#Política

Los amarillos, la derecha y el miedo a la democracia.

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En el mes de mayo del año 2016, en una de las tantas conversaciones-entrevistas que han sostenido el profesor de literatura Cristián Warnken y el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña (ambos destacados columnistas de “la plaza”), Warnken le pidió al rector que definiera Política. Carlos Peña -cito textual- respondió:

La Política es el esfuerzo que hace una comunidad de personas (que se reconocen como iguales) mediante el diálogo, mediante el conflicto, pero en cualquier caso mediante la deliberación, de responder la más vieja de las preguntas, esa pregunta que Platón decía en «La República» es la pregunta más importante de todas: “¿Cómo debemos vivir?»

Hoy en Chile estamos haciendo un ejercicio (la Convención Constitucional, que debe proponernos una Nueva Constitución) que refleja con exactitud lo que Carlos Peña definió con tanta claridad: una comunidad (en este caso el pueblo chileno, a través de los convencionales constituyentes) está intentando responder, mediante el diálogo, la deliberación y el conflicto, cómo debemos vivir en comunidad de aquí en adelante. Es decir, estamos haciendo Política con mayúscula.

“Diálogo, deliberación, conflicto”. Quiero referirme al conflicto.

Ciertamente habrá un natural conflicto cuando una comunidad intente encontrar una respuesta común para “la pregunta más importante de todas” (cómo debemos vivir). Y es que no podría ser de otra manera. Y una de las muchas razones de conflicto es que toda idea se puede proponer. Nadie debe razgar vestiduras por ninguna idea propuesta en la Convención. Para eso están ahí, para proponer, dialogar, deliberar con conflicto y luego votar. Ahora bien, como en Chile no estamos inventando la rueda (aunque existen líderes políticos que majaderamente actúan como si así fuese), hemos aprendido de lecciones propias y ajenas, y establecimos un proceso y un mecanismo para que el trabajo de “responder la pregunta” fuera lo menos conflictivo posible.

¿Se imagina usted lo conflictivo que hoy sería estar realizando el proceso constituyente con una convención mayoritariamente masculina? Ese “factor de conflicto” lo sacamos de la ecuación, y a tiempo. La “comunidad” (sus representantes) que intentan hoy responder la “pregunta aquella” es paritaria. Bien por ello, ya que con sensatez (y producto del trabajo de muchas feministas) se hizo justicia con respecto al rol y participación de la mujer en los procesos deliberativos de nuestra comunidad-país y, de paso, desalentamos una fuente de conflicto. Así lo hicimos también con la representación de regiones, con la participación de independientes y con la participación de representantes de pueblos originarios. Y todo para hacer justicia, y, por defecto, reducir el conflicto en el proceso.

Realizar declaraciones del tipo “unos pocos están escribiendo la Constitución” es inaceptable. Es la creación de un conflicto en forma engañosa y mal intencionada.

¿Qué más reduce el conflicto?: entre otros, el plebiscito de octubre-2020 (se aprobó con un 80% de respaldo ciudadano tanto la idea de iniciar este proceso, como la de que se realizara con representantes 100% elegidos para este fin); el quórum de 2/3 que se requiere para aprobar las normas constitucionales en el pleno de la Convención, entre otras medidas.

¿Habrá, a pesar de todo, existencia de conflicto en el proceso? Ciertamente. Jamás se podría anular, en un proceso de estas características, el conflicto. Pero lo que no debemos permitir es que ese conflicto sea fruto de desvirtuar la realidad del proceso. No debemos tolerar declaraciones que, digámoslo, rayan en la mentira. Nuestra comunidad (Chile) se sometió y se sigue sometiendo a un proceso no sólo histórico, sino que absolutamente democrático y en regla. Y sigue siendo así.

Entonces, realizar declaraciones del tipo “unos pocos están escribiendo la Constitución” es inaceptable. Es la creación de un conflicto en forma engañosa y mal intencionada. Y cuando Chile intenta responder en común la pregunta “cómo queremos vivir”, no es justo que uno de los conflictos que tenga que sortear este proceso sea provocado malintencionadamente por la frustración de algunos que no logran convocar apoyos mayoritarios a “sus ideas”. En la convención se dialoga y delibera permanentemente. Pero hay ideas que son minoritarias, que no logran concitar apoyo mayoritario. Y ante esto, actúa la democracia. Los convencionales dialogan, deliberan y luego votan. A nadie se excluye de esa deliberación.

