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Día del niño. Humillación a niños de familias homoparentales

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Cada año, toda la publicidad nos alerta que se viene el Día del niño. Suele ser un día en donde se impulsa un sentido superficial y materialista de validar a los niños a través del consumismo. Cuando, como padres o madres, podríamos regalonear a nuestros hijos con un gesto que contenga un espíritu más profundo desde el amor incondicional y el respeto que les tenemos. ¿Qué tal celebrar a nuestros hijos como sujetos de derechos?

[texto_destacado]El mejor regalo es el amor incondicional, el escucharlos atentamente, o darles un espacio relevante en nuestras vidas agitadas. El verdadero respeto es el mejor obsequio que les podemos dar; es algo que todas y todos podemos regalarles y que genera una gran diferencia en la vida de toda la familia, su entorno y la sociedad.

Nosotras, como una familia lesbomaternal -es decir, compuesta de dos madres lesbianas con una hija de casi once años- celebramos todo lo que la hace auténtica y la respetamos en todo sus derechos. Somos dos mamás criando a una hija preciosa, emocionalmente inteligente, amorosa, generosa y muy respetuosa con sus pares. Nuestra hija tiene la libertad de ser tal como es en todos sus espacios, en lo social, educativo y familiar. Ella nos enorgullece y es nuestra inspiración que nos conlleva a luchar por sus derechos, los mismos derechos que cualquier niño o niña que vive en Chile y en el mundo.

Nuestra hija, a través de los años, se ha percatado que vivir en esta sociedad requiere de una paciencia enorme, de una comprensión diferente a la de hijos de familias heteroparentales; cuyas familias son reconocidas como tales, y por ende no tienen la necesidad de entender por qué existen niñas y niños, como nuestra hija, que no cuentan con los mismos derechos.

Cada año celebramos el Día del niño pensando en sus derechos fundamentales que aún no se respetan en Chile. La Convención de Derechos del Niño (1989) -que fue ratificada por Chile en 1990 junto a otros 57 países- contiene 54 artículos que se rigen por cuatro principios fundamentales que son necesarios recordar:

El primero, «A la no discriminación». El/la niño(a) no deberá sufrir debido a su raza, color, género, idioma, religión, nacionalidad, origen social o étnico o por ninguna opinión política o de otro tipo, ni tampoco debido a su casta o por alguna discapacidad. El segundo, «El interés superior del niño», las leyes y las medidas que afectan a la infancia deben tener primero en cuenta su interés superior y beneficiarlo de la mejor manera posible. Luego, «Supervivencia, desarrollo y protección», las autoridades del país deben proteger al niño(a) y garantizar su desarrollo pleno, físico, espiritual, moral y social. Y finalmente, «Participación», los niños(as) tienen derecho a expresar su opinión en las decisiones que le afecten y que sus opiniones se tomen en cuenta.

Ninguno de estos cuatro principios se cumplen a cabalidad por parte del estado, si pensamos en el caso de nuestra hija o el resto de los hijos de familias homoparentales, lesbomaternales y transparentales. Esto, por una razón muy injustificable: por la orientación sexual o la identidad de género de sus padres o madres. Es así de simple, en Chile aún no existen leyes que resguardan los derechos de nuestros hijos, porque nosotras como madres somos lesbianas, y es el mismo caso con padres homosexuales y transgéneros, incurriendo en discriminación arbitraria en contra de los derechos de nuestros niños(as).

El hecho de que nuestra legislación actual no respete los derechos de los niños(as) que son de familias homoparentales es una humillación permanente hacia su dignidad humana. Es decir mientras no existan políticas públicas, leyes y normas jurídicas que protejan a los hijos de las familias no compuestas por padres de distinto sexo, sus vidas seguirán siendo afectadas directamente en lo cotidiano y en todos sus espacios. Esto se puede y se debe enmendar, y es trabajo de todos hacerlo, no solo una causa de algunos.

Feliz día del niño(a) a todos los niños(as), que lo disfruten en familia; y un especial y afectuoso saludo a todos los hijos(as) humillados, ignorados y discriminados por nuestra legislación chilena. Hay que trabajar como sociedad para cambiar esta realidad, y no olvidar que todos los niños merecen tener los mismos derechos por igual.

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1 Comentario

Cristian Arriagada

Este es un artículo inútil y vacuo. No tiene información relevante, es repetitivo y no tiene claridad. ¿Puede la autora ejemplarizar las discriminaciones que justifiquen las solicitadas leyes? En ninguna parte aparece qué pasa con su hija, que muestren que esas leyes sean realmente necesarias. Basta, por favor, se pedir leyes por todo y para cada caso particular.
Saludos.