El reciente y bullado escándalo financiero en Carabineros de Chile, que en lo que va a la fecha alcanza una cifra de 28.000 millones de pesos, junto a las acusaciones de montaje de pruebas en la llamada “Operación Huracán” han dañado seriamente la imagen pública de la institución otrora más creíble de Chile. En su aniversario 91 resulta más aún relevante analizar el camino que ha recorrido esta institución en el desarrollo nacional.
Un 27 de abril de 1927, bajo la Presidencia de Carlos Ibañez del Campo, las diversas fuerzas de policía de la República fueron unificadas en una sola institución. Así, el disperso y heterogéneo grupo de organismos policiales fue centralizado en una institución de tipo militar, al servicio de la Patria.
Sus inicios no estuvieron exentos de polémica. Siendo un cuerpo militar, naturalmente obediente y al servicio de la autoridad civil, fueron usados por los gobiernos de la época para defender sus propios intereses o los de grupos específicos en detrimento de las necesidades de los chilenos. La masacre de Ranquil en 1934, y la matanza del Seguro Obrero de 1938, en donde cientos de campesinos y 59 estudiantes fueron asesinados respectivamente empeñan sus primeros años. Sin embargo no se puede olvidar que actuaron en ambos casos bajo directas órdenes de Arturo Alessandri, quien vio en ellos otro instrumento para el ejercicio del poder estatal.Es y debe ser la guía para los Carabineros de Chile: una entrega absoluta e incondicional por la Patria y los chilenos, hasta la muerte inclusive.
Tampoco se debe olvidar la ignominiosa función de los Carabineros de Chile durante el Golpe de Estado de 1973 y la Dictadura. La participación activa de la institución en apoyo y sustento tal régimen no debe ser olvidada, pues el deberse por entero a Chile conlleva la obediencia absoluta de las fuerzas de orden y seguridad, pero siempre respetando el Estado de Derecho y las garantías de sus compatriotas. Así como tampoco el uso que ha hecho el poder civil de esta, la policía uniformada, en represión muchas veces de demandas justas de los chilenos.
En paralelo, fueron los mismos miembros del Cuerpo de Carabineros quienes en el ejercicio de sus funciones demostraron estar, ante todo, al servicio de la Nación y no de grupos ni partidos. El Teniente Hernán Merino Correa, asesinado a manos Gendarmería de caminos de Argentina en 1965 no solo murió en defensa de nuestra soberanía respecto de Laguna del Desierto, sino que lo hizo en defensa de la Nación y de los chilenos. Y es que ese acto es y debe ser la guía para los Carabineros de Chile: una entrega absoluta e incondicional por la Patria de los chilenos, hasta la muerte inclusive.
Nuevamente el poder civil respondió menospreciando a la institución. Ni el sacrificio de Merino Correa ni nuestros derechos sobre Laguna del Desierto fueron suficientes para evitar que el Presidente Aylwin considerase que se trataba de “pedacitos más, pedacitos menos” del territorio nacional.
Pero para los carabineros no existen “pedacitos” de Chile. Todo el pais es importante, y cualquiera punto de la República justifica que estén allí, velando por la defensa del Derecho y de nuestra población. Así, no es menos relevante ni Isla de Pascua, ni la Antártica, pues para nuestra policía uniformada Chile es una gran Nación.
Sumamente relevante el apoyo de carabineros hacia pueblos y compatriotas aislados, que para sus servicios y contacto con el Estado dependen de la acción de la policía. Y junto a esto, el trabajo constante en pos del desarrollo de la comunidad, previniendo el delito y educando a la ciudadanía. La labor social, de la mano con la territorial, demuestran que el estar al servicio de la Nación no es solo por razones geopolíticas: carabineros está al servicio de los chilenos.
Es precisamente ese sentido de sacrificio el que debe hacernos repudiar, con la mayor de las energías, los hechos que empañen tan abnegada labor. Sus fines, expresados en la entrega total por la Patria, son incompatibles con tan miserables hechos efectuados por personeros mezquinos. Las reformas modernizadoras de la administración de la institución, que le den la necesaria transparencia y eficiencia en los recursos y procedimientos, y asi pueda retornar a su posición como la institución más creíble de Chile.
Comentarios
30 de junio
Para mí, Carabineros es una institución honorable, querida y de la cual dependemos en muchos pasajes de nuestra vida. Los hechos recientes son una alerta para limpiarse profundamente, curiosamente ocurre en los altos mandos, en la gente que no pela el ajo. Respecto a mejoramientos, me atrevo a decir que haya más profesionalismo, más educación formal, a muchos les cuesta hablar, y más incentivo para ingresar, mejor carrera funcionaria y beneficios. Finalmente, lo que me parece más importante, en las «reformas modernizadoras» que señala el autor de este artículo, colocaría uno, que se devuelva la protección legal como autoridad, una pugna entre un policía y un asaltante «in fraganti», no es una «riña callejera», por favor entiéndalo quien deba entenderlo.
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