Los amarillos y la derecha, tanto dentro como fuera de la Convención, tienen la obligación moral de ponerse a la altura del proceso, dejar de tenerle miedo a la democracia, “saber perder”, y aportar al diálogo y a la deliberación con ideas, propuestas y proyectos que conquisten apoyos numerosos. No hacerlo, y elegir el camino de “la pataleta” basada en su frustración, ahondará la profunda crisis en que ambos sectores (amarillos y derechistas) se encuentran en Chile hoy por hoy.

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3 Comentarios

abechtold

abechtold

Error Craso.
Porque los representantes que nos dirán «como vivir» No son nosotros mismos. Cuando vemos que esos representantes son bastante menos cultos-informados-razonados-etc que nosotros mismos, evidentemente habrá un conflicto con lo que ellos decidan. Más aún cuando hay sobre representación de algunos grupos.. ¿Que hace pensar que después no habrá rebelión contra sus decisiones?…
Seguramente habrá un proceso para cambiar la nueva Constitución apenas esta se imponga. Porque las reglas de como queremos vivir no pueden ser escritas por personas que no somos nosotros mismos.

Rolando Saldías

Rolando Saldías

Estás «levemente equivocado» y te ahogas en tus propias palabras.

Primero, decir que «debe ser democrática», ya deslegitima a la Convención, porque no es democrática. No tuvo el mismo valor cada voto, tal como no lo tuvo en el sistema binominal… Los escaños reservados, que no representan de forma proporcional al número de electores, es ya un atentado a la democracia.

Cosa personal, la paridad me parece una aberración. Esto se trata de capacidades… Si se propuso a Juan 1 y 2, y a Juanita 1 y 2, y si el pueblo solo quiere Juanitas, o Juanes, eso es lo que debe haber… Eso es democracia…

Y te ahogas en tus palabras, porque como citas a la democracia, diciendo que unos pérfidos no la respetan, pues, eso mismo hizo el sistema de la Convención. No respetó la democracia…

Democracia es también que si yo propongo una moción a la Convención (yo ajeno a la Convención), y ésta me pide 15.000 firmas, a ellos (con sus locuras), también se le pidan 15.000 firmas para apoyar las mociones que produzcan sus iluminados cerebros, ya que el proceso no respetó el voto democrático y se apitutaron a mujeres y pueblos originarios…

Y sí, ¡unos pocos están escribiendo la Constitución!

Es un grupo sesgado, porque se dijo «Escribiremos la Constitución entre todas y todos», o sea, todos los que quieran participar en igualdad de condiciones, pero no fue así, ya que solo lo hacen unos pocos, y algunos pocos para los que se reservaron escaños, incluso escogiendo el sexo…

Rolando Saldías

Rolando Saldías

Sergio, te invito a que interactúes en el diálogo.

No es aceptable que haya posturas que se publiquen en la red, en un medio serio, donde no se defienda la cuchufleta que se está diciendo, sobre un tema sensible, donde se da el caso que el sitio publica una camellada de un autor cualquiera, sin que su publicidad engañosa sea desmentida o defendida.

En este caso, es tu deber defender lo que dices, o abstenerte de decirlo o, más bien, corregir lo que has escrito, para que cualquier lector que pase por aquí termine entendiendo qué era lo correcto en relación a la propaganda falsa que hace tu publicación…

Me resulta inaceptable que la razón sea pisoteada con desvirtualismos de la realidad, con justificaciones simples y clichetescas en torno a un tema tan importante como la anatomía del desastre que se ha creado para construir la Constitución, influenciada por otras realidades políticas donde las cosas se han hecho como la mona de mal.

El trabajo y la intención de la Convención C. huele a tener un sentido azumagado a comunismo barato y fracasado, modernismo sin sentido, a invenciones mentales ridículas que se han logrado vulnerando la democracia, pisoteando el derecho.

Hay más ideas sobre las que refundar un país, y el nuestro está utilizando trucos con injusticia para construir una Constitución y eso es inaceptable.

Han recibido propuestas que se apegan a un sentido lógico de solución, pero, todo el sistema actúa como una mafia

y tú los estás defendiendo!