Ad portas de una nueva elección presidencial, en el país abundan las comparaciones y pseudo-análisis, vertidos la mayoría de las veces con un claro sesgo y con el fin de convencer a los electores indecisos acerca de la conveniencia que representa para su situación particular, elegir a uno u otro candidato. Uno de los temas favoritos para estas pugnas electorales y por qué no decirlo para la ciudadanía es el de la seguridad ciudadana o más comúnmente dicho la delincuencia.
Unos y otros se adjudican los mayores logros, analizando las cifras desde la perspectiva que más conviene a sus intereses coyunturales, pero lo cierto es que dado que la delincuencia es un fenómeno multifactorial, para su correcto análisis se deben mirar varios datos diferentes, los que en conjunto nos permitirán tener una visión más o menos global en torno a qué nivel de seguridad tenemos como país y qué tan bien o tan mal funcionan las instituciones que tienen que ver con la pesquisa y sanción de los delitos en Chile.Las conclusiones que arrojan estas cifras son más bien esperanzadoras desde el punto de vista de la seguridad ciudadana, ya que todos los indicadores presentan tendencias a la baja en los últimos cuatro años, excluyendo tal vez la victimización que se ha mantenido estable.
Dadas las limitaciones propias de este formato, nos permitiremos dar a conocer y poner en perspectiva cinco indicadores específicos, que se usan frecuentemente para hacer análisis generales y tomar decisiones en materia de seguridad pública:
Victimización, esto es el número de hogares que declaran haber sido víctimas de delito. El promedio 2010- 2013 fue de 25.3%, mientras que el promedio entre el 2014 -2016 llegó a 25.7%. No existe por ende una diferencia significativa que pueda hacer plausible pensar en una tendencia al alza o a la baja. No puede tampoco concluirse que un gobierno lo haya hecho mejor que otro en esta materia. Sucede aquí lo que se denomina empate técnico, no permitiendo a ninguno de los dos gobiernos de sectores políticos opuestos, sostener con algún grado de verosimilitud que lo hizo o lo ha hecho mejor en este indicador. El peak en estos últimos años se alcanzó el año 2011 con un 28,8%.
Tasa de denuncia de delitos de mayor connotación social (DMCS), esto es denuncias por cada 100 mil habitantes. En este indicador sí se puede apreciar una tendencia a la baja desde las 2.780 denuncias el año 2010 a las 2.528 acaecidas en el año 2016. Es justo señalar también que el peak en la de este indicador se dio nuevamente el año 2011 con 3.010 denuncias por cada 100.000 habitantes.
Frecuencia de detenciones en delitos de mayor connotación social. Se ha observado una baja también desde las 122.723 detenciones del 2010 a las 107.089 el año 2016. También el peak se vivió en el año 2011 en que hubo 135.633 detenidos por delitos de mayor connotación social.
Imputados atendidos por la Defensoría Penal Pública, en este indicador se aprecia una baja sostenida también en una serie de cinco años consecutivos en que se anota una reducción de las personas que son atendidas por la Defensoría Penal Pública, pasando de 371.131 en el año 2011, a 325.285 en el año 2016.
Frecuencia de denuncias por casos de violencia intrafamiliar, también presenta un comportamiento bastante similar a los indicadores antes expuestos con una suma de 109.140 denuncias en el año 2010 y 93.542 en el año 2016, apreciándose una fuerte tendencia a la baja. Al igual que los indicadores anteriores también tuvo su peak en el año 2012, con 122.079 denuncias.
Las conclusiones que arrojan estas cifras son más bien esperanzadoras desde el punto de vista de la seguridad ciudadana, ya que todos los indicadores presentan tendencias a la baja en los últimos cuatro años, excluyendo tal vez la victimización que se ha mantenido estable.
Han bajado las denuncias y los detenidos por los delitos de mayor connotación social y además han bajado los imputados que la Defensoría Penal Pública atiende, todo ello en base a datos oficiales extraídos de la página de la Subsecretaría de Prevención del Delito y del Sistema de Gestión de Defensa Penal.
También parece más o menos pacífico sostener que el peor año que Chile ha tenido en esta materia fue el año 2011 y a partir desde ese momento no se observa un crecimiento exponencial en ninguna de las cifras analizadas, tal como pareciera desprenderse de algunos discursos político-electorales, de los noticieros de televisión y variados post en redes sociales.
El combate a la delincuencia es una tarea de largo plazo, seria y multisectorial. Como tal, resulta muy empobrecedor para el debate las afirmaciones antojadizas acerca del actual estado del arte, proferidas por personas cuyo interés es ganar o hacer ganar a su sector una elección y movilizar a sus votantes, tales como “la delincuencia está descontrolada” o “cada día vivimos más inseguros” que si bien pueden resultar útiles para establecer una fina sintonía con un elector desinformado, no contribuyen en nada al enfoque responsable que un problema de esta magnitud demanda.
Columna escrita por:
José Luis Craig Meneses
Abogado, Magister en Criminología y Justicia Penal,
Magister en Gestión y Políticas Públicas
Defensor Regional de Maule.
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