El movimiento aún está activo. No porque los voceros Fuentes y Ruiz lo hayan traicionado quiere decir que está muerto. El problema radica en que el Gobierno solo reconoce lo que le conviene y si apareciera una mesa de negociación en paralelo más representativa, lo más seguro es que no la reconocería.
En un comienzo, el Movimiento Social y la Mesa fueron uno solo engranaje, como debe ser. Los voceros Iván Fuentes y Misael Ruíz venían del mundo de la pesca artesanal y se decidió que ellos fueran los voceros, porque ellos convocaron el movimiento. En una primera etapa hicieron un excelente trabajo, sobre todo Fuentes, que impresiono a los medios y al país con su discurso diferente.
El movimiento fue sustentado por tres organizaciones con demandas de importancia para Aysén. Los pescadores artesanales que no aceptaban la pretendida ley de pesca, la ANEF Aysén, por un sueldo regionalizado y la Coordinadora Regional Anti Represas, que luchaba desde hacía años por realizar una consulta a nivel regional que decidiera el tema de las represas. Esta fue la base que dio inicio al Movimiento Social y lo puso en acción. Por eso se llamó “tu problema es mi problema”.
El gobierno por momentos se vio sobrepasado Los estrategas de la Moneda finalmente idearon la estrategia para sacar de contexto a la mesa y quebrar el movimiento desde adentro. La invitaron a negociar a la misma Moneda. El Gobierno entendió que era más fácil marcar la pauta en la privacidad de los salones de Palacio, que seguir negociando en una escuela pública, donde la mesa era fuerte y se hacía respetar. Lo importante para el gobierno era clarificar que no eran negociables la ley de pesca, el sueldo regionalizado ni la consulta ciudadana. Con el resto no había problema.
Los integrantes de la Mesa pensaron que la invitación respondía a un logro, que habían vencido la contienda y que eran héroes. No se les pasó por la cabeza que la invitación era una estrategia para anularlos. Lo lógico era haber continuado negociando en Aysén en su propio elemento. La Mesa decidió aceptar la invitación sin autorización de las organizaciones de base y sin medir las repercusiones. El ímpetu por viajar y de vivir una aventura, los hizo viajar sin la autorización previa de las organizaciones de base. Salieron furtivamente y desde ese punto todo empezó a marchitarse. La Mesa ya no representó al movimiento y se transformó en la mesa.
Apenas el vocero Fuentes concedió su primera entrevista en Santiago, se entendió que los parámetros había cambiado en los herméticos salones de palacio. El vocero Fuentes dijo a la prensa: “Ahora que veo al ministro (Hinzpeter) a los ojos, me doy cuenta que no es tan mala persona, “de alguna manera vamos a arreglarnos, de eso no tengo dudas” cuando apenas dos días atrás ese mismo ministro ordenaba a las fuerzas especiales aplicar la fuerza total en contra de su propia gente.
Los voceros, desde su llegada desde Santiago, no contestaron más el teléfono, no se reunieron con las bases y empezaron a correr con colores propios en la toma de decisiones. Fuentes, como se clarificó después, ya no le respondía al Movimiento, pero sí al senador Walker DC por Aysén. El senador tiene una buena imagen en Santiago: lucha contra la pedofilia a nivel nacional y es loable su trabajo, pero en Aysén representa lo contrario a los objetivos perseguidos por el Movimiento. El senador está a favor de intervenir los ríos de Aysén con los proyectos hidroeléctricos de HidroAysén y Energía Austral. Siempre ha estado de acuerdo con privatizar el mar apoyando la nueva ley de pesca, que destruye a los pescadores artesanales, los mismos que representaban Fuentes y Ruíz Desde siempre los negocios de la familia Walker en Aysén se han sustentado en las relaciones con las transnacionales. Eso les permite financiar a la familia las carreras políticas de sus miembros y afianzar sus lazos internos con el poder. Además les permite manejar los hilos desde adentro para sus intereses. El ejemplo más claro es que Walker consiguió que Iván Fuentes apoyara la ley de pesca y que traicionara a su gremio.
A las pocas semanas, cuando las irregularidades se hicieron visibles y se vislumbraba que los voceros habían cambiado su enfoque de los objetivos del movimiento y estaban trabajando codo a codo con el subsecretario de Pesca, Pablo Galilea, para sacar adelante la nueva Ley de Pesca, la coordinadora Anti-Represas le solicito a la mesa oficialmente el ingreso de un nuevo miembro con calidad de vocero. El pedido lógicamente no fue aceptado y la coordinadora Anti Represas no tuvo otra opción que unirse al gremio de pescadores, retirándose de la Mesa. Luego la ANEF Aysén se retiró de la Mesa por las mismas razones.
Hasta el día de hoy los voceros son usados como caballito de batalla por el gobierno. Iván Fuentes es citado regularmente por la Intendenta de Aysén para dar conferencias de prensa alabando la gestión. Hace poco se lo vio recibiendo a la primera dama en Coyhaique para tomarse una foto y dar a entender que el movimiento es uno solo con el gobierno. Misael Ruíz concede entrevistas por los medios, diciendo que el movimiento nunca fue en contra del Gobierno. Habla de los logros de la mesa y del esfuerzo en conjunto con el Gobierno, pasando por alto que el movimiento se organizó y salió a las calles precisamente por los incumplimientos del Gobierno a las promesas de campaña de Sebastián Piñera. No olvidemos que el gobierno sacó el 64 % de los votos en Aysén.
Está claro que se cometieron errores de fondo y serios. La mesa, al encontrase con la negativa del Gobierno en los tres puntos indicados, debió haberse retirado de la negociación hasta que no se resolvieran. Los voceros no tuvieron la capacidad deponer distancia de los objetivos personales con los del movimiento y carecieron de la proyección histórica que se requería. La Coordinadora Anti Represas debió haber entrado en forma oficial a la mesa desde un comienzo, con un vocero en igualdad de condiciones, que hubiese resguardado el fundamento de la estrategia, salvaguardando la ética y el actuar en las negociaciones en pro de los objetivos de base.
El problema que enfrentan los Movimientos Ciudadanos de largo aliento como lo es el de Aysén, es la falta de preparación: no tienen el fondo necesario para entrar en las grandes ligas y negociar de igual a igual con los Gobiernos, que son profesionales, viven en la abundancia de recursos y medios y que paradojalmente esos recursos y medios son financiados por los propios ciudadanos al pagar sus impuestos. Los movimientos sociales normalmente están compuestos por personas con problemas económicos, que, sin contar con un financiamiento adecuado durante el proceso, se vuelven susceptibles de ser manipulados. Es un tema que deberá revisarse si queremos un país justo y consecuente.
El movimiento aún está activo. No porque los voceros Fuentes y Ruiz lo hayan traicionado quiere decir que está muerto. El problema radica en que el Gobierno solo reconoce lo que le conviene y si apareciera una mesa de negociación en paralelo más representativa, lo más seguro es que no la reconocería. Para eso se necesitaría que la actual mesa o lo que queda de ella, renunciara en pleno e informara al gobierno. Pero es difícil que ocurra.
Las organizaciones que componemos el movimiento estamos en un proceso de profunda reflexión para poder entender a cabalidad lo que realmente sucedió y enfrentar esa verdad que nos preparará para los nuevos desafíos que vendrán.
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