La primera vuelta de las presidenciales fue una sorpresa para muchos, ante la incertidumbre que dejaron para la segunda vuelta propongo dar una mirada a lo que pasó el 21 de noviembre para quizás entender lo que pasó y lo que pueda pasar el próximo 19 de diciembre.
1.-Abstención de votantes. Tal como en elecciones anteriores, la del Plebiscito del 2020 (49%) y la Elección de Constituyentes en 2021 (59%), la concurrencia del padrón electoral efectivo sigue rondando la mitad de la totalidad de posibles votantes, en esta ocasión la abstención electoral fue de un 53%. Esto implica que un poco menos de la mitad del país es la que finalmente toma las decisiones políticas, sean estos interesados fieles a la política o no. Un fenómeno que hace que cada voto sea aún más valioso, y que ata a los candidatos a convocar a esa gente y a esa falta de voluntad de una u otra forma.
Siguiendo con las matemáticas, si la mitad del padrón electoral hizo efectivo su voto, eso implica que el 27% de Kast y 25% de Boric, en realidad son un 13% y un 12% respectivamente sobre el espectro total de votantes, es decir una representatividad considerablemente baja y que aunque sumen el resto de votos efectuados por otras candidaturas, no servirá de nada si los no-votantes deciden irse en contra suya. Los infinitos debates reconocen este problema, pero claramente no lo solucionan, este resultado lo confirma y en menos de un mes deberán buscar las herramientas para convocar a aquel padrón desorientado, desinteresado por su falta de representación o tal vez, simplemente flojo.
2.- El alza de partidos emergentes. El pacto liderado por Gabriel Boric, el Frente Amplio fue fundado en 2017, y visto que no concretaron una alianza con la exConcertación, exNueva-Mayoría, en un intento por legitimarse como sector político serio recurre a nada menos que el Partido Comunista para concurrir a unas primarias, con una convocatoria bastante decente (1.740.000 votos, casi lo mismo que sacó Boric en primera vuelta). Esta coalición profesa lo que la izquierda solía predicar, preservar la hegemonía del Estado sobre la economía del país y los sectores privados, con un tono más serio a la hora de apoyar a grupos disidentes y minorías sexuales y con verdaderas intenciones de cambiar el establishment con, como dijo hace poco Carlos Ominami en una entrevista, “una estética juvenil”.
Por otro lado, se encuentra el Partido Republicano de José Antonio Kast, el cual nació el 2019 como respuesta a la preocupante falta de convicciones conservadores del actual presidente y su gobierno. Los verdaderos conservadores se cansaron que escuchar a la derecha “light” de Sebastián Piñera negociando temas intransables en términos valóricos para gran parte de su sector.
Ambos partidos son extremadamente jóvenes y lograron duplicar los votos de las coaliciones de los partidos tradicionales, quienes deslegitimadas por la sociedad no supieron lidiar con aquel rechazo, renegando incluso los buenos aportes de sus gobiernos bajo el discurso de “no son 30 pesos, son 30 años”. Discurso que, por darle la razón, dio entrada a todos aquellos que no participaron en ellos.
3.- Parisi y el Partido de la Gente. Como tercer factor tenemos la fuerte presencia del Partido de la Gente, otro partido emergente (2019) liderado por Franco Parisi y Gino Lorenzini, quienes luego de un traspié de liderazgo, con su único candidato sin poner un pie en el país y con una campaña mucho mas corta y mayoritariamente online, logró posicionarse en un tercer lugar en las presidenciales y concretó 6 cupos en la cámara baja, quienes serán de vital importancia en las próximas discusiones del congreso, ya que las coaliciones de izquierda y derecha han empatado virtualmente en cupos ambas cámaras del congreso y serán los disidentes quienes tengan la última palabra ante un posible desacuerdo entre sectores. Hace unos días Daniel Jadue quien perdió estrepitosamente las primarias con Boric, lanzó unos comentarios sobre los votantes de Parisi a lo que tuvo que retractarse unas horas más tarde. Un berrinche mediático que en la interna debieron haber visto con malos ojos ante la necesidad inminente de aquellos votantes que también forman parte de la puja política hoy por hoy. Por último, el PDG anunció un “plebiscito virtual” para decidir por quién irán a votar, aunque Parisi en diversas entrevistas, aunque pareciera atacar a ambos sectores por igual, su tendencia liberal lo sentencia a parecer mas de derecha.
4.- Las encuestas. Luego de ser acusadas de que eran poco representativas e incluso, que estaban coludidas con sus empleadores (el caso mas emblemático el de CADEM con el gobierno de S. Piñera), terminaron por mostrarse como fuentes fidedignas de tendencia. Aunque la verdadera preocupación no es de su ética, si no de sus resultados, ya que estas son parte de un fenómeno que sucede hace décadas. Efecto Arrastre, un sesgo popular que podemos resumir en la siguiente frase: “la gente vota por quien va a salir”.
