Difícil decisión debe tomar estos días el FA, el nuevo actor que ha desequilibrado las relaciones del poder político en el país, luego de su enorme éxito en las pasadas elecciones. Un país que acepta las reformas de este gobierno y en muchos casos, parece desear continuarlas y profundizarlas, es la principal lección política del domingo. Y con un ingente capital electoral y parlamentario, el FA tiene la incógnita de cómo responder a las señales de la debilitada NM, sin dañar la confianza de su electorado.
Con lo que ya se ha dicho, está claro que el FA no participará de un eventual gobierno de Guillier y se ve lejana la posibilidad de un acuerdo programático claro y estable, tanto porque las señales de Guillier no son clarísimas, como porque en el FA prima una lógica desconfianza en la NM. Aún así, todavía resta la posibilidad de un voto contra Piñera, y la construcción de preacuerdos parlamentarios en determinados temas, en la consideración que sólo la suma de los votos de NM+DC+FA le da una mayoría simple a Guillier para aprobar leyas en ambas cámaras. ¿Es aquello posible? ¿Es deseable desde la perspectiva del FA?
¿Podrá un FA empoderado en 2022, salir de la aguas agitadas de los movimientos sociales y de la oposición, y enlodarse buscando mayorías con lo que quede de la política tradicional sin sufrir un grave conflicto interno?
Contribuir a la victoria de Guillier tiene, a mi modo de ver, algunas ventajas para el FA:
-No cargar con ningún costo político como el que se le achacó a MEO en 2009.
-Suprimir cualquier riesgo de retroceso en los procesos reformistas (Aunque este riesgo no es demasiado alto, ya que Piñera no tiene mayoría absoluta, necesita de los votos de la DC y de la alianza regionalista en la cámara de diputados, y la DC más cercana a Piñera no tiene mucho peso).
-En la NM, la mayoría de los personajes nostálgicos de la concertación han sido derrotados electoralmente, lo que le da un poder de influencia mucho mayor al FA, en particular en la cámara de diputados. Su agenda particular tiene posibilidad de visibilidad institucionalizada. Si se llega a hacer alguna transformación moderada, pero en línea con lo que desea el FA, se podría usar como base para nuevas reformas en un eventual gobierno FA, o para empoderarse (Como ocurrió ahora con el cambio del sistema electoral y la ley de primarias, que le facilitaron la vida muchísimo).
-Permitiría experimentar de manera real y certera el proceso político de acuerdo con la centroizquierda tradicional y crear vínculos, cosa que resultará fundamental en un futuro gobierno FA, ya que el sistema electoral genera fragmentación, y es muy probable que de ganar el FA, tenga de igual manera que gobernar negociando con lo que quede de la NM en 4 años más.
Por otra parte, los riesgos no son menores:
-Significa perder el aura de pureza y reducir la diferenciación del FA con la NM. No sólo es algo que es muy duro para los dirigentes FA, sino que también puede alejar a sus votantes. Al final, puede verse como si se negociase con los mismos de siempre
–La probabilidad que Guillier pueda realizar algún cambio estructural institucional es baja, tanto por la natural moderación del candidato y la NM, como porque ni siquiera con el apoyo del FA se tendrán los quórums calificados para las reformas institucionales. Esta situación implica que es probable que Guillier genere una debacle como la de Bachelet: fuego cruzado de derecha e izquierda, enfriamiento del deseo reformista en el clima político, que puede bien afectar también al FA. Esta elección demostró que al final no fue tan grave como se pensaba, pero no está dicho que no pueda ocurrir en un nuevo gobierno NM. En este caso, también cabe la posibilidad que una debacle del gobierno de Guillier pueda ser aprovechada por el FA para posicionarse como líderes de agenda transformadora, pero para eso el deseo de esa agenda no puede caer con Guillier, algo complejo de realizar.
Dejar caer a Guillier y aceptar un gobierno de Piñera, significa aceptar una situación inversa a la anterior, es decir, tensionamiento incial de la relacion con la NM, riesgo de eliminación de algunas reformas en caso de que algún DC díscolo apoye a Piñera, necesidad de posicionar la agenda del FA desde una oposición, menor capacidad de articulación con la NM para la aprobación de proyectos en el futuro.
A cambio, ofrece algunas ventajas nada despreciables:
-Mantenimiento de la identidad del FA como distinta a la de la NM, conservación de la credibilidad y evitamiento de tensiones internas, mientras el FA se institucionaliza y refuerza.
-Capacidad de liderar la oposición a Piñera no sólo desde el parlamento y en alianza con sectores de la NM, sino reforzando los vínculos con los movimientos sociales, en particular en resistencia a cambios a las reformas en curso. Esto da la posibilidad de generar un efecto como el de 2011, donde los movimientos sociales se toman la agenda y marcan la pauta, potenciando políticamente al FA.
Así al ojo, pareciera que ser oposicion a Piñera tiene mayores perspectivas de futuro (y no soy el único que desde fuera del FA lo dice, basta escuchar a Tomás Mosciatti en estos días). La única incógnita que deja este diseño especulativo, es si el juego de oposición es capaz de darle al FA todas las herramientas de gobierno que se necesitan. El difícil camino de los cambios estructurales en democracia no sólo requiere dominar la agenda y el sentido común, también implica hacer las cuentas con una institucionalidad que no será muy distinta a la actual, y por lo tanto, requiere de hiper mayorías institucionalizadas para realizar un proyecto como el del FA. ¿Podrá un FA empoderado en 2022, salir de la aguas agitadas de los movimientos sociales y de la oposición, y enlodarse buscando mayorías con lo que quede de la política tradicional sin sufrir un grave conflicto interno? Solo el tiempo lo dirá.
Comentarios
27 de noviembre
Siento que el FA está en una posición extremadamente cómoda, facilitada por la falta de discurso del candidato de la Nueva Mayoría.
En primer lugar consiguieron validar su modelo de estructura política, por lo que ya no existe esa lógica de cúpula partidista, por otro lado su discurso es absolutamente claro y eficiente, por lo que ninguno de sus adherentes podrían recriminar su decisión de apoyar o no la candidatura anti Piñera.
Sinceramente creo que la Nueva Mayoría es la fuerza política que más asustada está.
En primer lugar, el Frente Amplio leyó mejor el clamor ciudadano, por lo que serán su principal contrincante en las próximas municipales, de hecho, Jorge Sharp ya marcó el primer camino.
En segundo lugar, ¿Que sucedería si Sebastián Piñera lo hace bien?, no hablo en términos reformistas (que no se pueden dar gracias a la constitución del congreso) sino en lo administrativo ¿Que sucede si se averiguan hechos poco transparentes?, inevitablemente el segundo gobierno de la Presidenta repercutiría en la imagen de ellos y favorecería al Frente Amplio de inmediato.
En tercer lugar, en que gobierno puede crecer más el Frente Amplio…. la respuesta también es clara.
Sumando y restando…. la estrategia nunca debe dejar de considerarse si se desea crecer.
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