/sumak kawsay puede ser concebido como el modo de un “cambio civilizatorio”.

Y, sin embargo, en los debates políticos y académicos se dan posiciones que proponen separar el buen vivir del sumak kawsay (Oviedo Freire), cortando así el elemento de la traducción y la posible hibridez.  Ello pareciera justificado allí donde encontramos una “apropiación, secuestro y domesticación” de la palabra indìgena por los gobiernos de los países latinoamericanos cuyo programa solamente habla del buen vivir/sumak kawsay, y lo usa de modo indiscriminado (y liviano) vaciando la expresión de sus posibilidades. La Convenciòn Constitucional con participación e incidencia de la sociedad civil y popular, resulta(rá) un examen para sostener el sentido y significado de estas palabras.

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4 Comentarios

any

Educacion….parte por los docentes…cambiar muchos paradigmas, prejuicio…

    viveroscollyer

    viveroscollyer

    Paradigmas: notar hacia dònde estàn cambiando
    Prejuicios –que funcionan como especies de paradigmas, funcionamientos inconcientes–
    Bastante educaciòn, sin duda
    Comunicarse…, como lo haceos aquì mismo
    Abrazo, Fernando

German

Siempre es bueno colocar en alguna parte el nombre de la obra y el autor cuando utilizas la imagen de alguien. Aporto con nombre: «El pensador»; autor: August Rodin

    viveroscollyer

    viveroscollyer

    Estimado Germàn, Precisamente como la escultura de Rodin
    es tan reconocible, no necesita presentaciones especiales.
    Creo que transmite bien, de hecho ¡ muy bien !, el argumento de
    «volver a pensar» seriamente los temas del Buen Vivir
    abrazo, fernando