Quisiera visibilizar algunos puntos relevantes a tener en cuenta en términos de conciliación vida laboral- familiar, el proceso educativo de tantos niños y niñas y el actual rol de las mujeres, tanto como madres, cuidadoras, tutoras y/o como profesoras.
El primero, se refiere a la (ya conocida) difícil conciliación de la vida laboral y familiar. La incorporación creciente de la mujer al mercado laboral ha tenido un impacto evidente en la estructura de las familias chilenas. Según los datos de la OCDE (2019), en Chile hay un 54,9% de las madres que tiene un empleo, dentro de este porcentaje, el 41,3% de ellas tiene un trabajo a tiempo completo y sólo un 13,2% trabaja a tiempo/ modalidad parcial.
El segundo punto hace referencia a la feminización de la responsabilidad en la educación de los hijos y el trabajo doméstico. Según evidencia la encuesta nacional de Uso del Tiempo (2015), la carga global de trabajo femenina es mayor a la masculina, las mujeres destinan en promedio más del doble de horas que los hombres en el trabajo no remunerado y/o doméstico. Esto incluye el apoyo en las tareas propias del proceso educativo de los niños y niñas.Es necesario avanzar en nuevas dinámicas que favorezcan la colaboración y la corresponsabilidad de las labores domésticas, de crianza y educativas, propiciando mecanismos que vayan entendiendo estas labores desde un enfoque colectivo y social, y no desde la individualidad materna.
A los puntos anteriores, se le suma la priorización actual del teletrabajo y el cierre de centros educativos a raíz de las medidas que se han tomado por el desarrollo del Covid-19. Este contexto pone aun más tensión en un tema que afecta directamente el equilibrio y bienestar familiar.
Tercero, el sector de la educación en Chile es uno de los sectores con mayor cantidad de mujeres. Según las cifras del Ministerio de Educación, cerca del 70% de los y las docentes son mujeres. Este contexto pone a las mujeres en un rol central en la formación, tanto como madres que acompañan y están intentando guiar académica y emocionalmente a sus hijos/as en casa, como también aquellas que trabajan a la distancia por seguir educando a sus alumnos/as.
Cuarto, surge el desafío que representa esta nueva “educación a distancia de emergencia” (Cobo, 2020), y que implica nuevas formas – tanto para las familias en lo referente a acompañar a sus hijos, como para los profesores y profesoras- de enseñar, formar y evaluar en tiempos de Covid-19. Los y las profesoras deben crear nuevas actividades, aprender y usar nuevas tecnologías así como incorporar herramientas de enseñanza que permitan que los estudiantes avancen en los conocimientos (considerando el contexto y ajustando expectativas) al mismo tiempo, y muy prioritariamente, resguardando el bienestar emocional de los niños y niñas.
Estos cuatro elementos hacen relevante visibilizar del rol de la mujer en el proceso educativo actual, con la intención de avanzar en estrategias y en medidas que propicien la conciliación vida laboral-familiar, considerando el aumento de carga que significa ejercer los roles de crianza, educación y trabajo doméstico en este contexto.
Ahora, ¿cuál es la forma de avanzar en una mejor conciliación de vida laboral y familiar? Hay que hacerse cargo de esta nueva realidad y generar orientaciones que fomenten la equidad de género de manera literal y clara por parte de los distintos actores que generan orientaciones: tanto para acompañar, como para enseñar.
Hoy tenemos una oportunidad, ya que la “educación a distancia de emergencia” no pretende ser un equivalente a la escuela (o no debiera pretender serlo). Este contexto nos permite aprender a través desde otras formas: desde las conversaciones, la vida cotidiana, labores domésticas, asumir y aprender de las responsabilidades, generar rutinas y ejercer nuevos roles.
Por eso, el llamado es a mirar esta nueva realidad con la conciencia del papel de diversas experiencias de mujeres en este contexto y tomarlo como una gran ocasión para avanzar decididamente en la flexibilizacion de los roles tradicionales y en la equidad de género. Tal y como lo muestra la evidencia internacional, en países como Suecia o Canadá; seguramente tendrá un impacto en el bienestar de las familias y especialmente en las mujeres.
Es necesario avanzar en nuevas dinámicas que favorezcan la colaboración y la corresponsabilidad de las labores domésticas, de crianza y educativas, propiciando mecanismos que vayan entendiendo estas labores desde un enfoque colectivo y social, y no desde la individualidad materna. Por qué es justo y por los enormes efectos positivos que estas prácticas trae a las sociedades que la aplican: mejora del bienestar subjetivo, aumento de la natalidad, estabilidad laboral, mejora de vínculos afectivos entre padre e hijos, entre tantos otros.
