¿Por qué la UDI, partido que votó en contra de aumentar la cobertura de la primera versión del ingreso familiar de emergecia porque “no podemos dejar que los chilenos se acostumbren a depender del estado”, hoy presiona con fuerza al gobierno para que mejore el plan de apoyo a la clase media y así los chilenos no tengan que recurrir a retirar sus fondos de la AFP?
¿Por que las oposiciones, que criticaron fuertemente el uso del seguro de cesantía en la ley de protección del empleo, porque “cargaba sobre los trabajadores las consecuencias de la crisis”, hoy están liderando una iniciativa que permitirá a los mismos trabajadores retirar un 10% de sus ahorro previsionales de las AFP para sostenerse en la crisis?
¿Por que la UDI y RN ahora son estatistas y solidarias y piden transferencias directas a la clase media en crisis? ¿ Por qué desde la DC al FA, están pidiendo que afrontemos la crisis de la pandemia con nuestros ahorros individuales, cada uno rascándose con sus propias uñas? ¿ Por qué hay cadena nacional a la votación del proyecto en el parlamento? ¿Por qué las redes sociales están tan pendientes?El sistema de AFP limita la propiedad de los fondos para proteger al afiliado de si mismo, pero también para proteger la estabilidad financiera del sistema y a las empresas que reciben esa liquidez
Esto se debe a que lo que esta detrás de esta discusión no es una medida más de ayuda a la clase media en crisis, ni tampoco es sólo un enfrentamiento entre el “populismo” o el “sentido común” y una visión “tecnocrática” de la política. Se esta discutiendo el núcleo del modelo chileno.
Todo comienza con la estrategia judicial que NO+AFP y Fernando Atria emprendieron hace algunos meses. Demandar a las AFP para que entreguen los fondos de pensiones a los afiliados, en defensa de la propiedad privada de los fondos de pensiones. Suena raro que los principales sostenedores de un sistema de pensiones solidario, sin propiedad privada, de reparto y estatal, se erijan como los defensores de la propiedad privada de los fondos de pensiones. Justamente esa la gracia de su acción. El sistema de AFP se sostiene en la creencia de que las personas son dueñas de sus fondos. Incluso en pleno estallido social, las encuestas mostraban que las personas prefieren que cualquier cotización extra vaya a su cuenta individual y no a un fondo solidario. Por otro lado, es un sistema privado e individalista, pero sólo permite que los fondos sean usado para dar pensiones, como si fuera un sistema de reparto. Esto se debe a que esta cláusula no sólo nos asegura que las personas lleguen con un fondo que le permita jubilarse sin ser carga para el estado (cosa que se ha demostrado completamente falso para la mayoría de los jubilados), sino que garantiza la estabilidad de los fondos invertidos en las empresas nacionales e internacionales. El sistema de AFP limita la propiedad de los fondos para proteger al afiliado de si mismo, pero también para proteger la estabilidad financiera del sistema y a las empresas que reciben esa liquidez. Es uno de los núcleos fundamentales del sistema financiero.
Atria y compañía se dieron cuenta que podían explotar esa contradicción a su favor. Yo imagino que ellos esperaban perder en tribunales, de tal manera de dejar en evidencia que no tenemos una real propiedad de los fondos, deslegitimando al sistema aún más, y que por lo mismo, pasar a un sistema solidario sin propiedad de fondos (ojo acá, muchos de los que están en esta línea consideran poco conveniente estatizar los fondos ya acumulados, por lo que esa propiedad se mantendría, sólo las cotizaciones futuras dejarían de ser privadas) no es una gran cosa, no es radicalmente distinto. Y si milagrosamente ganaban los juicios, comprometerían la estabilidad interna del sistema, que no está diseñado para retiros de fondos de pensiones, disminuyendo su atractivo financiero y eventualmente, el interés de la élites económicas por defenderlo a rajatabla. El costo político eso si, sería el reforzar la idea de la propiedad individual de los fondos a nivel popular.
El proyecto de retiro del 10% de los fondos es la versión pandemia de la misma lógica, aderezada por la extrema necesidad que tiene el sistema político de legitimarse ante la ciudadanía, propia del momento populista de manual que vivimos. Para los impulsores del proyecto, la jugada es de casi pura ganancia. Se posicionan ante la opinión pública como ofreciendo una salida concreta a la crisis, que coincide con el sentido común mayoritario y que aúna la gran legitimidad que tiene la idea de la propiedad privada de los fondos con la enorme deslegitamación que posee el sistema de AFP. Obligan al gobierno y a la derecha a someterse al escarnio público, a aparecer como defendiendo lo indefendible y consumir su escuálido capital político. La única defensa que tienen los defensores del modelo, es que el estado cubra esos recursos de alguna manera. Los obliga a cuestionar el modelo y su visión ideológica del estado para defender el núcleo duro del modelo, deslegitimándolo también, reforzando el sentido común de que es tarea del estado y la sociedad afrontar los problemas colectivos. ( cosa que para los sostenedores del modelo no es de ningún sentido común, sino un peligro)
Por otra parte, hay que decir que es una apuesta con riesgo. Si el proyecto fracasa y se impide el retiro, es cierto que el escarnio público lo tendrán principalmente los defensores del modelo y se deslegitimarán aún más a las AFP, pero hay subrayar de que esto será leído como un fracaso general de los políticos, coludidos o demasiado débiles para ofrecer soluciones a los chilenos. En este ambiente de rechazo generalizado a la política y sus intsituciones, pagan justos por pecadores y los impulsores dificilmente capitalizarán.
Y si ganan, habrán puesto un clavo más en el sistema, y tendremos una señal más de que los defensores del modelo ya no son capaces de defenderlo. Pero a costa de reforzar una idea clave de la contraparte. La propiedad privada de los fondos. Y a costa también de las pensiones futuras, que deberán ser compensadas con un mayor gasto público ( cosa en todo caso, por anga o por manga, gobierne quien gobierne, habrá que hacer vista las condiciones desastrosas de los jubilados en Chile).
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