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Agresión a J.A. Kast y reacción de parlamentarios del Frente Amplio

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La agresión que sufrió el ex diputado y candidato presidencial en la elección pasada, Sr. José Antonio Kast en la Universidad Arturo Prat el 21 de marzo es un hecho cobarde, detestable y completamente repudiable. Kast, quien había llegado al lugar para participar en un conservatorio fue expulsado a golpes y escupitajos, como se aprecia en videos que han circulado profusamente por redes sociales. La Federación de Estudiantes UNAP había adelantado que no toleraría la presencia del ex candidato presidencial ni de ningún defensor de la dictadura en su universidad, objetivo que notoriamente lograron.

Sorprende pues que al día siguiente de los hechos haya resultado imposible realizar desde el Congreso una condena institucional al hecho, pues el Frente Amplio no aportó con sus votos. ¿Cuáles fueron las razones?

Juan Ignacio Latorre, único Senador del Frente Amplio, manifestó su condena genérica a la violencia, pero acusó a Kast de liderar un show comunicacional. El Diputado Tomás Hirsch argumentó que Kast, además de ser representante del fascismo, incita al odio, lo cual en si es una forma de violencia.

El Frente Amplio en su conjunto demostró ser incapaz de repudiar enérgicamente un acto de violencia física y política, más aún cuando dicho acto surge de una federación de estudiantes en que sus militantes tienen participación activa. Lamentaron el uso de la violencia en dicha funa, pero manifestaron entender que el motivo de dicha violencia es básicamente culpa de las ideas y argumentos de Kast.

Lo anterior pugna con las premisas más básicas para la vida en una sociedad democrática. El método más adecuado para promover cambios políticos es siempre a través de la protesta social pacífica y el debate de ideas, y que estas se den dentro de un marco que permita la participación y el respeto entre todos los interlocutores. Por un lado es innegable que J.A Kast niega un hecho histórico real como lo fueron las violaciones a los derechos humanos en dictadura. Ello no justificará jamás que la respuesta de estudiantes universitarios mínimamente racionales sea golpearlo, escupirlo y sacarlo a patadas de una universidad pública, en flagrante violación de sus derechos fundamentales que posee como ser humano.

Con la misma fuerza, condenemos la discriminación e intolerancia que constantemente el señor Kast fomenta contra ciertos grupos de personas y repudiemos las actitudes de cualquiera que siembre el más mínimo sentimiento de odio en una sociedad plural y libre.

La tolerancia es necesaria para la sociedad democrática que queremos mantener en Chile, y que el Frente Amplio al menos en sus consignas defiende. Se le debe tolerancia incluso al intolerante, en tanto este actué dentro del Estado de Derecho, es decir que no emplee la violencia o incurra en algún delito o falta de nuestra legislación en la promoción de sus ideas o pensamientos, por más irracionales o falsos que sean.

Por ello resulta evidente que no hay ninguna justificación para la violencia. ¡Ninguna!. Por lo tanto como ciudadanos, y a diferencia de la ambigüedad del Frente Amplio, condenemos con toda la fuerza del mundo las agresiones ilegítimas sufridas por José Antonio Kast. Pero, también, con la misma fuerza, condenemos la discriminación e intolerancia que constantemente el señor Kast fomenta contra ciertos grupos de personas y repudiemos las actitudes de cualquiera que siembre el más mínimo sentimiento de odio en una sociedad plural y libre. En la misma línea condenemos a los senadores y diputados que estiman comprensible golpear de manera organizada a una persona que consideran fascista. La violencia se condena siempre, contra un haitiano, un mapuche, un ex diputado de extrema derecha, un gay o una mujer, o cualquier persona que respeta el Estado de Derecho. No hay dobles lecturas.

Es de esperar que la actitud de los parlamentarios del Frente Amplio sólo se deba a una mera búsqueda de figuración mediática, mostrando que su actitud es contraria a la unanimidad del duopolio frente a estos temas. Sin embargo, es esperable y exigible de la tercera fuerza político nacional un rechazo más rotundo de la violencia física en política, pues con la misma firmeza que se repudian las torturas practicadas por los agentes de la dictadura, de igual forma deben repudiarse las golpizas a los defensores ideológicos de dichos agentes.

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4 Comentarios

Víctor B.

Estimado,el único Senador del Frente Amplio, se llama Juan Ignacio Latorre y no «Mariano Latorre».Considera corregir tu texto.Saludos

Javi-Al

Es valiente su condena a la violencia, no es posible aceptar que haya gente que la justifica, siempre sabemos donde comienza pero no donde termina, tu actitud es valiente porque no te dejas arrastrar por la ola, podemos ser de izquierdas, centro o derechas, pero las convicciones deben ser siempre de respeto a los demás.

solopol

solopol

Me parece bien la columna. No se puede impedir a nadie tener su opinión, sólo se puede impedir que actúe fuera de la ley. Además, el asunto de si se debe tolerar al intolerante no tiene relevancia alguna. Las personas tienen su opinión le guste a uno o no. Si se prohibe a alguien dar su opinión, puede que no te de tu opinión a ti, pero se la dará a algún otro. Otras personas conocerán esa opinión. En realidad, es absurdo impedir que alguien diga lo que piensa. Porque sería como pedir que la libertad «no sea libertinaje», como pedían los curas. La libertad implica riesgos. Igual que la democracia y la libertad de expresión. Sería igual que si a un conjunto de personas que deben construir una carretera se les pidiera que den su punto de vista, pero que no se equivoquen. Evidentemente para que puedan dar su punto de vista, se supone que habria que aceptar de antemano que varias visiones serán equivocadas. No existiría la Ciencia, las Humanidades. Es de perogrullo que no todas las opiniones te tienen que gustar. Ni tampoco todas las personas. No te tiene que agradar toda la gente para respetar sus derechos. Y eso es válido para todos.