Comentarios
15 de mayo
Has olvidado incluir hogares monoparentales, hay un gran porcentaje de madres solteras en nuestro pais, jefas de hogar, trabajadoras….etc., no se si esta educación a distancia de emergencia, considera sus múltiples dificultades, las esta acompañando y apoyando.
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15 de mayo
Precisamente en ellas está inspirada la columna, tal como lo menciona el primer párrafo, el rol de la mujer como madre, cuidadora, tutora, profesora. Mujeres que ejercen los múltiples roles y la carga que ello implica.
Saludos!
15 de mayo
Interesante querida, sin duda la necesidad de visibilizar la labor de las mujeres hoy resurge en medio de una crisis sanitaria que reorganiza sistemicamente la ya sobrecargada vida de las mujeres, madres, trabajadoras.
Resulta aún más terrible ver como entre un mismo género se encegece la empatía desde madres apoderadas hacia madres educadoras. Triste, pero cierto.
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16 de mayo
Maca, es cierto, todos tenemos que avanzar en ver y concientizar este tema. Lo que les pasa a las mujeres también se produce por la necesidad de avanzar en un mundo hostil, que nos da poco espacio. Falta solidaridad de género, es cierto. Pero también hemos estado inmersas en un mundo que nos obliga a competir. Por ello es necesario avanzar a que este tema sea de responsabilidad social y colectiva, y eso incluye a hombres y mujeres. Abrazo!
17 de mayo
«La flexibilización de los roles tradicionales en la equidad de género» se viene dando hace unos años, lamentablemente la violencia intrafamiliar, se presenta en alza y esto también es un factor que impide en muchos casos, que esta «equidad» sea real y genuina en su esencia. Quizás para sumar como factor dentro de las próximas publicaciones. En verdad fue muy interesante.
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17 de mayo
Muchas gracias por comentar. La violencia de género y su impacto hoy, es un tema en si mismo. Claramente de mi interés para investigar. Ahora, lo que habría que preguntarse es si es causa o concecuencia de los roles tradicionales de género.
Miraré las cifras de países que han implementado buenas medidas de conciliación y cuánto ha influido en los índices de violencia.
Saludos!
17 de mayo
Gracias por comentar. La violencia de género es un tema en sí mismo. Ahora, es causa o consecuencia de los roles tradicionales de género? Yo creo que es mas bien consecuencia. Igualmente es interesante mirar lo que sucede en países que tienen políticas de equidad de género y la evolución de la violencia de género. Gran tema para una próxima publicación. Saludos!
17 de mayo
Muy buena columna. Precisa y contundente. Entrega datos pero se conecta con el sentir. Tema totalmente ausente de la política pública. Por su ausencia será un gran problema de salud mental en el futuro cercano.
Muy buen aporte.
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17 de mayo
Gracias Carmen Gloria por tu comentario. Claramente es un momento crítico para visibilizar estos (y otros temas relevantes) y pensar en políticas públicas que permitan tener una mejor calidad de vida. Este era un tema relevante antes del Covid, pero a raíz de éste, los efectos negativos de la escasa conciliación, tendrán como tú dices, impacto negativo en el bienestar de las familias y especialmente de las mujeres. Además de gatillar problemáticas complejas como por ejemplo el aumento de la violencia de género a raíz del confinamiento o cuarentena.
18 de mayo
Interesante artículo. Siento que cómo madres tenemos responsabilidad en la «flexibilización de los roles tradicionales». En contexto de cuarentena, tenemos una tremenda oportunidad de sensibilizar a nuestros hijos respecto de la equidad de género, educarlos y guiarlos hacia la corresponsabilidad de roles, en distintos contextos de la vida,no solo en el hogar.
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19 de mayo
Si Elisa, tenemos responsabilidad. Pero es necesario un conocimiento, sensibilización y responsabilización de estos temas a nivel social. Es importante generar y formalizar mecanismos formales que permitan que estos roles evolucionen. No podemos ser las únicas responsables de cambiar un sistema patriarcal que viene desde el Paleolítico. Esa responsabilidad no podemos ponerla sobre nuestros hombros. Por eso es relevante conocer, debatir, investigar y por parte de los cientistas sociales mostrar evidencia científica del impacto que tanto los roles tradicionales tienen en la sociedad como el impacto que tiene la flexibilización de éstos. Un abrazo.