Al ingresar a la vida laboral, trazábamos nuestro futuro, las imposiciones previsionales en la Caja Nacional de Empleados Públicos nos daba un soplo de certidumbre, en los encuentros y tertulias conjeturábamos sobrenuestra seguridad previsional, hacíamos ostentación de nuestra vejez asegurada y así pasaron los años aportando a nuestros fondos de pensión.
De pronto, el año 1981 irrumpió aquella maldita y retorcida oferta que no supimos rechazar, nos aplicaron el viejo truco de la zanahoria y el garrote, trasladándonos a un sistema de cuenta individual no solidario denominado AFP.
Información muy insegura acompañaba a este nuevo modelo, despertó rumores sobre varios factores que afectarían nuestros fondos previsionales y, consecuentemente, nuestro futuro de vida.
Me pregunto, si el modelo necesitaba aplicar métodos de prueba y error para optar por algo nuevo y definitivo, entonces me atrevo a afirmar que nuestra generación fue el conejillo de indias elegido, y que las futuras generaciones agradecerán nuestro involuntario sacrificio.
No obstante los diversos factores que hoy afectan nuestras pensiones, pretendo analizar uno de ellos:
La premisa básica es que el examen debe cubrir un largo tiempo, estamos hablando del derecho a pensión, período comprendido en dos tercios de siglo. Es más, toda discusión o legislación al respecto debería incorporar desde el ingreso del trabajador hasta el término de su vida laboral y con proyección de 10 a 20 años. Todo debe cubrir este largo período.
En el transcurso de los años, pocos alcanzaban el grado máximo del respectivo escalafón de las Plantas, lo que se denominaba “tope de Carrera”. Ahora bien, desde el punto de vista de la Caja Nacional de Empleados Públicos, al jubilar, el ex trabajador tenía derecho a recibir “la perseguidora” que consistía en una pensión referida a la remuneración reajustada como si permaneciera en actividad de por vida. A partir de ese punto, se tenía una base para proyectar el resto de vida.
En el transcurso de los años, pocos alcanzaban el grado máximo del respectivo escalafón de las Plantas, lo que se denominaba “tope de Carrera”. Ahora bien, desde el punto de vista de la Caja Nacional de Empleados Públicos, al jubilar, el ex trabajador tenía derecho a recibir “la perseguidora” que consistía en una pensión referida a la remuneración reajustada como si permaneciera en actividad de por vida. A partir de ese punto, se tenía una base para proyectar el resto de vida.
Ejemplo: Para un Técnico, imponiendo en la Caja con grado 9 y trasladado a una AFP, el daño previsional será el siguiente:
Imponible en actividad $ 500.000, pensión $ 200.000. Pérdida $ 300.000 mensuales, al año $ 3.600.000, proyección de vida 10 años, pérdida $ 36.000.000.
Con este ejercicio se puede calcular la pérdida, en este factor un funcionario que gana $ 1.600.000, su pérdida supera los $100 millones. Para tomar conciencia, ¿Cuál es la pérdida para proyección de vida de 20 años? El doble.
En este trance, no nos queda más que sacar lecciones, especialmente los gremios, aprender y prepararse para infinitas luchas que tendrán a futuro, pues esto sigue y continuará. El sistema financiero y los gobiernos, recuerden, no son dadivosos. Pasarán generaciones, hasta que algún “consejo venideros” se dedique a proyectar “presuntos futuros” o, alguien iluminado, con creciente preocupación por sucesos remotos, destaque con la visión de permanencia y llamé a legislar cuestiones previsionales.
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Alberto Guzman Meza
Don Milton
Estimado Sr.
Lo que Ud. dice, pues yo no lo dije
A lo que me referí fue explicar justificando las innumerables marchas de rechazo a la situación general vivida por esta mi generación de jubilados por las AFPs. Tituladas marchas por el “Daño Previsional” que de una u otra manera está afectando a los pensionados bajo esta modalidad.
NO se puede, no es ético ni tampoco sano, cambiar una institución legal por otra muy distinta en la mitad del camino, menos en temas previsionales.
Crear leyes con holgura, excesos y carencias, al amparo de un estado de derecho extremadamente especial, sencillamente en donde se abre campo a las arbitrariedades del poder no es lo que necesitamos en Chile.
Ahora si Ud. asegura que la Caja de Emp. PP fagocitaba a las otras cajas además de los impuestos y por tal razón se crearon las AFPs. Para mi no es tema de discusión, no lo dije en ninguna parte. Y no he reclamado volver a lo mismo, tampoco seguir en la estafa que estamos.
Yo jubilé… y fui condecorado por bruto
[…] Alberto Guzman Meza, Yo jubilé… y fui condecorado por bruto […]
Alberto Guzman Meza
¿Qué honda?
Milton Bertin Jones
Hummm así era usted tien razón, los gremios poderosos, como los agrupados en la Caja de Empleados Públicos, lograban generosas jubilaciones con cargo al tremendo déficit de dichas cajas, es decir, jubilaban con cargo a nuestros impuestos.
Minetras que la mayoría -los obreros- jubilaban en la caja respectiva en condiciones de extrema pobreza….
Lo que usted reclama es volver a un sistema que le permitía sacar del fondo de jubilación mucho más que lo que había aportado…. Obvio, yo también reclamaría.