Luego de las primarias, que dejaron a Boric y Sichel como candidatos de sus respectivos sectores, Kast apareció como un agente disruptor de la derecha. Mientras la derecha que parecía perdida en convicciones con un Piñera cediendo terreno y un Sichel que promovía el mismo mensaje, Kast apareció para responder el llamado de los conservadores y su figura disruptiva, sobre todo en los tiempos modernos, atrajo lo suficiente. A medida que pasó el tiempo, y a pesar del escepticismo de muchos, las encuestas lo posicionaron en la cima, y fue tanta la influencia de éstas que quienes apoyaban a Sichel, el abanderado de “Chile Podemos +” y el actual gobierno, le dieron su respaldo a Kast y le quitaron liderazgo a Sichel ante la vista pública.
Tanto José Antonio Kast como Gabriel Boric tienen como desafío mostrarse más centristas para los votantes de la segunda vuelta.
La penúltima encuesta CADEM muestra a Kast y Boric con un empate del 39%, y con un 22% indeciso (o no responde), y la última da a Boric como ganador por 6 puntos, aunque dicho lo anterior, esto se convierte en una carga para ambos sectores quienes ahora miran estas encuestas con más atención.
5.-La carrera centrista. Ahora nos encontramos con dos aristas opuestas. Ultra Derecha y Ultra Izquierda, pero para intentar no caer en la caricatura de una u otra intentemos definir qué es lo que los hace extremos. La derecha de por sí no es nada más que la idealización de conservar lo que se cree propio, su moral, sus costumbres, es decir su patrimonio cultural; pero, por sobre todas las cosas el patrimonio económico. El sector liderado por J.A. Kast encabeza sin tapujos esta premisa, pero mezclado con ideales de un Chile “antiguo” mucho más conservador y catolico. Y son esos valores intransables, que ellos erróneamente creen son únicamente hallados en la dogmática religiosa es lo que los hace “extremos”.
En tanto la ultra izquierda de Boric esta fielmente representada por sus aliados del Partido Comunista, quienes profesan la hegemonía del estado y quienes han hecho vista gorda a los crímentes patológicos de aquella ideología a lo largo de la historia. Quienes además reniegan los aportes del liberalismo y lo condenan sin tapujos ante una audiencia escéptica y más crítica, donde el discurso neomarxista del reprimido toma nuevas aristas y trata de ser cubierta a corto plazo.
Chile en su mayoría no tiene una ideología política preponderante, consideremos a los últimos 4 gobiernos que fueron de centro-izquierda y centro-derecha alternadamente, y que si bien se manifestaban como izquierda y derecha en su momento, hoy por hoy no parecen diferenciarse tanto como las opciones que tenemos hoy presente. Por ende, tanto José Antonio Kast como Gabriel Boric tienen como desafío mostrarse más centristas para los votantes de la segunda vuelta. El presidente de Renovación Nacional, Francisco Chahuán, acusó haber tenido conversaciones con Kast para “moderar” más su programa, y el martes recién pasado se aprobó el proyecto de ley del matrimonio igualitario en la cámara baja, incluyendo votos del presidente de la UDI Javier Macaya, a lo que José Antonio Kast señaló: “Aunque a mí no me gusta, si el Parlamento se pronuncia a favor, va a ser ley”. Boric por su parte no esperó ni un día para querer desmarcarse de su etiqueta de ultra izquierda acusando que Jadue (del Partido Comunista) no sería parte de su posible gobierno y condenando actos de violencia en manifestaciones (negando sus previas apologías). La carrera aún sigue, y es aquel voto ambivalente de centro quienes definirán el próximo presidente.
6.-La Convención Consitucional. Mientras todo esto ocurre, hay una nueva constitución en proceso de ser escrita, lo que podría definir nuevas reglas del juego político si llegase a votarse a favor en su plebiscito de salida el próximo año. Sin embargo, sabemos que ambos candidatos tienen ideas opuestas respecto a ella. Kast jamás ha escondido su rechazo a una nueva constitución y en los últimos días se han develado mensajes internos de su coalición en los cuales se convocan para boicotear el proceso, y si es posible, darle fin dentro de las potestades que tengan como gobierno. Boric, por el contrario, aboga por este proceso como una verdadera demostración de democracia y una nueva forma de deshacerse de vestigios institucionales dejados por la dictadura de Pinochet. Esto implica que la Convención Constituyente se convierte en una herramienta política para ambos, aún cuando la carta magna no ha consagrado ni un solo artículo, su futuro y el de la convención parecen estar sometidos al porvenir de las elecciones presidenciales.
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