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Gases de efecto invernadero, o el desastre de los satisfechos

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“Todos debemos colaborar  a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, como el CO2.” En realidad no, quienes deben enfrentar esta situación son los países que emiten más por persona que son –en primer lugar- quienes crearon este problema. La ministra de Medio Ambiente tomó el punto apropiadamente cuando señaló que los países que más contaminan deben aumentar su esfuerzo. Nosotros debemos mirar la realidad, lo que nuestro país haga o no haga en esta materia no modificará la situación mundial, ya que aportamos 0,25% del total global, pero  si debemos prepararnos para enfrentar sus efectos locales.

[texto_destacado]Los países desarrollados, que son los grandes contaminadores, se dieron cuenta que la reducción de gases de efecto invernadero era imprescindible, pero que tiene un costo significativo para sus economías, por lo que rápidamente han tratado de distribuir la carga incluso a los países que menos contaminan, entre ellos, Chile. Para ello han financiado diversas ONG´s que transmiten la buena nueva de que todos debemos colaborar, esfuerzo destinado a intentar convencer al mundo subdesarrollado a que tomen este gravamen, reduciendo el impacto económico de la reducción sobre la economía  de los países desarrollados.

Para lo anterior proveen un generoso financiamiento. Se estima que para la próxima cumbre en Chile vendrán alrededor de 2.000 personas con poder de decisión, y sobre 20.000 lobistas ( muchos de ONG´s) –generosamente pagados- para promover la agenda de los países desarrollados. En Chile, solo la Fundación Chile Sustentable tiene un presupuesto anual 400 millones de pesos (2015) y recibe sobre el 80% de sus ingresos desde Fundación Avina, de Panamá (¿?) que mayoritariamente recibe fondos de Suiza para, expresamente, influenciar las políticas públicas de América Latina, la que señala haber movilizado recursos por sobre 1.000 millones de dólares desde la década de 1994

Esta burocracia del día final ha sido muy eficaz en promover una agenda que recarga a los países en desarrollo, como Chile, y reduce el gravamen asociado a la reducción de Co2 sobre la economía de los países desarrollados. Por ejemplo, el acuerdo de París señala que cada país debe tener como meta un valor menor al anterior. Ello significa que Chile ha aceptado  tener un límite anual de emisión muy inferior al límite de los países desarrollados, comprometiendo nuestra posibilidad de desarrollo.

La convención de las Naciones Unidas sobre cambio climático reconoció la especial posición de los países subdesarrollados, en su reunión en Berlín reconoció el acuerdo, impulsado por los países subdesarrollados reunidos en el G77, en los siguientes términos:

a) Los países desarrollados son los principales emisores de gases de efecto invernadero.

b) Las emisiones per cápita de los países en vías de desarrollo son bajas.

c) La participación de los países en vías de desarrollo en la emisión de contaminantes va a crecer a medida que se desarrollen.

En Chile se ha promovido la descarbonización de la matriz energética; las primeras empresas que deberán apagar sus centrales a carbón declaran pérdidas de U$$ 330 millones de dólares (La Tercera, 4 de Junio 2019), aplicando la tasa de impuestos respectiva se tiene que la recaudación fiscal  se reducirá en U$$ 110 millones, dinero que bastaría, por ejemplo, para modernizar el SENAME, adicionalmente se perderán 5.600 empleos. Las nuevas centrales que hay que agregar significan un costo de U$$ 5.000 millones costo que nuevamente, reduce los ingresos fiscales. Todo ello ocurre mientras el principal contaminador, Estados Unidos, ha efectuado su propia evaluación de beneficios y costos, identificado los importantes costos asociados a la reducción de emisiones de CO2 y se ha retirado del acuerdo. Cabe hacer notar que los niveles de emisión de Chile –por persona- son la cuarta parte de los de Estados Unidos, y la mitad que los Chinos.

Chile debe enfatizar que somos un país muy responsable con el ambiente,  y debemos negarnos a que los principales contaminadores nos traspasen el gravamen de reducirlas para enfrentar un problema que ellos crearon. Lo que debe ocurrir es definir un nivel global posible de emisión por persona (se considera que una reducción del 45% permite reducir el incremento de temperatura),  El protocolo de Tokio ¿Comprometió?  A una reducción insuficiente de solo el 5,2 % de emisiones de los países desarrollados, cifra menor pero que llevó al retiro de EEUU y Canadá. La reducción que la UE aceptó incluso permite que  España incremente sus emisiones en un 15%.  El ministerio del Medio Ambiente y de relaciones exteriores debe llamar a una reunión del G77, para definir una agenda de los países en desarrollo, con vistas a la próxima reunión global.

Porque no corresponde que nosotros debamos desviar nuestros escasos recursos para cubrir las irresponsabilidad de los satisfechos de este mundo.

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4 Comentarios

Ximena Acuña Uribe

Me interesa el tema del cambio climático.
Saludos

Ximena Acuña Uribe

Estoy trabajando para el Cambio Climático desde mi ciudad y de otros lugares de Chile. Urbanos y rurales.
Trabajo con conciencia inclusiva, sustentabilidad, reciclaje, paisaje, economía circular,agua, huertos, agricultura, cultura.

Douglas Pollock

El lo medular, en el fondo, concuerdo con el artículo en el sentido de que Chile NO DEBE ADOPTAR NINGUNA MEDIDA DE MITIGACIÓN AL CC, mientras los países que “de hecho” están fuera del Acuerdo dep París, no hagan lo mismo. Estamos “cargando con el muerto”.
Sin embargo, el artículo padece de errores e inexactitudes que complican las cosas y para las que estoy en desacuerdo:
1. El CO2 NO ES UN GAS CONTAMINANTE, es incoloro, trasparente, inodoro e INOCUO. Además es el gas de la vida, fundamental para la vida vegetal y animal.
2. Considerar las emisiones percápita y no por país es estéril y confuso. Los primero países en ese ranking son emiratos y principados árabes, seguido por países de extrema pobreza y Estado Unidos y Australia están fuera de ese top ten. Adicionalmente, el Acuerdo de París no ataca a las emisiones percápita, sino que a las totales por país según un complicado algoritmo.
3. Que los países desarrollados estén o no haciendo lobby (EEUU NO LO ESTÁ HACIENDO) para destruir las economías de países emergentes para así “lavarse las manos” suena a un absurdo toda vez que:
a. Todos ellos han comprometido la reducción de GEI para el 2030 y, por ejemplo, la UE con un 40% está completamente comprometida con su meta del 40%. Por distintos motivos, se excluyen de esta norma EEUU, Rusia y China (retiro, crédito y eximición, respectivamente).

GERMAN HEUFEMANN

1.- Chile está preparando y financiando el escenario en Cerrillos para un concierto de fin de año de hiperventilados miembros de ONG,s, quienes tratarán de que asumamos compromisos imposibles de cumplir. Cargaremos con el muerto por donde se le mire. Con razón Brasil se corrió de organizar esto.

2.- Si bien el CO2 no es tóxico, se le atribuye en forma directa a su descontrolado volumen de emisión el alza de la temperatura terrestre (calentamiento global).