Una pregunta incómoda, ¿verdad? pero vale la pena hacérnosla. Desde finales del año 2021 cuando la inteligencia estadounidense advirtió a la Casa Blanca que una invasión de Rusia a Ucrania era inminente, la administración Biden utilizó la diplomacia y la disuasión o venta de humo en lenguaje de la política chilena, para intentar evitar el desenlace bélico. Estados Unidos quería evitar la guerra, de eso no hay dudas. Sin embargo, con el paso del tiempo la persuasión de Washington del objetivo de alcanzar la paz se fue diluyendo. El lento y poco eficiente avance de los objetivos militares de Rusia y la inesperada resistencia cívico-militar ucraniana comenzaron a cambiar la percepción de la administración Biden.
La revitalización de la OTAN, el rápido acuerdo de los países del G-7 sobre un aumento cuantitativo y cualitativo de las sanciones económicas y financieras, el acompañamiento del sector corporativo en dejar los negocios en tierra rusa y el fuerte respaldo diplomático de gran parte de la comunidad internacional en el ámbito multilateral mostraron una relativa fortaleza de occidente, de repente el Presidente Joe Biden encontró en la guerra entre Rusia y Ucrania una oportunidad para intentar recuperar su liderazgo internacional y mostrar su poder, aspectos qué en la competencia con China no se han dejado ver ya qué al rivalizar con Rusia, la administración demócrata encuentra una comodidad qué nunca logró en su confrontación política y comercial en Beijing.La funcionalidad de la guerra para Estados Unidos está en la distribución de los costos entre los principales actores. Está claro qué la guerra está siendo un acelerador hacia la estanflación de la economía estadounidense.
La nunca antes vista asistencia militar a Ucrania ha tenido sus frutos en el terreno militar. Sin esta variable, hoy la guerra ya habría terminado a favor de la madre Rusia. Ya que entre entre los ganadores de la guerra está sin lugar a dudas el complejo industrial militar de Estados Unidos cuya producción está al tope de la capacidad ociosa, a tal punto que tuvo que detener la venta de armas, nada más ni nada menos qué, a Taiwán, además, Estados Unidos ha evitado el colapso energético a partir de jugar un rol cómo oferente de un elemento que, sin lugar a dudas, es un bien público global. Si así es, se comprometió a liberar reservas de petróleo ante la caída de la oferta global y con esto logró récord de exportación de crudo y se convirtió en un sustituto vía gas natural licuado [GNL] de gas ruso para muchos países de Europa.
Rusia podría obtener algún premio territorial y político en Ucrania. Pero parece difícil qué pueda soportar una guerra larga y costosa, tanto militar, económica y políticamente. Las sanciones económicas parecen no tener impacto en el corto plazo, particularmente porqué el rublo volvió a valores pre guerra, pero no caben dudas qué en el horizonte la desconexión con occidente será social, cultural y materialmente muy costosa.
La funcionalidad de la guerra para Estados Unidos está en la distribución de los costos entre los principales actores. Está claro qué la guerra está siendo un acelerador hacia la estanflación de la economía estadounidense. También qué el uso de sanciones pueda lesionar en el largo plazo el rol del dólar cómo moneda de reserva internacional y qué Rusia puede terminar en los brazos de China. El punto qué pocos marcan es qué Estados Unidos puede perder con la guerra, pero es evidente qué pierde y perderá menos qué el resto.
Comentarios
26 de agosto
Quiere Rusia la paz en Ucrania? Una pregunta incómoda verdad?
Seis meses después de invadir Ucrania, se comprueba que Putin ha servido los intereses de Estados Unidos, ya que como tu bien señalas, gracias a la invasión injustificada de Ucrania, la industria bélica de EEUU está en su mejor momento, y paradojalmente la producción de armas en Rusia, se ha estancado.
El dólar no ha sufrido, el rublo si, y China no se ha metido ni se meterá a apoyar a Rusia, porque tiene más que perder que ganar. La estanflacion de EEUU es una venta de humo de tu parte .
Es Rusia la que ha quedado fuera del mundo, y los millonarios amigos de Putin no están contentos. Le pasarán la cuenta
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